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Shinzo Abe retoma las riendas de un Japón en crisis y en conflicto con China

El dirigente conservador japonés Shinzo Abe fue elegido ayer primer ministro tras la victoria de su Partido Liberal Democrático en las elecciones legislativas de hace diez días, poniéndose al frente de un país en recesión y en disputa con China por el archipiélago Senkaku.

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Shinzo Abe, que ya ocupó el cargo de primer ministro entre 2006 y 2007 y ostenta la presidencia del Partido Democrático de Japón (PDJ), regresó ayer al poder tras ser elegido por 328 votos de un total de 478 en la Cámara Baja del Parlamento. Abe sustituye a Yoshihiko Noda, del Partido Democrático de Japón (PDJ), poniendo fin a los tres años en la oposición del PLD, que hasta ese entonces había gobernado durante 50 años casi sin interrupción. Nieto de un primer ministro e hijo de un ministro de Relaciones Exteriores, deberá hacer frente a la recesión económica por la que atraviesa Japón y a la tensión diplomática con sus vecinos chinos, coreanos y rusos.

La fórmula de Abe para construir un «nuevo Japón» se traduce en «reactivación económica, reforma de la educación, recuperación de la diplomacia y regreso de la seguridad».

En materia económica, el nuevo jefe del Ejecutivo quiere poner en cintura al Banco Central para que haga bajar el yen, cuya fortaleza en los últimos años ha castigado las exportaciones y ponga fin a la deflación, un fenómeno de caída prolongada de los precios que inhibe el consumo y la inversión.

En los círculos empresariales, Abe se presenta como un líder que defenderá la autonomía energética de Japón, aunque ello le lleve a tomar decisiones impopulares como la reactivación de los reactores nucleares, más aún tras el accidente en la central nuclear de Fukushima.

En el plano diplomático, este político que se ganó su reputación por su firmeza ante Corea del Norte, país con el que también tiene conflictos territoriales, asegura que no cederá un ápice en lo que respecta a las islas Senkaku o Diayou, en el mar de China Oriental, cuya soberanía reclama China. No obstante, consciente de que para enderezar la economía necesita de sus países vecinos y clientes, empezando por China -con quien sus intercambios comerciales superaron los 340.000 millones de dólares en 2011-, Abe envió emisarios a Pekín y a Seúl.

Otra de las obsesiones de este político, situado muy a la derecha, es revisar la Constitución pacifista redactada e impuesta en 1927 por EEUU, al considerar que ya no está adaptada a la situación actual. Abe ha prometido en este sentido cambiar el nombre de las Fuerzas de Autodefensa de Japón por el de Ejército de Defensa Nacional.

regreso de aso

Católico, atleta olímpico, amante del manga y ex primer ministro, Taro Aso regresa a la primera línea de la política japonesa tras ser nombrado ministro de Finanzas.

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