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Fernando Llorente confirma que el próximo 30 de junio abandonará el club rojiblanco

El Athletic se le queda pequeño

El ariete niega discrepancias con el club en lo económico y acusa a la prensa de generar una opinión contraria a su persona, aunque al final reconoce que quiere «crecer deportivamente e intentar otras cosas, ya que aquí no he tenido la suerte de que salieran bien».

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Joseba VIVANCO

Se va, se marcha, se va, se marcha, se va, se marcha... por fin ayer, tras el entrenamiento matutino, Fernando Llorente dejó de marear la perdiz, habló ante la prensa, sentado y sin prisas, sereno, pero sin convencer del todo con sus argumentos. Habló y deshojó la margarita: se va y se marcha. No había otra. El secreto a voces ya tiene fecha de caducidad, como el yogur, el 30 de junio de 2013. Ese día, el delantero criado en Lezama y llamado a ser el Rey León de la manada será historia en el Athletic. Si para bien o para mal, lo dirá la propia historia, aunque si su dictado debe atenerse a las hemerotecas de los periódicos, puede que al de Rincón de Soto no le guste lo que lea dentro de unos lustros, porque precisamente a los medios informativos que siguen la actualidad rojiblanca culpó el `9' de casi todo lo sucedido, incluidos los silbidos en la misma Catedral en la que esos mismos fieles le bautizaron un 16 de enero de 2005.

«Cuando juego mi primer partido en San Mamés en Europa League y veo en lo que ha derivado esta situación, en ese momento me pongo triste por cómo han salido las cosas y tomo esa decisión», reveló el jugador. Era el pasado 2 de agosto, frente a los croatas del Slaven. Aquella noche, Llorente entró en el minuto 46 por Ibai Gómez, y los pitidos que recibió fueron acallados por aplausos. «Yo me siento querido por la mayor parte de la afición, aunque está claro que hay un sector que no me quiere, es clarísimo, y yo los respeto», añadió.

¿Entonces? Entonces lo dejó meridianamente claro cuando reconoció que después de «cuatro o cinco años con números muy buenos», de «llevar muchos años en la selección», de haber «conseguido ser campeón de Europa y del Mundo», y, como señaló, de haber «podido ver otras cosas», Llorente confesó que «al final uno también quiere crecer deportivamente, ya que aquí no he tenido la suerte de que salieran bien». Es decir, la pérdida de las dos finales la temporada pasada tuvo mucho que ver en su decisión.

El delantero -que dijo no sentirse chantajeado- negó que el desencuentro económico con el club sea la razón de su confirmada marcha. «Está claro que no es por una cuestión económica; la oferta que el Athletic me ha estado ofreciendo hasta el final ha sido irrechazable», quiso hacer ver, precisando que al tratarse de unas negociaciones largas en el tiempo, «yo dije desde un principio que no salga absolutamente nada, y no culpo al Athletic, pero son cosas que salen en los periódicos y no hacen bien a nadie. Es lo que me hace estar en situación incómoda en la que no quiero estar».

Llorente niega desavenencias insalvables con Ibaigane, pero, sin embargo, no aclara porqué no dio su visto bueno a la renovación antes de acudir a la Eurocopa, por qué no cerró su nuevo contrato antes de terminar la temporada. Lo que hizo fue escudarse en que a partir de ahí, de esas informaciones, la prensa se puso en su contra, «de todas las cosas que han salido, la mayoría mentiras; son cosas que a la gente le han ayudado a inclinar la balanza en contra mía y el resultado era que yo salía a jugar y yo era pitado», insistió. «El caso es que la prensa no ha ayudado en nada a mi renovación. Han generado ese mal ambiente conmigo en el campo y eso es lo que me invitó a no renovar», reiteró. «Habéis conseguido que parte de la afición quiera que me vaya», por si quedaba alguna duda. ¿A dónde se irá en junio? «Me preguntaréis, pero no os diré nada». A estas alturas, su futuro ya da igual.

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