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Julián Zapiain Alonso | Consejero representante impositores Biltzen-Kutxa

Kutxabank, más allá de la publicidad

Tras una reunión en la Gran Vía bilbaina de no más de una hora, según dijeron los participantes, los por entonces presidentes de las tres cajas del tercio autonómico, Fernández, Iturbe y Zapatero, decidieron acogerse a la formulación SIP (Sistema Institucional de Protección) que la Ley de cajas española (RDL 11/2010 de 9 de julio) planteaba para conseguir «solvencia». No parece que se analizaran las implicaciones de tamaña opción, aunque fuera a costa de la propia esencia, en enfoque de negocio, estructura societaria y dependencia administrativa, de las entidades.

El esquema se basaba en la completa cesión de toda la estructura y negocio financiero de las tres cajas a un banco. Ahí estaba «BBK Bank, SAU», propiedad 100% de BBK, adelante pues. El contrato de integración se redactó, lo entregado se cuantificó, se valoró en términos relativos la aportación de cada cual y ello llevó a unos pesos de 57-32-11 en participaciones accionariales de KutxaBank SA (KB). (Nombre desde 1 de enero de 2012 del banco receptor).

Detrás quedó la obra social respectiva (OBS), en el marco de unas «fundaciones» que realizan su actividad financiera, de momento, de manera indirecta a través de KB. Los plazos para perder la posición mayoritaria en KB se van a dilatar pero, bien mediante venta o bien mediante ampliación de capital, la participación se irá diluyendo hasta ser minoritaria conforme a los designios de quién ahora gobierna las entidades, el Ministerio de Economía del Gobierno de España. Es lo que implicó lo decidido en aquella intensa hora en Gran Vía.

Y no acaba aquí el expolio. Las fundaciones van a tener apellido, serán «especiales» o «bancarias». Con ello se obvia el régimen competencial de la Comunidad Autónoma. Es lo que tiene intentar jugar en el campo y con las reglas de un tahúr.

Aquí y ahora, tiempo habrá para ello en otras colaboraciones, quiero mencionar uno de los aspectos de todo este desbarajuste, el de la cartera de participaciones societarias de KB dirigida por Alicia Vivanco, proveniente, como la totalidad de cargos de KB salvo el de comunicación, de BBK.

El mensaje que se transmite es la «necesidad» de «reorientación», de «desinversión» (venta), de ser un área de negocio penalizada por las normas de calificación de los distintos tipos de recursos (Basilea III), vamos una rémora, nos empujan a vender. La verdad radica en intentar la obtención de liquidez y de plusvalías (valor de venta superior al de balance), para proporcionar una imagen de entidad eficiente y solvente merced al lustre de sus coeficientes (ratings). Pues el negocio que se persigue es otro, el de los mercados en la sombra (shadow banking), el de la especulación con productos derivados. Dimensión y recursos se precisan para ello.

Ejemplo de ello lo sucedido con Kutxa en relación a su participación en CAF y las cuentas del ejercicio 2011. Kutxa poseía una participación en la citada empresa algo superior al 20%. Ello hizo que en julio de 2011 ingresara en concepto de dividendos más de siete millones doscientos mil euros. Llegaba el cierre de ejercicio y había que proporcionar una imagen positiva de la Entidad. Con los resultados de 2011 se iba a la «fusión fría».

La desviación de pérdidas a cuenta de patrimonio (detectada por la auditora PwC) no era suficiente. Vender, pues. El 29 de diciembre de 2011, la dirección de Kutxa, vende el 1% de su participación en CAF logrando más de trece millones de euros y rebajando su participación al 19,06% actual. Resultado del ejercicio diez millones y medio de «ganancias». Protagonistas los mismos que, mediante el sainete verbenero del 21 de noviembre, persisten en usufructuar unos cargos que les vienen muy, pero que muy grandes. De todos modos, no son ellos quienes pilotan KB. Estos solo persiguen captar rentas como ejemplo paradigmático de «políticos extractivos» que son. Ahora es KB quien posee todo, ellos están en el Consejo de Administración de CAF y en tantos otros. KB controla hoy el 5,5% de Iberdrola, el 5% de Enagás, el 19,06% de CAF, el 6% de NH, el 14% de Petronor, el 5% de CLH, el 24% de Ingeteam, el 9,14 % de Natra, el 3% de Zeltia... y el 100% de «BBK Cajasur SAU». Su participación en Euskaltel es del 49,99% tras haber vendido a los fondos «buitre» Trilantic e Investindustrial el 17,74%, mientras que en Ibermática disponen del 48%, al haber vendido un 4% a la Once. (Había que bajar del 50% para evitar que los resultados de las participadas «contaminaran» el balance de KB).

