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los leones se llevaron tres valiosos puntos en un trabajado pero anodino partido

Esta vez no pusieron la otra mejilla

No jugaron bien los rojiblancos, apenas crearon ocasiones de peligro, se replegaron en exceso en la segunda mitad, pero acertaron a adelantarse en el marcador con gol de Aduriz y dejar su portería a cero gracias a la buena labor defensiva liderada por un gran Ekiza.

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ATHLETIC 1

CELTA 0

Joseba VIVANCO

Decía el legendario y arrogante técnico inglés Brian Clough que «por tres puntos le pegaría un tiro a mi abuela». Y en la gélida tarde de ayer en San Mamés, el Athletic tenía ante sí uno de esos partidos, de tres puntos, en los que solo vale ganar, sea por lo civil o por lo militar, sea por tierra, mar o aire, sea de penalti injusto y en el último minuto si fuera necesario. Y a fe que lo fue, al menos por la angustia de la grada debido a lo corto del marcador y por los antecedentes negativos que este Athletic acumulaba. Resumió Marcelo Bielsa el choque europeo del jueves pasado como «anodino y apagado»; ayer, cabría añadirle lo de sufrido.

Es verdad que los tres puntos se antojaban vitales. No es menos cierto que ayer salió cara, a diferencia de lo sucedido dos semanas atrás ante el Depor o en tantos y tantos encuentros esta campaña. Como es igualmente evidente que entre la afición rojiblanca comenzaba a cundir ya el hastío por tanto juego de salón sin resultado y que era hora de ser más «mezquinos», que diría Marcelo, y llevarse el gato al agua con apenas un remate a puerta. Hasta ahí, ni un pero.

Sin embargo, lo de este equipo es de diván y nadie duda de que el Loco echará mano de su puntero láser esta semana para señalar a más de uno o a todos en general. Porque uno ya no sabe a qué carta quedarse con este equipo. Si hacerlo con la buena imagen que dio ante el Sevilla, o la que mostraba superioridad ante el rival como contra el Deportivo, o con los valientes veinte minutos frente al Barcelona o con el espectro de ayer, donde solo dio la talla una defensa diana de las críticas y salvó dos puntos un Gorka Iraizoz que respondió a los `raulistas'.

No hay manera de que este equipo ofrezca una cara reconocible, no hay manera de que los brotes verdes que de repente deja entrever se consoliden y no los cercene el jabalí o el corzo de turno, no hay manera de que, incluso de forma individual, los jugadores demuestren una regularidad al alza, que se atisbe ese momento óptimo de forma que tanto se anhela. No hay manera de analizar con objetividad a este Athletic que sale malparado cuando juega bien, que como ayer gana cuando juega... bien poco. O que hace lo uno y lo otro, como en el Bernabéu o el Campo Nou. No hay manera.

Bielsa señaló, tras la victoria, los objetivos de los suyos para lo que resta de temporada y, sin aludir a lugares nobles o no tanto en la clasificación, apuntó a la necesidad de ganar aquellos partidos en que así lo merezcan. Ayer, según valoró, fue un triunfo merecido, pero, añadió a continuación, «apenas justo».

Achacó el arrinconamiento defensivo de los leones durante la segunda mitad a la disposición de hasta cinco atacantes en el Celta, pero también al recuerdo de ejemplos precedentes con marcadores apretados en los que se les había terminado escapando la victoria. Lo que ocurre es que esa inercia al encastillamiento atrás les sucede a equipos que se muestran nerviosos sobre el césped, indecisos, titubeantes. Pero este Athletic no da muestra de esas preocupantes cualidades: nadie rehúsa el balón ni deja de reclamarlo, nadie deja de ser solidario con el de al lado, nadie regala un pelotazo, ningún jugador evita una triangulación en una baldosa o se permite una filigrana. Y aun así, el equipo no consigue sostener su dominio durante el trayecto del encuentro; al contrario, es como si prefiera sufrir, trabajar duro, muy duro como ayer, y hacer sufrir a sus fieles tanto que el último ¡uy! que exclamó la grada de San Mamés en el minuto 94, al trallazo del danés Khron-Delhi, sintetizó todo eso.

Sufrida segunda mitad

Salió apretando el Celta de inicio y a los rojiblancos les costó meterse en el partido, tanto que las sensaciones que transmitían no eran las idóneas. Sin facilidad para hacer circular la pelota más allá de su campo, sin líneas claras de pase hacia arriba, con Herrera sin seda en su bota para ese último balón al compañero. Se notaba la precariedad de la otrora incisiva banda derecha, la ausencia de un Iraola que cada partido es el rojiblanco que más pases da por partido; ayer, Ramalho fue el quinto. No había bandas. No había referencias

Así que fue Aduriz el que, solidario como él solo, facilitó esa labor dejándose caer una y otra vez hasta la medular para recibir, siempre solo, girarse y hacer progresar al equipo. Pero ni aun así pisaba área el Athletic, mientras los gallegos disparaban hasta tres veces a puerta en apenas cuatro minutos, con un chut a la media vuelta de Augusto y un peligroso libre directo lanzado por Iago Aspas, tras error en la zaga de Amorebieta. Hasta el minuto 23 no conectó Ibai el primer lanzamiento, desviado. Desde luego no era un partido con el que conseguir que el bebé frente al televisor te coma toda la papilla sin enterarse.

