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Una cita para festejar los sueños cumplidos

Iñigo JUARISTI Coordinador de fútbol femenino del Athletic

Como tantos otros, muchas veces en mi vida había soñado que me vestía la camiseta del Athletic, que pertenecía al club al que he querido desde niño, pero nunca había tenido la posibilidad. Hasta que hace diez años el Athletic hizo posible que se cumpliera mi sueño y el de otra mucha gente con la que hoy queremos festejarlo.

Se cumplió mi sueño de pertenecer al Athletic no solo como aficionado, sino también desde dentro. Pero sobre todo se cumplió el de muchas mujeres. Es más, se les dio la posibilidad de soñar con algo que hasta entonces era imposible, defender la camiseta del Athletic en el césped.

Hoy miro atrás y me siento orgulloso, satisfecho y, sobre todo, privilegiado. Por haber podido participar en uno de los muchos capítulos históricos de los que puede presumir este club. Entrenar al primer equipo femenino del Athletic fue un lujo y una experiencia mágica para todos los que estuvimos allí, con un éxito deportivo espectacular, con aquellos partidos en San Mamés y, sobre todo, con la respuesta impresionante de la afición, muy por encima de lo que cualquiera habría podido imaginar.

Diez años después, el sentimiento de orgullo permanece, aunque la perspectiva vaya cambiando. Desde dentro y desde fuera, los deportistas, el club y la afición, asumimos la existencia del equipo femenino con más naturalidad. Eso tiene su parte negativa, como el pequeño descenso en la afluencia de espectadores, pero prefiero quedarme con la normalidad con que se percibe al equipo femenino. Ya no es una rareza, sino un integrante más de la familia Athletic, cada día más consolidado dentro del club y dentro incluso de la sociedad. Y aunque posiblemente el fútbol femenino no avance al ritmo que nos gustaría a quienes lo vivimos en primera persona, la evolución que ha vivido en estos últimos años es evidente. Como lo es el hecho de que el Athletic ha tenido mucho que ver en esa progresión, manteniendo la apuesta decidida que realizó hace una década. Otro motivo para sentirnos orgullosos, y sobre todo privilegiados, por poder participar del proyecto.

Aunque si tuviera que quedarme con algo, sería con las personas. Las deportistas con las que he compartido vestuario, los técnicos con que he trabajado... Todos, hayan pasado con más gloria o con menos minutos, me han permitido disfrutar de su calidad deportiva y humana y los valores que me han transmitido me han convertido en la persona que soy hoy.

Todos ellos, aunque el partido reconozca realmente a aquel equipo pionero y también premie el trabajo del actual, deben ser partícipes del homenaje de San Mamés, donde todos festejamos que se ha cumplido nuestro sueño.