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Guillermo Vio Dominguez (*) Sopela Aurrera y ANV

Sopela no acepta la imposición

Emplazamos al PNV a corregir el grave error del Pleno y le volvemos a proponer sacar adelante de manera conjunta con Bildu una declaración institucional contra este chantaje

El pasado 15 de noviembre el Ayuntamiento de Sopela tuvo que poner la bandera española bajo amenaza, de la Delegación del Gobierno español primero y de los tribunales después, de inhabilitación y persecución judicial y policial contra la representación electa de los y las sopeloztarras.

Ante ello, un grupo de exelectos y electos del Ayuntamiento fuimos interpelados para dar pasos unitarios y superar el agotado esquema en el que unos pocos se enfrentan al Estado, mientras otros sectores que dicen compartir las mismas reivindicaciones permanecen expectantes. En ese esquema siempre gana el Estado.

Con esa idea, 42 concejales y exconcejales de distintas legislaturas del Ayuntamiento suscribimos un manifiesto en base a tres coincidencias y propusimos a los partidos políticos compartir una dinámica de acciones para denunciar esta imposición.

En primer lugar, coincidíamos en que esta amenaza-requerimiento se enmarca en una estrategia de constante provocación para condicionar e incluso torpedear un nuevo tiempo donde la paz total y la capacidad de libre decisión del conjunto de la ciudadanía vasca sean las bases para construir democráticamente el futuro. En segundo lugar, también coincidíamos en evitar el fin último de esta provocación, que era alterar selectivamente la representación institucional de Sopela y, por último, teníamos claro que había que dejar constan- cia oficial y social del rechazo mayoritario a la imposición de la bandera española. Ni vencen, ni convencen, solo imponen.

Con estas bases acordamos una moción que Bildu hizo suya y la presentó en el Pleno. Al PNV también se le invitó a hacer propuestas, pero no quiso participar. La moción pedía que el Ayuntamiento expresase la denuncia institucional de esta imposición, que se hiciese visible dicho rechazo mediante diferentes acciones (colocación de una pancarta con el lema «Sopelan Gureak. Inposaketarik ez» y que este lema figurase en los impresos municipales), que el Ayuntamiento se sumase a un acto el domingo 17 y, por último, en la medida que este no es un hecho exclusivo de Sopela, instábamos a los responsables nacionales de los partidos, sindicatos y diferentes agentes vascos a acordar posicionamientos y estrategias conjuntas que consigan el restablecimiento del respeto a los vecinos y vecinas vascas en cuanto al uso de banderas y simbología en general.

Para disgusto de todos y todas, además de los de PSE y PP, incomprensiblemente, los siete concejales del PNV también votaron en contra de esta moción y por tanto de rechazar la imposición de la bandera española. El PNV, junto con el PSE y el PP, dio su aprobación institucional a la colocación de la rojigualda sin que el Ayuntamiento de Sopela pueda denunciarlo de forma oficial.

El portavoz del PNV, J. Landaluze, intentó justificar su postura argumentando que habían sido informados sobre este tema hacía tan sólo una semana, que no les dejaron participar. No es cierto. Ya en junio representantes de Bildu propusieron al PNV organizar una reunión sobre este tema; propuesta que no obtuvo respuesta. En septiembre, fue Bildu de nuevo quien propuso al PNV organizar una reunión para el 4 de octubre. Sin embargo, el PNV decidió no tratar el asunto hasta que pasaran las elecciones autonómicas. La reunión, por lo tanto, tuvo que celebrarse después de los comicios.

El PNV ha preferido seguir otro camino y sumarse a quienes no respetan la voluntad de la mayoría de los y las sopeloztarras, con el único objetivo de desgastar a Bildu, aunque para ello tengan que votar en contra de lo que siente la mayoría de su propia base social y de Sopela.

Y por eso, porque la mayoría de las y los sopeloztarras no aceptamos la imposición, emplazamos al PNV a corregir el grave error del pleno y le volvemos a proponer sacar adelante de manera conjunta con Bildu una declaración institucional denunciando este chantaje y a acordar en torno a ella una serie de acciones públicas contra la imposición de la bandera española. Ha llegado la hora de responder a esta y a otras provocaciones como pueblo. El nuevo tiempo político así lo reclama. Emplazamos al PNV para que dé pasos concretos en esta dirección. Es hora de abandonar definitivamente poses sectarias que solo benefician a los enemigos de la paz y de los derechos de Euskal Herria.

(*) También firman este artículo Rufino Lopetegi, Jose Luis Bilbao, Mari Angeles Abad, Koldobika Llona, Juan Ignacio del Vigo, Juan Guillermo García de la Fuente... hasta 42 excargos y cargos electos del Ayuntamiento de Sopela de organizaciones de la izquierda abertzale, EA, Euskadiko Ezkerra, EB-IU, Berdeak, Alternatiba y Bildu

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