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Se queda en tierra de nadie

El sueño se convierte en pesadilla

Un Athletic inoperante y sin acierto cae derrotado en San Mamés ante un Zaragoza que supo jugar sus cartas a la perfección.

ATHLETIC 0

ZARAGOZA 2

Asier AIESTARAN

El partido del Athletic contra el Zaragoza, que se presentaba como una gran oportunidad para sumar la tercera victoria consecutiva en Liga y acercarse a los puestos europeos, se convirtió en una auténtica pesadilla, dejando en evidencia a un equipo inoperante en ataque y sin alma para hacer frente a las adversidades. Un encuentro que resume a la perfección el año que ya se va para los rojiblancos, un año que comenzó con grandes esperanzas y aspiraciones y que se despide dejando al equipo muy tocado y con un preocupante panorama por delante.

Porque si preocupante fue la falta de gol y la endeblez defensiva mostrada por el equipo en la primera mitad, que acabó con 0-2 en el marcador, lo fue aún más la inoperancia de la segunda, en la que el equipo vagó como un cuerpo sin alma sobre el césped de un apagado San Mamés. Sin ideas en el juego, los pitos a Fernando Llorente, primero, y a otros muchos jugadores, después, envolvieron la noche con un ambiente más que negativo para hacer frente a todo lo que queda de temporada.

Sin sorpresas en los onces iniciales, los dos equipos saltaron al campo con la idea de apretar arribar y adelantar lo máximo posible las defensas -a cargo de la jovencísima pareja Ekiza-Laporte en el caso de los rojiblancos-. Lo cierto es que el tanteo duró un cuarto de hora, en el que los locales volcaron su juego de ataque por la banda derecha, con un Ibai Gómez muy activo supliendo a la perfección al sancionado Susaeta, pero sufriendo también las rápidas contras del Zaragoza, que avisó desde el primer instante de sus intenciones -como el zapatazo de Zuculini desde lejos que Gorka Iraizoz despejó a córner como buenamente pudo-.

Poco a poco, el Athletic empezó a hilvanar unas pocas jugadas, con San José intentando ayudar a los centrales en la salida del balón y los atacantes dando señales de vida. Así, De Marcos pudo adelantar a los suyos en el minuto 17, cuando Roberto le sacó un balón tras espléndida jugada colectiva y último pase de Iker Muniain. El propio jugador navarro tuvo otro par de ocasiones, dando vida a una grada algo apática hasta entonces.

Pero justo cuando mejor lo hacían los de Bielsa, llegó el primer mazazo de la noche. Se llegaba a la media hora de juego cuando un rapidísimo Víctor se adelantaba a Jon Aurtenetxe dentro del área, forzando el penalti del lateral que Apoño se encargó de materializar. Y el partido cambiaba, ya que los locales se veían obligados a adelantar todavía más las líneas, dejando más espacios para los contragolpes de los maños.

Volvieron a tener opciones de marcar los rojiblancos, pero en un problema que va camino de convertirse en crónico, ni Aurtenetxe de cabeza en un centro desde la derecha, ni en una acción en la que Aduriz y el lateral se molestaron mutuamente, pudieron marcar. Un objetivo que sí logró inmediatamente después Helder Postiga, tras una larga jugada en la que no estuvo fino ni Iraizoz despejando de puños, ni la defensa quedándose rezagada y habilitando al delantero portugués. El remate de cabeza al larguero de Óscar de Marcos, un minuto antes de irse al descanso, no fue más que la confirmación de que ayer no iba a ser la noche del Athletic.

A una defensa de tres

Marcelo Bielsa tuvo que mover ficha en el receso, y lo hizo retirando a Aurtenetxe y dando entrada a Igor Martínez, pasando a una defensa de tres hombres con Aymeric Laporte en funciones de lateral izquierdo. El técnico rosarino apostaba por el ataque, eso estaba claro, pero estaba por ver el resultado que daría ese paso adelante.

Y lo cierto es que el juego del equipo no mejoró de forma ostensible. El Athletic tuvo mucha más posesión de balón en esa segunda mitad, eso es evidente, pero la tuvo en gran medida porque el Zaragoza se lo permitió. Los rojiblancos movieron el balón de lado a lado, una y otra vez, pero lo hicieron sin la velocidad necesaria y con grandes problemas para conectar el último pase a la zona de peligro.

De todos modos, justo es reconocer que, a trancas y barrancas, los bilbainos gozaron de algunas buenas ocasiones en los últimos minutos. De Marcos, una vez más tras rematar de cabeza un saque de falta, y Llorente, que salió a falta de un cuarto de hora para disponer de una buena oportunidad también con la testa, pudieron meter al Athletic en el partido en el tramo final, pero sus intentos sirvieron para agrandar la figura de un Roberto que estuvo inconmensurable en la noche de ayer.

Todo ello, además, con la amenaza del Zaragoza jugando a la contra, que también tuvo dos buenas opciones para marcar el tercero y cerrar el partido, primero por medio del omnipresente Helder Postiga, y luego en las botas de Edu Oriol.

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