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Raimundo Fitero

Ex juez

 

El presentador Jordi Évole ha despedido temporada con muy buenas audiencias, pero con una entrega de esas que crean contradicciones pues cuesta entender si ha sido un pasteleo o una de las entregas más cínicas. Quien conmigo acostumbra a ver la tele gritaba, «no quiero verlo», con tragicómica actitud pre-lorquiana, pero yo seguía para buscarle las costuras, porque fue una entrevista amplia, a mi entender, técnicamente muy buena, y probablemente a casi todos los que les interesa el asunto, se han sentido medio defraudados porque no insistía de manera más procaz en algunos de los momentos de su larga trayectoria de juez destructor, que hubiéramos querido lo colocara un poco más contra las cuerdas.

Un día sabremos, no solamente de este caso, sino de todos los programas, los restos, el metraje no emitido, lo que se ha quedado en el proceso de edición, por miedo, prudencia, sonrojo o decisión de la realización para darle ritmo. En este caso se notaban cortes, saltos narrativos pero en un principio, a uno que mira no solamente de reojo, sino con implicación personal directa, me pareció que a este ex juez prevaricador simplemente dejándole hablar ya se mete él solo en todas sus miserias, en todas sus egolatrías, en una visión mesiánica de su labor, en un discurso incalificable desde la empanada ideológica, declarándose de izquierdas un individuo que ha propiciado de la mano corrupta de José María Aznar los episodios más retrógrados de la judicatura y que cerró dos periódicos y una radio con una desfachatez total, que le invalida para hablar con esas ínfulas de democracia y estado de derecho.

Sentimos que estábamos ante un ex juez acabado, un cadáver, un boxeador noqueado, que solo busca resaltar su figura en el mercado de estulticia. Miente con una constancia ejemplar, cuando le tocan el asunto de las torturas lanza evasivas ridículas, acusa a todo el sistema judicial del que ha sido parte fundamental, de conspiración contra él, y sus juicios son políticos, mientras los que él ha propiciado con sus instrucciones policiales eran justos. Es un ex de todo, aunque se crea un importante referente, su futuro es mantenerse de tertuliano en un canal colombiano. Patético.