Los enfrentamientos entre opositores y partidarios del Gobierno islamista egipcio en Alejandría se saldaron con al menos 60 heridos ayer, mientras el país se preparaba para la segunda fase del referéndum sobre la polémica nueva Constitución, que se llevará a cabo hoy en 17 provincias, a pesar del boicot de gran parte de los jueces que, según la ley, deben supervisar el proceso, y que en las últimas semanas está provocando fuertes tensiones.

La televisión estatal explicó que los choques, a pedradas, se iniciaron en las inmediaciones de la mezquita de Al-Qaed Ibrahim, una de las principales de la localidad mediterránea, tras el rezo musulmán del mediodía del viernes.

Los servicios de seguridad intervinieron de inmediato y dispersaron a los contendientes con gases lacrimógenos.

Los islamistas habían convocado una protesta junto al templo «para defender los ulemas y las mezquitas», después de que la semana pasada el conocido jeque Ahmed el Mahalaui permaneciera catorce horas encerrado allí, cercado por fieles enfadados por su sermón en el que pidió el voto por el «sí» en el referéndum constitucional.

Los enfrentamientos de ayer se desencadenaron después de que varios opositores lanzaran piedras a los islamistas, que respondieron de la misma manera, según informó Efe. Y no se descarta que se produzcan nuevos brotes de violencia después de la votación, que estará vigilada por 120.000 militares y 130.000 miembros de las fuerzas de seguridad.

La nueva Carta Magna fue elaborada por una Asamblea Constituyente dominada por los movimientos islamistas aliados de Morsi y sin participación de la oposición, que denuncia que el texto restringirá las libertades civiles y los derechos de las mujeres y de las minorías y abre la puerta a la islamización creciente del país.

Los partidarios de Morsi, por su parte, consideran que el proyecto constitucional permitirá que el país se dote de instituciones estables.

Según datos oficiosos difundidos por los Hermanos Musulmanes, el «sí» habría ganado con el 57% de los votos en la primera jornada del pasado sábado, celebrada en diez provincias, incluidas El Cairo y Alejandría. La oposición denunció entonces numerosas irregularidades.

«Todo parece indicar que el voto irá en la dirección que quieren los Hermanos Musulmanes», cofradía a la que perteneció el mandatario, estima Hassan Nafaa, editorialista del diario independiente «Al-Masry al-Youm».

Pero los Hermanos Musulmanes «estarían equivocados si concluyen que esto les da un mandato para ahondar en la vía que han elegido para Egipto», añade Nafaa, quien señala que la victoria del «sí» podría ser más ajustada que la esperada por los islamistas.

El magistrado Ali Arafat, miembro de la Comisión Electoral, aseguró que permitirá a las ONG observar el recuento de votos para garantizar la transparencia, tras las quejas de la primera jornada, en la que no les permitieron hacerlo.

Gran parte de los jueces, que son los que deben supervisar el proceso, seguirán adelante con el boicot a la consulta.

El jueves por la noche, dos de los líderes del Frente de Salvación Nacional (FSN), que agrupa a gran parte de la oposición no islamista, Mohamed el Baradei y Amro Musa, difundieron sendos vídeos a través de internet y de medios de comunicación para solicitar el «no».

Por su parte, el portavoz de la Presidencia, Yasir Ali, afirmó que el Gobierno está abierto a un diálogo sobre el texto constitucional independientemente del resultado del referéndum.

La Asamblea Constituyente había convocado para ayer una reunión con la cúpula del FSN para tratar sus objeciones a la Carta Magna, pero sus líderes rechazaron participar.