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Ainhoa Etxaide Secretaria general de LAB

La unidad de acción sindical en Euskal Herria

Luchar por ir poniendo las bases de un nuevo modelo económico y social e ir avanzando hacia una verdadera alternativa, que en Euskal Herria no puede construirse de otra manera que no sea como Pueblo, es el reto al que nos enfrentamos hoy

Con motivo de la convocatoria de las dos últimas huelgas generales en Hego Euskal Herria, la del 26 de septiembre y la del 14 de noviembre, ha resurgido un tema recurrente: la unidad de acción sindical. En este tema, precisamente porque para nosotras y nosotros es muy importante, tenemos que ser claros y no podemos andarnos con rodeos. ¿Por qué tras la mal llamada transición democrática no ha sido posible una proceso consistente de unidad de acción sindical?

Para LAB hay razones fundamentales:

La dinámica de movilización social y sindical existente en el franquismo tenía dos objetivos fundamentales: la mejora sustancial de las condiciones de vida y de trabajo de las trabajadoras y trabajadores vascos, y el reconocimiento del derecho de autodeterminación de Euskal Herria.

Esta dinámica de movilización social y sindical fue reconducida tras la legalización de los partidos políticos y las organizaciones sindicales hacia un proceso de descentralización administrativa, por una parte, y de centralización del modelo de relaciones laborales y protección social, por otra.

De esta manera, el Estado se reservó, entre otras, las competencias plenas en materia de política económica y la legislación básica, así como las competencias en materia de empleo y protección social, y puso en manos de las organizaciones sindicales CCOO y UGT el modelo de participación institucional en régimen de exclusividad.

CCOO y UGT pasaron a monopolizar con carácter excluyente el modelo de relaciones laborales en España. Esta fue la premisa básica que necesitaban CCOO y UGT para articular a partir de ahí un modelo de diálogo y concertación social que ató de pies y manos a la clase trabajadora a través del compromiso de estas centrales sindicales de garantizar la paz social. Estamparon su firma en un pacto de Estado que supuso un beneplácito consensuado a una Reforma con mayúsculas de todo el modelo social, económico y político fatal para los intereses de trabajadoras y trabajadores. Las reivindicaciones de mejora de las condiciones de vida y trabajo fueron lentamente sacrificadas en el pacto social y la reivindicación del derecho de autodeterminación de las distintas naciones incluidas en el Estado fue sustituida por la defensa a ultranza de un mercado único español que tanto se parece a otros eslóganes franquistas.

CCOO y UGT hicieron su apuesta por el pacto social a costa de dilapidar los activos acumulados por el movimiento sindical vasco y español en los años de la dictadura. Y esta apuesta por el pacto social no ha cambiado hasta el momento.

Sin embargo, le pese a quien le pese, el marco constitucional y la contraprogramación autonomista como estrategia para impedir el derecho de autodeterminación de los pueblos ha fracasado. El conflicto político que se pretendió resolver con la imposición de un marco jurídico-político unilateral, unionista y excluyente no solo no está resuelto, sino que tiene más vitalidad que nunca.

La crisis económica ha acelerado los problemas y, tanto la distribución del poder en el marco territorial del Estado español, como el modelo de política económica seguido por el bipartidismo y los poderes financieros del Estado, están empobreciendo a la sociedad española y vasca, y privando a la sociedad vasca de instrumentos fundamentales para salir del agujero en que nos han metido.

Ante esta situación, no es hora de lamentar lo que está pasando ni de tomar decisiones que modifiquen lo accesorio para que lo fundamental siga en pie. Y lo decimos tanto en lo que hace referencia a solucionar, de una vez por todas, el conflicto político que enfrenta a los Pueblos del Estado con el poder central reconociendo el derecho de las mayorías políticas sociales y sindicales de dichos Pueblos a tomar sus propias decisiones, como al cambio radical de un modelo productivo injusto e insostenible, para lo que necesitamos disponer de instrumentos con capacidad propia de actuación. Solo en la fantasía de algunos existe la España única y el Mercado único.