No se van a vender «inversiones estratégicas», dice el Team-Fernández, ¿y cuáles son? Iberdrola, Enagás, Petronor... han sido mencionadas. ¿Y las que provienen de la extinta Kutxa? A la espera. De momento KutxaBank ha cobrado el dividendo correspondiente al ejercicio de 2011 de CAF, casi siete millones de euros en julio de este año. Pero... la entidad es el fin en sí mismo, y a ello deben supeditarse políticas y prioridades. Nada de analizar posibles sinergias positivas entre distintas participadas, nada de coordinar prioridades de país y políticas crediticias al efecto. Su marco es el Reino de España.

El 3 de diciembre de este año, el Consejo de Administración de KB decidió suscribir una ampliación de capital de su participada la extinta caja cordobesa cajasur. Ahora es «BBK Cajasur SAU» y la «U» se refiere a accionista único, es decir KB. Doscientos millones de euros han sido librados por KB para dotar de solvencia a la participada. Kutxa 54, Vital 22 y el resto BBK. De verdad, ¿es esto lo prioritario?

El dislate no acaba aquí. Se ha sabido que Kutxabank SA también va a participar en el engendro SAREB, esa inmobiliaria cutre («banco malo», dicen) que va a hacerse cargo del préstamo promotor, del préstamo constructor y del préstamo comprador que, ligado a las aventuras especulativas inmobiliarias, «lastra» el balance de las entidades financieras españolas. Yo pensaba que con los Inverlur y Neinor ya teníamos bastante pero, como en otros temas, debo estar equivocado. Cien millones de euros para el invento, como si no hubiera por estos lares nada por lo que apostar.

Viendo lo que está aconteciendo, no se entiende en absoluto lo que está sucediendo en la participada CAF. Una empresa con una cartera de pedidos consolidada de más de cinco mil millones de euros, con unos resultados a septiembre de 2012 que proyectan unas ganancias superiores a los ciento veinte millones de euros tras impuestos, que ha repartido unos dividendos, en julio de este año, de 10,5 euros por acción (más 36 millones de euros), plantea un ERE temporal de suspensión de empleo para 892 de sus trabajadores, lo que implicaría unos «ahorros» de 2,5 millones de euros. Oiga, solo la pérdida de imagen que esta medida patronal implica afecta al valor efectivo de la empresa cantidades que multiplican exponencialmente esa cantidad. ¿Cómo es posible tamaña aberración? ¿Dónde está la defensa del valor de la acción por parte de los consejeros nombrados por los mayoritarios Cartera Social SA y Kutxabank SA?

Solo en el marco de la suposición, ¿es posible que ya haya comprador de un paquete accionarial significativo, y que a este solo le preocupe la capacidad de reivindicación de secciones y comité de empresa? Se habla de un abanico de precio en la OPA entre 450 y 490 euros por titulo, KB posee más de 653.000. No da mal importe, no. Pero hablo en hipótesis.

Cartera Social SA debe preservar junto con Kutxa, reivindicando su autonomía de actuación en su entorno inmediato, la importancia de un plan industrial radicado en nuestro país, nada de deslocalizaciones, cuando además este tipo de políticas están siendo cuestionadas desde la sala de mandos de la economía real mundial. Copio literalmente de prensa especializada: «La producción manufacturera estadounidense ha aumentado durante este año. Tras décadas de deslocalización, algunas empresas están volviendo a su territorio nativo. «The Atlantic» celebra la vuelta de General Motors. Foxconn, principal abastecedor de las empresas tecnológicas, anuncia una mayor inversión en territorio estadounidense, recoge «Bloomberg». Mientras que el «New York Times» se hace eco de las declaraciones del CEO de Apple, Tim Cook: «una de las líneas de Mac será fabricada íntegramente en Estados Unidos».

Es lo que hay. Tenemos nuestra viabilidad como sociedad en juego, no podemos dejarlo en manos de trileros del casino global, aunque radiquen en Gran Vía.

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