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Shlomo Ben Ami, 2012/12/27, el pais

La ofensiva de paz que le falta a Israel

Incluso antes de que el último alto el fuego se aplicara, ya estaba claro que el dilema al que se enfrenta Israel en Gaza no se agota en encontrar respuestas militares al desafío de Hamás. La pregunta realmente importante es: ¿será la dirección israelí capaz de usar nuevas herramientas, que no sean militares, para hacer frente al incremento de la rabia antiisraelí que atraviesa la región desde el inicio de la primavera árabe? Enigma que ahora, tras el éxito resonante logrado por Palestina con la aprobación de su petición de convertirse en estado observador en Naciones Unidas, se ha vuelto particularmente grave para Israel.

(...) Las principales potencias regionales, como Egipto, Turquía y Catar, ahora apoyan a Hamás, que ha ganado en audacia y se ha planteado como objetivos máximos consolidar su incrementada legitimidad internacional y dejar fuera de juego a la Autoridad Palestina (AP) radicada en Cisjordania.

De hecho, Israel se encuentra metido en una trampa estratégica, que se explica no solamente por la primavera árabe, sino también por sus propios errores garrafales en el ámbito diplomático (especialmente, la disolución de la alianza con Turquía). El aislamiento de Israel no se resolverá con exhibiciones de poder militar, sino solo mediante una firme diplomacia de paz. Pero lamentablemente, a los líderes israelíes les falta la cualidad de estadistas que se necesita para hacer frente al reajuste estratégico que tiene lugar en la región.

(...) La promesa de Hamás a los palestinos es, sin embargo, pura ilusión. El fervor religioso y un estado de conflicto permanente con Israel podrán servirle de carta de identidad, pero no le allanarán el camino a la victoria. (...)

Hamás comprende que alcanzar un acuerdo con el Estado judío (y ocuparse de la tediosa tarea de garantizar un Gobierno decente en Gaza, en vez de dedicarse a acumular un arsenal formidable con ayuda de Irán y Sudán, algo para lo cual «Palestina» no es más que un pretexto) significaría el fin de la organización tal como es hoy día. Pero a diferencia de la Yihad Islámica y de Al Qaeda, Hamás puede cambiar; y eso es, precisamente, lo que la diplomacia israelí debería esforzarse por lograr.

(...) el actual cese de hostilidades será tan efímero como muchos otros que lo precedieron (sus condiciones son prácticamente idénticas a las que pusieron fin a la Operación Plomo Fundido) si Israel no lo aprovecha como punto de partida para una iniciativa de paz decidida que abarque todo el frente palestino.

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