GARA > Idatzia > Kultura

CRíTICA: «El capital»

La dictadura de mercado y la servidumbre política

p051_f01_115x97.jpg

MIkel INSAUSTI

El cine político, tal como se concebía en los años 60 de una forma casi militante, no tiene cabida en el desideologizado mundo actual. Me admira comprobar que el superviviente de aquella época Constantin Costa-Gavras sea capaz de ponerse al día, mediante una lectura muy lúcida y sarcástica de la coyuntura dominante, que no es otra que la del capital, y así reza el título de la película. La dictadura de mercado tiene secuestrados a los gobiernos, cuyos mandatarios son unos títeres controlados por la banca internacional. Lo gracioso es que esta idea le vino al cineasta de origen griego por las confesiones de un alcalde en las localizaciones de su anterior rodaje, cuando el edil admitía que la economía lo dirige todo y que ya los políticos no pueden hacer nada, salvo cambiar los nombres de las calles.

Los detractores de la película alegan que Constantin Costa-Gavras es poco sutil en su sátira del poder neoliberal que arrasa con todo, y les tengo que dar la razón con sumo gusto. Cuando el cineasta invierte los terminos del mito de Robin Hood para lanzar la proclama del capitalismo salvaje consistente en robar a los pobres para dar a los ricos, no se puede andar con rodeos y hace bien en ir directo al grano. En los tiempos que corren hay que llamarle al pan pan y al vino vino, o de lo contrario se corre el riesgo de perderse en eufemismos fuera de lugar. El mensaje de la película es claro y contundente, porque la única intención del viejo y comprometido autor es retratar a un gran cínico, un joven banquero cuya formación académica no es impedimento para que sus métodos sean los de un auténtico mafioso. Gad Elmaleh se hace con la dirección de una entidad financiera líder en el sector europeo, desde la que deberá mantener un pulso con el máximo representante del accionarado estadounidense, papel interpretado de forma caricaturesca y surrealista por el irlandés Gabriel Byrne. La causa que les enfrenta es la adquisición de un banco japonés a la baja, en una maniobra especulativa que conlleva despidos y medidas que demuestran un total desprecio por el elemento humano.

 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo