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crisis política en el egipto post-mubarak

La oposición saldrá a la calle contra el referéndum sin fijar si lo boicoteará

La oposición egipcia rechaza el referéndum constitucional que Mohamed Morsi mantiene para el sábado. Sin embargo, todavía no define si llamará al boicot a las urnas o si plantará batalla por el «no». La pelea, por ahora, sigue en la calle. Mañana se han convocado dos marchas: una de detractores del presidente y otra de los Hermanos Musulmanes.

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Alberto PRADILLA | EL CAIRO

La oposición egipcia rechaza el referéndum constitucional y seguirá en la calle. Sin embargo, no aclara si boicoteará la cita con las urnas, prevista para el sábado, o si, por el contrario, llamará a votar en contra. Este era ayer uno de los principales debates en las inmediaciones del palacio presidencial, donde se vivió una nueva jornada de protestas aunque con menos participación que en ocasiones anteriores. Por el momento, el Frente Nacional de Salvación, liderado, entre otros, por el premio Nobel de la Paz, Mohamed Al Baradei, ha llamado a una nueva manifestación para mañana martes. Ese día también se movilizarán los Hermanos Musulmanes, que han convocado una marcha para defender la «legitimidad» del proceso constitucional. La crisis política egipcia se enquista mientras que se acerca la fecha clave: las votaciones están previstas para el sábado y el presidente, Mohamed Morsi, no está dispuesto a dar marcha atrás.

«El problema está en que, si acudimos a las urnas, aunque sea para oponernos, estamos legitimando un proceso corrupto», afirmaba, a última hora de la tarde, Toher Camel. Vestido de impecable traje y corbata, este hombre de negocios y miembro del Partido Liberal, mostraba sus dudas frente a la tienda de campaña instalada en uno de los pequeños jardines frente al palacio presidencial. Colocaron sus lonas el martes, fueron expulsados el miércoles tras la marcha de los Hermanos Musulmanes y regresaron el viernes. «Si los líderes de nuestras formaciones deciden que hay que boicotear el referéndum nos quedaremos aquí de forma indefinida», vaticinaba. «En caso contrario, si consideran que hay que votar, desmontaremos rápido el campamento para trabajar en la campaña», aseveraba.

El debate sobre el sábado

La heterogeneidad de quienes participan en las marchas frente a la sede del gobierno, convertida ya definitivamente en un Tahrir II, no permite hacerse una idea clara sobre qué ocurrirá el sábado. Se escuchan voces que abogan por obtener una victoria en las urnas que fuerce a Morsi a rehacer el proceso constitucional y llamar a votar por una nueva asamblea en los próximos 100 días, tal y como prometió en su declaración del sábado. Estos consideran que Morsi obtuvo el poder por un 51%, por lo que creen que sus últimas decisiones podrían dar una oportunidad a sus detractores. Otros ya han subido el tono y se centran en exigir la marcha del presidente. Ahmad Aasi, miembro del Movimiento 6 de Abril, una de las principales plataformas originadas durante la revolución contra Hosni Mubarak, prometía que no se marcharía del palació «hasta que Morsi deje el cargo». Algunas de las pancartas que cuelgan en el nuevo epicentro de la protesta siguen su misma línea. «Morsi debes irte. El juego ha terminado», es uno de los eslóganes más repetidos.

Sin embargo, llamar al boicot a las urnas en un país donde todavía está muy reciente el recuerdo del régimen de Mubarak es una estrategia que no todos comparten. Mohamed, activista de la izquierda revolucionaria, aseguraba que el país «no está preparado» para un órdago de estas características. La cuenta atrás ya está en marcha y, por el momento, nadie se atreve a decir cuál será la posición definitiva de los detractores de Morsi. Habrá que ver si liberales, izquierdistas e incluso miembros del antiguo régimen que convergen en el rechazo a la hoja de ruta de los islamistas confluyen también a la hora de diseñar una estrategia.

Dos marchas opuestas

El próximo movimiento será tomar las calles. Mañana se ha convocado una nueva gran marcha. También los Hermanos Musulmanes realizarán su propia convocatoria. Hasta el momento, salvo el miércoles, las protestas de ambos bloques se celebraban en lugares separados y un nuevo cara a cara podría desembocar en otra confrontación abierta. En realidad, todos los días tiene lugar algún tipo de acto. Los opositores se han marcado como objetivo mantener la tensión en las cercanías del palacio presidencial. Ahora, este se encuentra cercado por la Guardia Republicana, que mantiene los tanques en los accesos. Sin embargo, quienes controlan a los que se acercan al interior del perímetro son voluntarios que pretenden evitar la «infiltración» de algún oponente.

En medio del conflicto enquistado, ayer se hizo pública una fuerte subida de impuestos en productos y servicios como el tabaco, la cerveza, los refrescos, las tarifas eléctricas, la concesión de licencias, la publicidad y los inmuebles. Esta medida fue pactada entre el Gobierno egipcio y el FMI durante la reunión mantenida hace semanas para la concesión de un nuevo crédito. La decisión tendrá un especial impacto en unas clases populares que, pese al proceso político, no han visto mejorar sus condiciones de vida. «Es increíble que haya aceptado imponer esto precisamente ahora, a menos de una semana del reférendum», reflexionaba un activista. El paquete impuesto por el FMI no le llega a Morsi en el mejor momento.

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