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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Han perdido el oremus

Es un hecho; si una (o uno) se pone a escribir patochadas acaba por creérselas y empieza a ver alucinaciones. A algunos columnistas de la fachenda les empieza a suceder, que ya ven peligrosos rojos por todas partes. Si no, no se entiende la columna de Eduardo Arroyo en «Elsemanaldigital», en la que llama a «Resistir el marxismo cultural». Porque, no se lo pierdan, a juicio del abajofirmante «vivimos en plena hegemonía» del marxismo. Y servidora sin enterarse, oiga. Pero ese es el inicio, la cosa va más allá; lean, lean: «La penetración de estas ideas es tan profunda que incluso sus teóricos oponentes asumen sin discusión postulados y supuestos que, de entrada, anclan el debate posterior a ciertos puntos y cierran vías de exploración intelectual. El marxismo hoy se parece a un tóxico inyectado en el torrente sanguíneo que, pese a sus consecuencias letales a medio plazo, sigue sin drenarse de un organismo al que poco a poco resta la vida». Lo que a una le gustaría saber es qué tóxico le corren por las venas al autor de esta tesis.

Luego, Arroyo se lamenta porque «la defensa de los excesos del capitalismo, recae sobre sindicatos `de clase'. El fracaso generalizado de la incorporación capitalista de la mujer al mercado laboral, corresponde al feminismo parapolicial. Los `derechos' de las personas recaen así mismo en la exclusiva, cerrada y dogmática interpretación marxista de lo que deben ser las aspiraciones humanas: capacidad inapelable de decisión incluso sobre los mismos mecanismos establecidos por la naturaleza; aborto libre y gratuito, elección de sexo discrecional, minimización de la importancia de vínculos étnicos, históricos, culturales, etc. A este respecto, la `teoría de género' se extiende más y más como el más firme intento teórico de manipular la naturaleza humana y ponerla a los pies del puro arbitrio del individuo `emancipado'». Una parrafada para enmarcar. Y lo de feminismo parapolicial, de traca.

Después de leer lo anterior, es lógico que acabe con una arenga: «Es (...) urgente resistir a la dictadura agobiante del marxismo y demás ralea negando la mayor. No cobijándose en la lóbrega y así mismo fracasada covacha del liberalismo decimonónico, sino planteando sin miedo todas aquellas ideas que el hombre necesita para vivir la vida como debe ser vivida: es decir, con la vista fija en lo trascendente y organizando el mundo desde ahí». Definitivamente, han perdido el oremus.

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