Un hombre de una treintena de años, identificado como Jémery Mattioni y que estaba en libertad bajo control judicial, falleció el viernes por la noche en Calvi tras recibir varios disparos mientras se encontraba en su coche en compañía de su hijo, que resultó levemente herido y ayer seguía hospitalizado. El ministro de Interior francés, Manuel Valls, ligó está muerte así como las 24 explosiones que se registraron en un intervalo de media hora -entre las 22.30 y las 23.00- en otras tantas viviendas situadas en distintos puntos de Córsica con la celebración ayer de la Fiesta Nacional Corsa.

Todas las viviendas afectadas se encontraban vacías en el momento de las explosiones. La mayoría de las casas sufrieron importantes daños, y cinco que comenzaban a construirse quedaron reducidas a escombros.

En mayo, otras 23 residencias fueron atacadas en una acción reivindicada por el Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC) para denunciar que la especulación inmobiliaria hace cada vez más difícil a los insulares residir en la isla. En una rueda de prensa en París, Valls advirtió que «quienes cometen crímenes o ponen bombas en las residencias deben saber que la determinación del Estado de terminar con estos actos criminales es total. Vamos a comenzar a acosar con todo el rigor a estas organizaciones».

«Córcega es Francia, es la República, y no dejaremos solos a los corsos», recalcó.