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Canal+ emitirá la tercera temporada de «Juego de Tronos» Buen año

La multitud de seguidores de «Juego de Tronos», la aclamada teleserie de la cadena estadounidense HBO, está de enhorabuena. Canal+ estrenará en exclusiva la esperada tercera temporada de esta superproducción el próximo 9 de abril, tan solo unos días después de su estreno en EEUU.

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Koldo LANDALUZE |

La tercera temporada de la prestigiosa serie de la cadena HBO llegará a nuestros televisores el próximo 9 de abril y podrá verse en exclusiva solo en Canal Plus. De este modo, este canal de pago sigue apostando fuerte por la adaptación televisiva de la saga literaria de George R.R. Martin, una superproducción HBO que representa sin duda uno de los productos imprescindibles para entender el gran interés que han despertado las teleseries en la actualidad.

La nueva entrega estará basada en la primera mitad de «Tormenta de Espadas», tercera novela de la saga literaria «Canción de hielo y fuego» de George R.R. Martin. En ella, la batalla por el ansiado Trono de Hierro se recrudece y se incorporarán nuevos personajes que tendrán mucho que aportar a una trama enrevesada y entrenida. Entre las nuevas presencias destacarán Mance Rayder -El Rey más allá del Muro- y Lady Olenna -La Reina De Las Espinas-, interpretados respectivamente por Ciarán Hinds y Diana Rigg, actriz que alcanzó gran renombre compartiendo protagonismo junto a Patrick Macnee en la teleserie británica de los 60 «Los vengadores».

«Tormenta de Espadas» es, por el momento, la novela más extensa de la saga y retoma la historia donde acaba su predecesora «Choque de Reyes». Los Siete Reinos están inmersos en la llamada «Guerra de los Cinco Reyes». Mientras las conjuras palaciegas y las batallas se suceden, en el Muro un gran ejército de salvajes avanza hacia el sur, con las reducidas fuerzas de la Guardia de la Noche como única resistencia. En el lejano Este, Daenerys Targaryen vuelve a Pentos con la esperanza de encontrar y movilizar fuerzas suficientes para retomar el Trono de Hierro. En resumen, el argumento amplifica cada uno de los elementos que tanto interés han despertado entre su legión de admiradores y que, en su variante catódica, se recrudecen los maquiavélicos engranajes dramáticos de esta especie de lujoso «culebrón» de corte medieval.

Nos despedimos de un año en donde las botellas están a la vez medio llenas y medio vacías. Hablo metafóricamente, porque a mi alrededor pasan de estar llenas a estar vacías en un simple corte de jamón. Como todo, depende desde dónde mires, con qué ángulo, si la iluminación es la adecuada y, sobre todo, con qué intenciones hagas la medición. Estos resúmenes de año que nos abruman son un dechado de injusticias, siempre nos dejamos algo que merecía estar. Por lo tanto, el año que viene, cuando nos volvamos a leer, todo estará exactamente igual, pero inmersos en una cuesta de enero fuera de toda calificación. Estragados con uvas y vinos espumosos de dudosa entidad, atrapados en especiales televisivos donde prima la música y el entretenimiento enlatado que nos abruman y nos remiten a la involución estética, abracemos la esperanza como un borracho a la farola.

En estas últimas bocanadas del año fenecido, nos van maltratando con declaraciones, entrevistas y mensajes. Todo es ritual. Todo es banal. Y de repente encontramos una relación espacio-temporal entre fútbol y política, y casi a la vez, mientras los muchachos de la selección vasca de fútbol goleaban a la selección boliviana, el presidente de Bolivia, Evo Morales, emprendía un acto de reparación y justicia: nacionalizar parte de la red eléctrica, en manos de Iberdrola. Sin aspavientos, poco a poco, con argumentaciones y un plan bien meditado y concebido, la dignidad de un país expoliado se va recuperando, al retomar la dirección de sus energías estratégicas. Compensarán o no, económicamente, pero el control en manos del pueblo boliviano. Un buen camino.

Si este año que se va ha sido políticamente importante, si ha cambiado de manera rotunda la vida social de Euskal Herria a través de los resultados electorales, nos queda el gran reto, la vuelta a casa de los presos para ir cerrando esa herida que todavía no ha cicatrizado, y que debe hacerlo sin que queden posibilidades de infección. Entre todos se logrará. No hay otra solución que, además de empezar alguna colección de las que nos anuncian por la tele, nos regalemos toneladas de paciencia. Por cierto el año nuevo cae en martes y trece.

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