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«Confusión total» entre mensajes de intervención y diálogo en Azawad

La intervención militar en Azawad, el territorio tuareg del que el Gobierno de Mali ha perdido el control, está aprobada, pero su puesta en marcha se pierde en un mar de confusión. Los países de la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste aseguran que es inminente, la ONU la retrasa y, a la vez, avanza el diálogo con los grupos armados.

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Pablo RUIZ DE ARETXABALETA

Confusión total». Es la explícita descripción con la que el presidente de Chad, Idriss Deby, definía ayer la situación del conflicto en Azawad. El mes pasado los representantes de la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (Cedao) aprobaron enviar a Azawad 3.300 hombres durante un año pero pidieron el apoyo de otros países para mandar hasta 5.500 militares. «La fuerza está preparada. Cuando la ONU dé luz verde, el desplazamiento podrá comenzar de inmediato», afirma Kadre Désire Ouedraogo, presidente de la Comisión de la Cedao. «La intervención militar es indispensable y urgente», insistió ayer el dirigente de la Cedao y presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara. Y la propuso para el primer trimestre del año que viene. La Unión Africana ha dado su visto bueno y ha pedido que el Consejo de Seguridad la financie, pero aún falta el aval de la ONU. Ouattara pidió al Consejo que decida «si es posible en el mes de diciembre».

Poco después, el secretario general de la ONU encargado de las operaciones de mantenimiento de paz, Hervé Ladsous, daba por segura la intervención militar y añadía que «se tratará de una operación de guerra», pero advirtió de que «no podrá llevarse a cabo antes de setiembre-octubre de 2013» por el «avanzado estado de descomposición» del Ejército maliense, las condiciones meteorológicas y las negociaciones que se están llevando a cabo con los grupos armados.

El enviado de la ONU para el Oeste de África, Said Djinnit, era más prudente en noviembre, cuando dijo que «no puedo hablar de un plazo concreto para el desplazamiento de esta fuerza» y añadió que deben explorarse «todas las vías de diálogo para resolver el problema de forma pacífica», en línea con la postura que mantienen Estados Unidos y el propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Y es que aún subsisten muchas dudas sobre la intervención. Ni siquiera todos los países de la zona comparten la misma opinión. «No hay elección. Hay que intervenir», afirma el presidente de Níger, Mahamadu Issoufou. Asegura que también Nigeria, Burkina Faso, Senegal, Togo y Benin están dispuestos a aportar tropas. A la vez el Ejército de Mali «puede ser puesto rápidamente en situación de combatir», indica.

Más reticente se muestra Argelia, potencia regional y a la que los independentistas tuareg del MNLA (Movimiento Nacional de Liberación de Azawad) acusan de amparar a Ansar Dine, ligado a Al Qaeda y que se hizo con el control de Azawad tras la rebelión que expulsó al Ejército maliense, aplicando duramente la ley islámica. Argel afirma que cerrará sus fronteras en caso de que se lleve a cabo esta operación para evitar que los grupos armados puedan formar una retaguardia en su territorio. Los países que apoyan la intervención creen haber obtenido, si no el apoyo entusiasta de Argelia, al menos el acuerdo a la intervención militar.

El presidente burkinés, Blaise Compaore, prefiere dar prioridad al diálogo. Para el presidente de Níger, la intervención se hará por fases. «No hace falta desplazar toda la fuerza al mismo tiempo, no es una guerra clásica. Habrá operaciones especiales».

Apoyo «logístico» del Estado francés

Y en ese terreno puede producirse la intervención occidental. Los países europeos descartan una intervención directa de tropas pero aseguran que enviarán instructores para el Ejército maliense. El presidente francés, François Hollande, ha dejado claro que «Francia no intervendrá en ningún caso» en Mali.

Pero las expectativas de la Cedao son mayores que la oferta francesa. «Hemos pedido apoyo aéreo. Todos nuestros socios, entre ellos Francia, han prometido su apoyo. Los bombardeos aéreos dependerán de las dificultades sobre el terreno», precisó Kadre Desire Ouedraogo, presidente de la Comisión de la Cedao.

El ministro francés de Defensa, Jea-Yves Le Drian, descartó la posibilidad de bombardeos aéreos. También están sin definir el número preciso de soldados, su formación, los medios militares o la financiación.

El embajador francés ante la ONU, Gérard Araud, anunció que propondrá una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU para autorizar el envío de tropas a Mali «para preparar y entrenar» al Ejército maliense e «impulsar el proceso político», que espera sea aprobada «en cuestión de días».

Antes de aceptarla el propio Gobierno de Mali, quiere que la Cedao aclare el mando de la misma, ya que «nunca se ha dicho que otros que no sean Mali vayan a dirigir la fuerza». En cualquier caso, las autoridades de Mali la creen «urgente».

El analista Gilles Yabi, del International Crisis Group, no cree que una intervención sea posible antes del segundo semestre de 2013, y cree que volver a activar los restos del Ejército maliense -5.000 hombres mal equipados- llevará su tiempo, después de haber sido derrotado y tras la crisis que derivó en golpe de Estado en Bamako.

Acuerdo con el MNLA y Ansar Dine

Pero a la vez que suena la llamada a la guerra, el Gobierno de Mali, con la mediación de la ONU y la propia Cedao que quiere intervenir de inmediato, negocian en Burkina Faso con los islamistas de Ansar Dine y con el independentista MNLA. Tras la revuelta del MNLA, los islamistas los derrotaron, se hicieron con el poder en el territorio tuareg y aplicaron la sharia, incluyendo amputaciones y lapidaciones.

En un primer acuerdo, Gobierno y grupos armados se han comprometido al cese de hostilidades y a mantener la vía del diálogo «que incluya a las diferentes comunidades del norte de Mali». Según el ministro de Exteriores de Burkina Faso, Djibirl Bassolé, el acuerdo supone un compromiso con «la unidad nacional, la integridad territorial, la forma republicana y el secularismo religioso», una declaración sorprendente con un grupo que declaró la independencia de Azawad y otro que quiere imponer la sharia en el territorio, aspecto en el que hasta ahora se ha mostrado inflexible. Además, queda por saber el papel de los yihadistas de Aqmi (Al Qaeda) y Mujao, aliados de Ansar Dine.

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