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asier reino | director de «haití, tierra de esperanza», nominado a los goya

«Haití se está dando cuenta de que le están tomando el pelo y que la solución es suya»

Nacido en Bilbo en 1973, Asier Reino ha retratado más de un centenar de países con su cámara. En 2004 llegó por primera vez a Haití y, pese a prometerse a que no regresaría, acabó volviendo. Lo hizo después del terremoto de 2010 que costó la vida a más de 300.000 personas. Y lo plasmó en el corto documental «Haití, tierra de esperanza», producido por La Comuna Vertical y nominado para los Goya.

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Alberto PRADILLA |

Asier Reino es un vasco en Madrid que ejerce como tal. Desde la capital del Estado español, este polifacético director ha proyectado sus trabajos, que le han llevado a recorrerse medio mundo, con la mochila a la espalda y la cámara en el hombro.

«Haití, tierra de esperanza» supone su primera nominación para los Goya. ¿Lo esperaba?

En ningún momento. Cuando hicimos el documental queríamos denunciar el drama que vive Haití, pero no solo por el terremoto. Por la forma en la que enfocamos esta cuestión pensábamos que no nos iba a hacer caso nadie. El ser nominados es un sueño, ni se nos hubiera ocurrido. Ganar es muy difícil. Porque hay unas productoras y unos cortos que están más dentro del sistema. Nosotros somos unos extraños. Además, hay trabajos muy buenos. Pero el sueño siempre está.

En la presentación del corto aseguró que en 2004 se comprometió a no regresar a Haití. ¿Una más de las casualidades de esta producción?

Al regresar a Haití me encontré con que tenía que cambiar mis prejuicios. No es verdad lo que pensaba, por lo menos en este momento, ya que la conclusión que saqué en 2004 la tengo muy clara. Como la de hoy en día. Creo que en muchísimas cosas están mejor. ¿En qué? En que han tomado conciencia como pueblo. Y eso es lo deben de hacer todos los países del mundo: tomar conciencia de que nadie les va a sacar y de la ayuda perversa de los que están fuera.

El terremoto se plantea como un catalizador. ¿Ha cambiado algo?

Poco o nada. (Michel) Martelly ganó por pucherazo y desde que está ahí no se han cumplido los acuerdos internacionales. Su gobierno es completamente inestable y una marioneta de EEUU. Mientras, los haitianos siguen viviendo en campamentos. ¿Qué ha cambiado? Que se han empoderado como pueblo. Y que Martelly no les va a tomar el pelo como han hecho otros presidentes. Dudo mucho que allí vaya a cambiar algo y que haya esperanzas, salvo que se produzca algo global, una revolución a la cubana o algo así. Lo que no va a haber es una dictadura descarada, cuando ya manejan a quien ha ganado de forma democrática, entre comillas.

¿Cuál es, entonces, la esperanza que menciona en su título?

Creo que es un símbolo de esperanza. Lo fue en 1800 cuando se independizaron del yugo esclavista y comenzaron a vivir sus experiencias, malogradas una y otra vez. Ahora, después del terremoto, el pueblo haitiano está tomando conciencia de si mismo. Existen síntomas, como las organizaciones sociales creadas por los propios haitianos. Si recorres los campamentos, donde hay miles de ONGs, ves cómo los haitianos están organizados y te ponen a caldo a todas ellas. Era curioso. Hay reflexiones contra de los gobiernos extranjeros, contra las ONGs que están allí y están dándose cuenta de que la solución es suya, de que les están tomando el pelo. Esto en 2004 era impensable.

Tiene una visión crítica de las ONGs. ¿Son un parche?

No es que sea un parche, sino un cómplice del sistema criminal que está montado. Primero les quitas por un lado y luego les das miguitas por el otro. La gran mayoría tiene estas dudas, aunque no son cómplices necesarios o, al menos, voluntarios.

 

«No recupero el dinero ni ganando el Oscar»

La denuncia social siempre ha acompañado al género documental. En un momento de crisis estructural y empobrecimiento generalizado, ¿el documental está en auge como método de crítica?

No voy a decir que hoy es más difícil que nunca, pero alguien que se mete a esto sabe que dinero no va a ganar. Sabe, casi al 100%, que lo va a perder. Nos metimos a esto sabiendo que, aunque nos dieran el Goya, e incluso el Oscar, no íbamos a recuperar el dinero. Que las televisiones te lo programen es un lujazo; no hay subvenciones... ¿De dónde vas a sacar el dinero? Financiadores privados, tampoco y más si estás denunciando algo que es políticamente incorrecto. ¿Que es una forma de denuncia? ¡Por supuesto! Y espero que lo siga siendo. Siempre hay gente dispuesta a dejarse lo poco que gana en otro sitio para invertirlo en esto y estar orgulloso. A esta pequeña productora, este documental le ha costado mucho dinero y en ningún momento ha pensado en recuperarlo. Pero lo que tenemos es un orgullo brutal. Y lo hemos conseguido a costa del dinero que ganamos en cuestiones comerciales, de no cobrar... Siempre ha habido gente que se deja la piel por hacer una denuncia en esta fórmula, que son los documentales. Lo que no sé es si alguna vez se ganó dinero. Que cuatro lo han hecho, seguro. Pero me gustaría ver las cuentas hasta de Michael Moore. Y eso que está en la élite. El documental es un género muy complicado.

Son muchos los vascos que recorren mundo con una cámara y aportan una visión crítica. ¿Es marca de Euskal Herria?

Somos un pueblo que ha luchado mucho. Mucha gente está metida en movimientos sociales y siempre habrá quien su forma de protestar o de denunciar sea con una cámara. Si pegas una patada en Euskadi encuentras un revolucionario. Y si pegas dos, encuentras que tiene una cámara. A. PRADILLA

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