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Amparo LASHERAS Periodista

Los demás estaremos todos

El PNV no apoyará la marcha del 12 de enero en favor de los derechos de los presos políticos vascos y, por lo tanto, contra la dispersión y la política penitenciara que, contra ellos, mantiene el Gobierno español desde hace más de veinte años. Igual que en 2012, el apoyo a esta manifestación es tan plural y mayoritario que todavía existirá quien se haya sorprendido ante la decisión de los jeltzales. Sin embargo, no ha lugar a esa sorpresa-desilusión. Lo cierto es que la posición del PNV de cara al 12U guarda una total coherencia con su trayectoria en momentos cruciales en la historia de Euskal Hería y, en especial, en los que conciernen a las presas políticas. Solo por remover la memoria reciente, recordaré la responsabilidad y la implicación política de los nacionalistas en la aplicación de la dispersión, durante el mandato de Felipe González, poco después de las Conversaciones de Argel, un episodio del que los historiadores podrán escribir algún día desde el rigor que aportan los datos contrastados. Seguir con la enumeración de sus interesados y dudosos comportamientos políticos, por ejemplo, desde el pacto de Santoña en 1937 (uno de los más llamativos) hasta las conversaciones de Loyola en 2006, es un trabajo demasiado exhaustivo para las pinceladas de una opinión. Y esto me recuerda un libro que leí hace años sobre escritos de Eli Gallastegi, Gudari, publicados antes y durante la década de los 20 («Por la libertad vasca»), editado por Txalaparta en el 93. Ya entonces, en los albores del siglo XX, el PNV apuntaba maneras para sentirse cómodo en España y, así, ha seguido y seguirá. Su ausencia en la marcha del 12U es una más de tantas. Los demás estaremos todos.