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Las mujeres kurdas dan un paso al frente en Siria

Centenares de voluntarias han pasado a engrosar las filas de las Unidades de Protección Kurdas (YPG) tras la escalada de la violencia en Kurdistán Oeste. El manejo de las armas y el protocolo a seguir en los checkpoints constituyen las bases de su instrucción militar.

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David MESEGUER | Alepo

Con el fusil al hombro, Cihan Awaz y tres milicianas más de las Unidades de Protección Kurdas (YPG) registran las pertenencias de los peatones que pretenden acceder a Sheikh Maqsoud, barrio de mayoría kurda de Alepo. Parapetadas detrás de una caseta de vigilancia protegida con sacos terreros, estas mujeres tienen la misión de controlar a los ciudadanos procedentes de Bustan al-Pasha, distrito escenario de fuertes combates entre el Ejército del régimen y el Ejército Sirio Libre (ESL). Una inutilizada vía de ferrocarril separa la guerra que azota gran parte de la que fuese capital económica de Siria de la relativa estabilidad que se vive en las barrios controlados por las YPG.

«Durante dos meses hemos recibido instrucción militar y luego hemos asistido a cursos de civismo para saber tratar con los ciudadanos», explica Cihan con el ruido de las ráfagas ametralladora de fondo. «Soy estudiante y nunca antes había cogido un arma pero ahora nuestro pueblo nos necesita», añade. Como esta joven de 20 años, cientos de mujeres de la minoría kurda en Siria -el 10% de la población- se han unido de forma totalmente voluntaria a las milicias kurdas en los últimos meses.

«Los recientes enfrentamientos con el régimen en Derik y los choques con grupos islamistas opositores en Ras al-Ain han hecho aumentar el número de adhesiones femeninas a nuestras fuerzas de protección», señala a GARA Zelal, codirigente en la ciudad de Alepo del Partido de la Unión Democrática (PYD) -brazo político del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Siria-. «En Kurdistán Oeste somos poco más de dos millones de kurdos y dada la gravedad de la situación es fundamental que las mujeres se alisten a nuestras unidades defensivas», remarca la líder política. Desde julio esta formación controla y administra las zonas kurdas del norte del país, así como Ashrafiyeh y Sheikh Maqsoud, barrios de mayoría kurda de Alepo.

Ante la imposibilidad de realizar la formación militar en un entorno urbano, las futuras milicianas de Alepo se desplazan a Efrin, población de mayoría kurda del norte de la provincia rodeada de extensos campos de cultivo. En este enclave, las YPG disponen de campos de entrenamiento donde se adiestra a las voluntarias en el manejo de las armas y tácticas de combate. Una vez asimilados estos conocimientos, las milicianas vuelven a Alepo donde reciben cursos de protocolo para conocer las pautas a seguir en los puntos de control. «Incidimos mucho en el trato con el ciudadano ya que diariamente cientos de personas cruzan estos checkpoints», explica Rokan, activista responsable de estos cursillos.

Paridad en la esfera política y militar

La numerosa presencia femenina en las Unidades de Protección Kurdas contrasta con el escaso número de mujeres en las filas de las tropas gubernamentales y de los rebeldes. La deserción a finales de este octubre de Zubaida al-Meek, oficial alauí del Ejército sirio, para unirse a la oposición armada ha sido uno de los pocos episodios donde una militar ha acaparado la atención mediática en el conflicto sirio. En verano, la BBC también publicó una entrevista con Thwaiba Kanafan, combatiente rebelde que afirmaba haber realizado su entrenamiento tanto en el interior de Siria como en campos ubicados en Turquía. Estos casos son prácticamente anecdóticos y, sobre el terreno, el grueso del ESL lo forman hombres y el papel de la mujer en territorio rebelde queda relegado mayoritariamente al ámbito civil.

«El hombre siempre ha significado poder y hegemonía. La guerra también. La participación de la mujer en la guerra es la máxima expresión de igualdad», afirma la dirigente del PYD. Este rol activo de la mujer en la vida política y militar kurda es herencia de la ideología feminista del PKK. Por este motivo, las diferentes formaciones políticas y grupos armados kurdos cercanos ideológicamente a la guerrilla apuestan por la paridad y suelen tener un hombre y una mujer en su cúpula.

En Turquía, el prokurdo Partido Paz y Democracia (BDP) está copresidido por Gültan Kisanak y Selahattin Demirtas, una situación que también se produce en Siria tanto en la dirección del PYD como en la comandancia de las Unidades de Protección Kurdas. «Durante los últimos años de dictadura hemos trabajado por los derechos de la mujer en la clandestinidad», apunta Rokan. «Antes la militancia era escasa por el miedo, pero desde el inicio de la revuelta hemos celebrado manifestaciones y conferencias en defensa de la emancipación de la mujer», destaca la activista.

Precisamente, el golpe más duro asestado a la milicia kurda desde el inicio de la revuelta siria, fue la captura de su líder en Alepo durante los enfrentamientos con la brigada Salahaddin del Ejército Sirio Libre en Ashrafiyeh a finales de octubre. A pesar de anunciarse su muerte, Zelal asegura que «tras ser traslada y retenida en Turquía nuestra compañera ha abandonado el país y se encuentra en el extranjero en perfecto estado».

Mientras el conflicto sirio no se detenga, parece que el goteo de alistamientos femeninos en las milicias kurdas tampoco lo hará.

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