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Paris prepara una ley para mejorar la actual sobre la asistencia médica en el final de la vida

El informe del profesor Didier Sicard, elaborado a petición del presidente Hollande, ha reavidado el debate sobre la eutanasia, que sigue siendo considerada como una asignatura pendiente por la mayoría de la sociedad francesa. El propio Hollande prometió abordarlo en su programa electoral.

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Arantxa MANTEROLA-Ainize BUTRON I

Tras meses de consultas con profesionales de la salud, la comisión dirigida por el profesor Didier Sicard plantea una evolución de la actual Ley Leonetti (por el nombre del diputado que la elaboró en 2005), pero manteniendo la prohibición de la eutanasia activa y del suicidio asistido.

El experto considera que la eutanasia «es una solución demasiado radical». Además, asegura que legislar esa posibilidad resulta extremadamente complejo. Como prueba de ello cita los 25 proyectos de ley que se han debatido en los últimos diez años en Bélgica para extender los términos de la ley. También cita las opiniones de los médicos consultados por la comisión en Holanda, donde la eutanasia está legalizada desde hace 30 años. Según afirman, es una «práctica dinámica» que varía en función de las relaciones entre pacientes y médicos.

El informe tampoco avala la posibilidad del suicidio asistido, consistente en proporcionar al paciente una sustancia letal para que se la toma él mismo, como se hace en Suiza o en el estado de Oregon. Argumenta que con ello el Estado se desentendería de su responsabilidad y la decisión de quitarse la vida no incumbiría más que al paciente.

Ampliar la Ley Leonetti

La comisión se inclina más por mejorar la actual ley, «muy desconocida por los pacientes e, incluso, por los propios médicos», y a cuya potencialidad, en su opinión, no se saca partido. Propugna, asimismo, un cambio cultural respecto a la utilización, a menudo excesiva, de técnicas para combatir la muerte. «Si el paciente en el final de la vida no quiere que se ensañen con él y que le mantengan vivo inútilmente, la medicina tiene que escucharle», declara Sicard.

Es, precisamente, uno de los aspectos que contempla la Ley Leonetti que regula los cuidados paliativos para las personas en fin de vida. Sin embargo, el informe reconoce que esta necesita complementarse con medidas como las «instrucciones anticipadas» para que se respete la decisión de los pacientes, y que dichas instrucciones tengan un carácter obligatorio.

Plantea, asimismo, autorizar a los médicos para que administren una sedación terminal que conlleve el coma y después la muerte, cuando el paciente haya expresado «de modo repetido» que ya no quiere seguir viviendo. Se trataría de una prolongación del derecho a «dejarlos morir» que recoge la actual ley.

Tras recibir el informe, el presidente francés, Francois Hollande, ha pedido al Comité Consultivo estatal de Ética que se pronuncie sobre las tres líneas de evolución de la ley en vigor planteadas por el informe. La primera de ellas concierne al modo de «certificar y aplicar las instrucciones anticipadas manifestadas respecto al momento de la muerte por una persona sana o cuando se le anuncia que padece una enfermedad grave». La segunda aborda los «modos y condiciones estrictas que permitiesen a un enfermo consciente y autónomo que sufre una enfermedad grave e incurable que sea asistido en su voluntad de poner fin él mismo a su vida». Y, por último, se trata de encontrar la «forma de hacer más dignos los últimos momentos de un paciente cuyo tratamiento haya sido interrumpido por decisión propia, de su familia o de los que le atienden». En base a estas respuestas, el Gobierno preparará un proyecto de ley.

Los medicos, favorables

Este informe previo ha creado cierta esperanza dentro del cuerpo médico. Serge Lacroix, médico de urgencias en el Hospital de Mont-de-Marsan (Landas), se muestra favorable a la nueva ley e insiste en la importancia de establecer un marco legal para el final de la vida. Subraya, asimismo, que «hay que hablar de la muerte. Es una cultura médica que no tenemos. No estamos formados para ello. Existe la Ley Leonetti, que es una buena ley, pero en muchos casos no es aplicada», añade. El urgentista estima que es necesario acompañar a los pacientes y a los familiares en esos momentos. Sin embargo, aunque reconoce que todos «estamos de acuerdo en evitar que la gente sufra en el final de su vida» cree que «legislar sobre la muerte» es muy complicado. «En esos momentos se tiene que escuchar al paciente y a los familiares, porque si algo vemos en el día a día es que, en los momentos más difíciles, nadie quiere morir», explica.

Por su parte, el médico de cabecera Xabi Latapy, de Hazparne, acoge con optimismo el anuncio de la nueva ley ya que opina que en estos tres últimos años ha habido «un retroceso» ante los casos de final de vida. Se ha visto enfrentado a tres de ellos y «el trato ha sido catastrófico». Para Latapy, la ayuda psicológica resulta primordial.

Bonnemaison pide al Comité de Disciplina que «me dejen un día volver a ejercer»

Uno de los casos más polémicos en torno a la eutanasia ha sido el del doctor Nicolas Bonnemaison, del hospital de Baiona, acusado en 2011 de haberla practicado con varios pacientes.

Mientras la instrucción judicial sigue su curso, Bonnemaison compareció la semana pasada ante el Comité de Disciplina del Consejo de la Orden de Médicos. El médico de urgencias de Hazparne asumió sus actos, argumentando que lo hizo movido por la «compasión». También pidió que le permitan tener la esperanza de volver a ejercer algún día, «porque si no pudiera, mi vida no tendría sentido». A.M.

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