Le faltaba tanta sal al choque que la fantástica afición viguesa ubicada en el fondo sur no tuvo reparo, como antes y durante el partido, de incluso proferir cánticos favorales al Athletic, entonar un «ni Barça, ni Madrid, Celta y Athletic», o soltarse con el consabido «ari, ari, ari, Toquero Lehendakari» o el hit parade de la temporada: «¿Y Llorente qué?

Los intentos del Athletic se limitaban a algunos balones al área pero sin destinatario, hasta que en uno de ellos, aislado como todos, Ibai la puso desde la banda como solo él sabe y. en la única ocasión en que un rojiblanco se adelantó a la defensa visitante, Aduriz remachó de cabeza en las narices de Javi Varas.

Noveno tanto del donostiarra, con lo que iguala su mejor temporada en el Athletic (9 en 34 partidos en la 2006-07). Es más, en los últimos 45 años sólo cuatro leones han llegado a 9 goles en la décimoquinta jornada: Ziganda, Urzaiz, Llorente y ahora el propio Aritz. Gran Aduriz.

El partido llegaba a la media hora de juego y de ahí a enfilar los vestuarios, los locales insistieron en sus infructuosos centros al área, el Celta no volvió a dar señales de vida arriba, y Ramalho mandaba un zapatazo lejano que le hizo olvidar las imprecisiones iniciales y le metió de lleno en el choque, hasta completar un muy aceptable rendimiento, solo superado por un pletórico e imperial Ekiza.

Salió el Athletic en la reanudación con chispa, con buenas sensaciones, pero pronto se esfumaron. Con el paso de los minutos los rojiblancos fueron replegándose en su área, dejando la iniciativa a un Celta que con De Lucas desde el minuto 60 ganó muchos enteros arriba, metiendo tantos leones atrás que en las buenas contras que montaban apenas sí llegaban arriba con dos o tres jugadores.

Amagaba el Celta, pero no ahogaba. Cabeceó, en otra jugada aislada, Amorebieta, y la sacó un defensor bajo palos; dos minutos después, malgasta un buen contragolpe liderado por San José, y en la vuelta Iraizoz salva un decisivo mano a mano con De Lucas. No acertó el Athletic a terminar algunas buenas contras, Aduriz se agotó, Herrera -con buenos apuntes ayer- e Ibai se gustan a veces tanto que exasperan a la grada, un cabezazo de Oubiña se fue por un ¡uy!, otro libre directo lo desperdició De Lucas y el último ¡re-uy! de Krohn-Delhi en el 94 hizo temblar el 1-0. Al final, un par de disparos a puerta, un gol. Para variar. Tres puntos de oro ganados «justito», porque esta vez no pusieron la otra mejilla.

 

«El resultado fue muy sufrido, muy trabajado y apenas justo»

El entrenador rojiblanco, Marcelo Bielsa, consideró el triunfo «muy sufrido, muy trabajado y apenas justo». En un análisis más detallado, el rosarino explicó que «el partido no lo empezamos bien y aunque tuvimos la pelota nos costó armar ataques». Después, en la segunda mitad, «hicimos concesiones que quizás tengan que ver con que el resultado era estrecho y que el rival puso cinco jugadores de perfil ofensivo. Con los antecedentes que teníamos de no poder conservar ventajas quizás extremamos el retroceso en campo propio», ha explicado Bielsa. Acerca de las aportaciones del canterano Jonas Ramalho en el lateral

derecho y de Mikel San José, sustituto del sancionado Ander Iturraspe como medio de contención, el técnico resaltó que que ambos tuvieron «aportes de peso» a pesar de que el «ataque tan masivo» del Celta en la segunda parte provocó «algunos desacoples». El técnico dijo que

«Ramalho tuvo un comienzo neutro, pero con el correr del partido atacó bien y defendió bien, sobre todo cuando jugó cerrado. San José estuvo bien en tres cuartas partes del partido, ordenado y criterioso».

Bielsa, por último, apuntó que tras esta victoria los objetivos siguen siendo «ganar los partidos que merecemos, abreviar las distancias con los equipos que son mejores e imponer diferencias con los equipos inferiores». A su juicio, «si conseguimos eso, la progresión se irá dando naturalmente».

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