La crisis económica al mismo tiempo ha acelerado la llamada crisis del sindicalismo. Es decir, hoy en día urge analizar la efectividad de nuestras propuestas y modos de trabajo de cara a convertir en verdadero sujeto político a la clase trabajadora y a aquellos sectores sociales que sufren de forma directa las consecuencias de este modelo económico y su deriva ultraliberal.

La sociedad vasca es cada vez mas permeable al discurso que deslegitima las funciones sociales del sindicalismo y su trayectoria histórica. Este colchón ideológico legitima en cierta forma el proceso de desmantelamiento de las pocas estructuras políticas existentes para controlar al capital y normativizar las relaciones entre clases sociales. Todo esto nos exige a los sindicatos una reflexión estructural. Hoy más que nunca es necesario defender de forma organizada y programática los intereses sociales y de clase y solo estrategias sindicales efectivas, combativas y con ambición a implementarse saldrán adelante en Euskal Herria. Es hora de actuar con responsabilidad.

Ante la crisis estructural del modelo productivo y de estado, todo el mundo está tomando posiciones: las toma el PP decretando, reformando la constitución y utilizando la legislación básica para ampliar el poder del aparato estatal; la toma el PSOE, utilizando el lenguaje para camuflar que en realidad la izquierda parlamentaria española no tiene proyecto de estado diferente al de la derecha; y lo hacen CCOO y UGT tratando de conseguir a toda costa un nuevo Pacto de Estado, tipo Pactos de la Moncloa, para refundar 35 años después un Estado que ha perdido toda razón de ser, si es que algún día la tuvo.

CCOO y UGT en Euskal Herria tienen, por tanto, un serio problema. Su proyecto de españolización a través del modelo de relaciones laborales, negociación colectiva y protección social es contraproducente para los intereses de las trabajadoras y trabajadores vascos. De sus acuerdos y desacuerdos pactados en Madrid solo nos vienen recortes y pérdida de derechos laborales y sociales.

Y, ante esta situación, CCOO y UGT en Euskal Herria tienen que optar. O apuestan por el ámbito vasco de decisión o apuestan por la centralización estatal y el pacto social. O apuestan por ser un sindicato vasco con plena capacidad de decisión o son correa de trasmisión de CCOO y UGT de España.

CCOO y UGT deben entender que no pueden alterar los acuerdos en Euskal Herria con otras mayorías fuera de nuestro ámbito. Todas y todos tenemos que tener el mismo punto de partida, jugar en la misma liga y con las mismas reglas de juego: priorizar el ámbito vasco de decisión y las decisiones democráticas de las mayorías políticas, sociales y sindicales vascas; blindar los acuerdos en el ámbito vasco y no concurrir a otros acuerdos ajenos a dicho ámbito.

Esta es la primera premisa imprescindible para establecer una base que nos permita avanzar en la unidad de acción sindical. Y la segunda es impulsar una estrategia sindical basada en un sindicalismo combativo y de contrapoder, en la exigencia de un cambio sustancial de la orientación de las políticas públicas vascas y la renuncia a un sindicalismo de acompañamiento que hace del diálogo social y los instrumentos de participación institucional un fin en sí mismo.

No estamos pidiendo algo que el sindicalismo vasco no haya hecho históricamente y nada en lo que CCOO y UGT no hayan incluso participado en otra época.

Luchar por ir poniendo las bases de un nuevo modelo económico y social e ir avanzando hacia una verdadera alternativa, que en Euskal Herria no puede construirse de otra manera que no sea como Pueblo, es el reto al que nos enfrentamos hoy. Una unidad de acción sindical con este propósito realmente beneficiaría al conjunto de las trabajadoras y trabajadores vascos. En este objetivo LAB tiene su mano tendida.

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