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2013, UN AÑO PARA LAS SOLUCIONES : IRITZIA

América Latina: horizonte 2013

En los acontecimientos del próximo ciclo en Sudamérica será clave lo ocurrido en 2012 en Paraguay, por un lado, y en Venezuela, por otro, así como la forma en que sean resueltos esos sucesos.

Katu ARKONADA I Colaborador del Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de Bolivia

Desde el punto de vista geopolítico, 2012 ha estado marcado por los acontecimientos ocurridos en dos países del subcontinente americano. Por un lado, el golpe de estado acontecido en Paraguay en junio y, por otro, las elecciones presidenciales en Venezuela en octubre y el anuncio del presidente Chávez de designar al vicepresidente Nicolás Maduro como su sucesor en caso de que su enfermedad se vea agravada.

Ambos sucesos, y la forma en que sean resueltos, van a definir buena parte del desarrollo de los acontecimientos políticos en el próximo ciclo 2013-2014. Paraguay era el eslabón más débil de los procesos de cambio del continente, con un Fernando Lugo rehén de sus pactos de gobierno con los liberales, además de una ubicación geoestratégica clave en el centro de Sudamérica, razón por la cual se están instalando bases militares de Estados Unidos en ese país. Las elecciones presidenciales que se van a celebrar en abril, donde Lugo encabeza la lista de senadores del Frente Guasú, mostrarán si hay posibilidad de reforzar la izquierda continental, o si la balanza se inclina hacia la derecha. En el caso venezolano, ha sido una demostración de fuerza y un golpe en el tablero geopolítico la victoria de Chávez, así como la victoria, el 16 de diciembre, en 20 de 23 estados en las elecciones a gobernador. Pero con el comandante de la revolución bolivariana recién operado en Cuba y el anuncio de su posible sucesión, se vislumbran sombras en el escenario de los procesos de cambio. Es algo más que un rumor la posibilidad de unas elecciones anticipadas antes de que termine marzo, elecciones donde la izquierda continental se jugaría mucho más de lo que parece.

No podemos olvidar que América Latina sigue siendo el subcontinente más desigual del planeta. De acuerdo con el informe «Panorama social de América Latina 2012», divulgado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, este año la región finalizará con 167 millones de pobres, un millón menos que en 2011, así como en torno a 70 millones de personas que subsisten por debajo del umbral de la extrema pobreza, en torno a un 12% de la población latinoamericana. En 18 países de América Latina, el 10% más rico de la población recibe el 32% de los ingresos totales, mientras que entre todo el 40% más pobre se tienen que repartir el 15% de esos ingresos.

Estos datos hacen que una de las prioridades en el próximo ciclo sea seguir redistribuyendo la riqueza, producto de sus recursos naturales principalmente, hasta reducir a 0 los índices de máxima pobreza. Esa reducción de la pobreza, junto con la universalización de los servicios públicos y el logro de la seguridad y soberanía alimentaria, debería ser la hoja de ruta de los gobiernos progresistas de América Latina.

El otro gran reto es el de la integración, no solo comercial, sino principalmente en un nivel político. En ese sentido, es clave el reforzamiento de Mercosur y UNASUR, y sobre todo del ALBA y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), con una cumbre anual a finales de enero en Santiago de Chile donde Cuba va a asumir la presidencia pro tempore durante 2013.

Desde los movimientos sociales, campesinos e indígenas que en una buena parte de los países han pasado de la resistencia a la propuesta, y de ahí a la toma del poder, los retos no son menores. Sin dar tiempo a pasar la hoja del calendario, en enero se va a celebrar en Brasil, en la escuela de formación política del MST, la Asamblea Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA, y justo después, en Santiago de Chile, la Cumbre de los Pueblos paralela a la Cumbre Unión Europea-América Latina y CELAC. Serán momentos de articulación y planificación de los movimientos sociales continentales.

El desafío no es pequeño, tras la victoria en Venezuela y la más que probable en primera vuelta de Rafael Correa en las elecciones presidenciales de febrero en Ecuador, muchos esfuerzos se van a invertir en desgastar al Gobierno boliviano que encabezan los compañeros Evo Morales y Álvaro García Linera. Es tarea de los movimientos sociales y gobiernos aliados el articular redes, plataformas y alianzas que, desde la autonomía y una posición crítica pero leal, blinden los procesos de cambio en América Latina.

Al contrario de la Europa de las élites, de los mercados y del capital, los procesos de cambio latinoamericanos muestran el camino de defensa de las mayorías sociales, en la búsqueda de un nuevo modelo político y económico que genere rupturas y permita vislumbrar una transición poscapitalista. Bajo ese horizonte, la brújula política de la izquierda europea debería comenzar a orientarse hacia el Sur.

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