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Sira Garcia Garcia, Arantza Paniagua | Integrantes de la Comisión de Cocinas Públicas Hospitalarias

Las cocinas públicas hospitalarias se despiden

A casa nos iremos con una sensación avinagrada del comportamiento de los responsables de esta situación: ni nos han recibido ni nos han hecho llegar ninguna información

Nos despiden. En esta era de consumo salvaje y obsolescencia controlada, sin olvidar a todos aquellos que viven peor (sobreviven los más fuertes), nos toca ser reemplazadas por la empresa privada.

Cocina en frío, es la cocina del futuro, nos dicen. Un futuro, un presente, un pasado controlado por aquellos que tienen unos intereses financieros, no unos intereses sociales solidarios y humanizados. Nosotras somos traba- jadoras eficaces y eficientes; gestionamos nuestras casas eficaz y eficientemente. No vemos nada claro que la privatización conlleve beneficio para el conjunto de la sociedad navarra; hemos luchado hasta que no hemos podido más, nos hemos revuelto ante la noticia a nuestro entender injusta y siempre hemos pedido ser informadas del proceso.

A casa nos iremos con una sensación avinagrada del comportamiento de los responsables de esta situación: ni nos han recibido, ni nos han hecho llegar ninguna información, eso que para la mayoría político-social era un derecho nuestro inalienable. El curso de las cosas es indudable que hay que cambiarlas si se cree conveniente y va a ser mejor para todas. Quizás tengan razón que con la privatización se ahorran dinero, pero ¿a costa de qué?

Podemos intuir que van a ganar en relajo; gestionar es muy difícil. Nosotras gestionamos nuestras casas y no es fácil, nos imaginamos que dirigir un pequeño país será de vértigo, pero es un reto por el que apuestan cuando deciden entrar en política. Si subcontratan todo a empresas privadas para controlar que cumplan con los servicios contratados, a nuestro entender sobrará bastante personal de las altas esferas (lease presidentes, vicepresidentes, consejeros, directores generales... ) ya que si sudaban poco, ahora aún menos. Los socialistas tendrán que despertar o desaparecer, ya que todo socialista que se precie tiene que estar indignado con estos representantes tan irresponsables.

Hay que ser eficaz, eficiente, honrado y digno, pero además hay que parecerlo; tanto desencanto e impotencia en el pueblo tiene unos responsables y esperamos y deseamos que sepan recapacitar, pensar, sopesar, consensuar y pactar. Ya vale de engaños, no sirve de nada tener unas instancias para el «paripé». Las participaciones sociales de todo signo deben tener cabida, voz y voto, y luego llegar a acuerdos, siempre mirando al bien social, justo y equitativo.

Nosotras, (ya agotadas), se podría decir que recibimos su final, el final de las Cocinas Públicas Hospitalarias, a estas alturas (más de un año luchando), como una liberación, incluso estamos contentas de dejar de sufrir con ella. ¡Ya vale! ¡Tanto sufrir!. Vaya nuestro agradecimiento a todos aquellos que solo por nuestro bien han contribuido a terminar con su mísera vida: Yolanda Barcina, Marta Vera, Roberto Jiménez, Sanz Barea... y todos sus incondicionales vasallos alrededor.

¡Qué pena! Pena tenemos de que no nos llegue ni para agasajarles con un buen «ágape», es lo que nos gustaría porque se lo merecen (además ellos tampoco cobrarán la extra, ¿no?). Zein gizajoak! (en euskara que todos entendemos o deberíamos entender). Nosotras, dignamente a llorar a nuestras casas y con los nuestros. Para el que lo recoja, un abrazo fortísimo. Hasta siempre en nuestro corazón.

(Nos veremos en otros escenarios reivindicativos; haberlos, haylos, ¿o no?) Mañana, velatorio de Dña. Cocina Pública Hospitalaria en el CCI, pasando por Irunlarrea (Servicios Centrales de Osasunbidea) de 13.00 a las 16.00. Osasunbidea no recibe.

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