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La derecha arrasa en las urnas y recupera el poder en Japón tras un breve paréntesis

El derechista y pronuclear Partido Liberal Conservador arrasó ayer en las elecciones generales en Japón al lograr la mayoría absoluta tras un paréntesis de poco más de tres años de legislatura de Partido Democrático, que sufrió un duro varapalo y cuyo presidente, el primer ministro, Yoshihiko Noda, presentó su dimisión como líder de la formación. «Más que una victoria, esto es un `no' al PD por sus tres años y tres meses de Gobierno», admitió Shinzo Abe.

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GARA | TOKIO

La vieja guardia política de Japón, el Partido Liberal Demócrata (PLD), regresa con fuerza al poder tras hacerse con la mayoría absoluta en la Cámara Baja del Parlamento y recuperar el Gobierno para relanzar una economía en recesión y hacer frente a China. A falta de que hoy se difundan los datos definitivos, el recuento provisional daba al PLD entre 275 y 310 de los 480 escaños en juego en estas elecciones -ahora tenía 118-, mientras que al derrotado Partido Demócrata (PD), del primer ministro, Yoshihiko Noda, otorgaba apenas medio centenar de diputados (entre 55 y 77) frente a los 308 que logró en los anteriores comicios de 2009.

Decepcionados por tres años y tres meses de gestión del centro-izquierda, los japoneses se han volcado con el PLD de Shinzo Abe, ex primer ministro y probable próximo jefe de Gobierno, que defiende la energía nuclear a pesar de la tragedia de Fukushima y se ha comprometido a estudiar en los próximos tres años si el país abandona o no la energía atómica.

El resultado de ayer supone que el PLD, aliado con su tradicional socio Nuevo Komeito, controlará previsiblemente una «supermayoría» de más de dos tercios del Hemiciclo, algo que le permitiría, por ejemplo, aprobar cambios en la Constitución sin el apoyo de otros partidos.

Y es que entre sus planes está el potenciar el rol de las Fuerzas de Autodefensa (Ejército), lo que requiere enmendar el Artículo 9 de la Constitución pacifista de Japón. Esta medida persigue garantizar la integridad del territorio nipón, tal como ha recalcado Abe, en un momento en que se ha recrudecido la disputa soberanista con China por las islas Senkaku/Diaoyu.

Conocido como un «halcón» en materia de seguridad y, aunque durante su corto Gobierno (2006-2007) logró mejorar las relaciones con Pekín, ahora algunos temen que su retorno al poder eleve la tensión y empañe aún más los lazos con el gigante china, primer socio comercial de un Japón muy necesitado de mantener las exportaciones.

Ayer mismo, Abe reiteró que el archipiélago en disputa pertenece a Japón. «China niega que sea una parte inherente del territorio japonés y nuestro objetivo es poner fin a esta afirmación», sostuvo.

El PDL gobernó casi ininterrumpidamente Japón entre 1955 y 2009, hasta que hace tres años las urnas lo expulsaron del poder en lo que prometía ser un acontecimiento histórico que apenas ha durado 40 meses.

Casi nadie duda de que su victoria responde más a la desilusión con el PD que al entusiasmo hacia la formación de derecha, la misma que entre 1950 y 1980 convirtió a Japón en la segunda economía mundial -título que le fue arrebatado por China en 2010-, pero cuyo rumbo fue incapaz de enderezar tras el estallido de la «burbuja», recordó Efe.

Abe asegura que el partido ha aprendido de sus errores, pero sus detractores auguran la vuelta del país a viejos hábitos como el clientelismo y un entramado empresarial demasiado ligado a las élites del poder.

El propio Abe admitió tras conocer su aplastante victoria que «más que una victoria, esto es un `no' al PD por sus tres años y tres meses de Gobierno. El pueblo nos va a calificar a partir de ahora, tenemos que demostrar que hemos cambiado».

Su mandato terminó con su dimisión alegando motivos de salud, aunque como trasfondo tuvo un reguero de escándalos de corrupción entre sus ministros y un varapalo electoral en las elecciones al Senado de 2007.

Dimisión de Noda

Poco después de conocer su hundimiento en las urnas, el primer ministro y presidente del PD, Yoshihiko Noda, asumía su responsabilidad y anunciaba su dimisión al frente del PD para «restaurar la confianza del pueblo en el partido», que tiene previsto elegir a su nuevo líder antes de que finalice el año.

Aunque su partido fue el primero en desbancar al PDL con una batería de propuestas que prometían remodelar un país anquilosado por el peso de la burocracia y medio siglo de dominio de la derecha, los escasos cambios materializados acabaron rápido con su popularidad.

Como tercera fuerza se alzó el Partido para la Restauración de Japón del octogenario Shintaro Ishihara, exgobernador de Tokio y acérrimo anticomunista, que con su discurso nacionalista se ha hecho con más de medio centenar de escaños, según NHK.

participación

La participación en las elecciones legislativas de ayer no llegó al 60% (59,52%), según estimaciones de la agencia Kyodo, frente al récord de casi el 70% registrado en los comicios generales de 2009, que dieron la victoria al ahora derrotado PD.

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