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Txema Azkuenaga Iturrioz Portavoz de Bildu en el Ayuntamiento de Bilbo

Carta abierta a la consejera Beltrán de Heredia

Por ello, le pido, de forma prioritaria, que aclare públicamente lo sucedido aquella noche del 5 de abril de 2012, lo ponga a disposición judicial y depure responsabilidades

Una de las primeras decisiones adoptadas por la nueva consejera de Seguridad del Gobierno de Gasteiz ha sido la de encargar a la Unidad de Administración de la Ertzaintza la creación de una comisión para analizar «el dispositivo y los procedimientos puestos en marcha» por la Policía autonómica con motivo del partido amistoso entre las selecciones vasca y boliviana.

Según informaba la prensa, la comisión analizará el dispositivo policial para «detectar y articular posibles mejoras a incluir en los protocolos de actuación frente a incidentes de orden público».

El Departamento de Seguridad aseguraba en una nota enviada a los medios de comunicación que el trabajo de la comisión discurrirá «en paralelo» a las diligencias penales que ya se tramitan.

No es mi intención, con este artículo, valorar la decisión adoptada. Sin embargo, tras el historial de la Ertzaintza de estos últimos años, sí me parece significa- tivo que la primera orden de la nueva consejera haya sido la anteriormente citada. Me hubiera gustado leer que las labores de esta comisión se ampliaban con el fin de aclarar actuaciones graves y violentas como la que acabó con la vida de Iñigo Cabacas o el desalojo de Kukutza, cuestión que nos demostraría que algo se mueve también en ese mundo.

El próximo 9 de enero se cumplirán nueve meses desde que el joven bilbaino Iñigo Cabacas falleciera en el hospital como consecuencia de un pelotazo de goma disparado a muy corta dis- tancia por la Ertzaintza cuatro días antes. Y aún se desconoce el autor de los hechos y quién dio la orden política de actuar así.

No se nos olvide: lo que pasó en Indautxu, utilización desmedida de la fuerza sin justificación, tal y como recientemente ha denunciado el Ararteko, sucedió porque en ese callejón está ubicada una Herriko Taberna. Pudo haber ocurrido meses atrás en Errekalde, tras el violento operativo diseñado en torno al desalojo de Kukutza, pero la fortuna, y únicamente ella, quiso que no fuera así. No fue un hecho aislado, fue la consecuencia de años de políticas de impunidad policial, de sembrar el odio y del todo vale contra un determinado sector social de este país, y, sobre todo, contra su juventud.

En este país se ha avanzado mucho en estos últimos años, pero solo desde una parte, desafortunadamente. Hechos tan graves como los de Cabacas, Errekalde o similares en Gasteiz en las que resultó gravemente herido el joven Xuban Nafarrate, evidencian que la Ertzaintza, también, debe hacer su propio recorrido hasta llegar a ser garante de los derechos y libertades del conjunto de la ciudadanía vasca. Y qué mejor momento que éste con un cambio de Gobierno y una consejera nueva.

Consejera Estefanía Beltrán de Heredia, me dirijo a usted para que lidere ese cambio, esa transformación. Es necesario algo más que sustituir en todos los papeles y tarjetas Interior por Seguridad. No repita esquemas anteriores ni cometa el mismo error de sus predecesores en el cargo. López y Ares decían el mismo día de la muerte de Iñigo que se comprometían a aclarar «hasta el último extremo» las causas de la muerte, y ¿qué hicieron?, en la huelga general del 26 de septiembre una persona recibía un pelotazo en la cara y era necesario su ingreso en el hospital de Basurto tras una intervención policial junto al Corte Inglés.

No cometa el mismo error que su compañero Azkuna, quien con su actitud evidenció que existen muertos de primera y de segunda. Desgraciadamente, el Ayuntamiento de Bilbo es, a día de hoy, la única institución que se ha negado a reconocer que a Iñigo Cabacas lo mató un pelotazo de la Ertzaintza a corta distancia. Para la historia pasará esa penosa declaración institucional del 11 de abril de 2012, rubricada también por PP y PSE, en la que intencionadamente se trató de unir la violencia deportiva con la muerte de Iñigo.

No le pido venganza. Sólo le pido justicia y, sobre todo, que no se repita nunca más. Por ello, le pido, de forma prioritaria, que aclare públicamente lo sucedido aquella noche del 5 de abril de 2012, lo ponga a disposición judicial y depure las responsabilidades existentes, políticas y administrativas.

Le pido que haga suya las demandas de la Comisión Europea, así como la declaración institucional aprobada por unanimidad en las Juntas Generales de Bizkaia el pasado 3 de mayo en la que se pedía a todas las unidades de la Ertzaintza que dejen de utilizar lanzaderas de pelotas de goma, y que estas no sean sustituidas por ningún arma de fuego.

Y lo que es más importante, le pido un anuncio más acorde a la nueva situación política que este país vive desde octubre de 2011, es decir, le demando que abra un debate social en torno al modelo policial y su readecuación a la nueva realidad política, que ponga en marcha una comisión que tenga como objetivo transformar la Ertzaintza en una policía civil al servicio del conjunto de la ciudadanía de este país, de sus derechos y libertades. La familia de Iñigo Cabacas y la sociedad vasca en su conjunto se lo agradecerá.

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