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ANÁLISIS | Deterioro de la situación económica

Euskadi: Cinco años de políticas pro-crisis

El autor hace una crítica directa a las políticas que durante estos años de crisis se ha impulsado en la CAV. A su juicio, han estado desenfocadas y, como conclusión, ha hecho que la economía vasca se encuentre en mala posición, a pesar de partir en 2007 en un buen nivel.

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Ya han transcurrido cinco años y medio desde el estallido de la crisis financiera y el País Vasco continúa en un progresivo e imparable deterioro de su situación económica. El desempleo (169.000 parados en la Comunidad Autónoma), la formación bruta de capital (-4,3% al 30.09) y también las exportaciones, apuntan a cifras más negativas.

Comencemos apuntando que no es objeto de este documento interferir en polémicas entre partidos políticos y que, por cuestionable que podamos considerar la gestión de la política económica de los últimos cinco años, no significa que los grupos de oposición hayan estado mejor posicionados ante los retos estructurales de la crisis financiera. Desgraciadamente, la desorientación estratégica ha sido general.

Algunos economistas «oficiales» apuntan a que es cierto que nuestra comunidad autónoma estaba mejor posicionada que la española al comienzo de la crisis, pero que, con el transcurso del tiempo, era inevitable que nosotros también sufriéramos efectos similares y que nuestra situación se fuera acercando a la del Estado. En nuestra opinión, esto es radicalmente incierto.

A pesar de lo que algunos expertos dan a entender, las razones del gravísimo deterioro de la economía vasca no tienen su origen en la posición de partida del País Vasco al comienzo de la crisis, tienen poca relación con un posicionamiento estructural de nuestra economía supuestamente similar al del Estado y sí mucho que ver con una pasividad difícil de entender de nuestras políticas económicas durante los años de crisis.

Pasividad a la que hay que añadir determinados procesos que bien pueden calificarse como verdaderos ataques a las bases de nuestra estructura económica. Repetimos que todo ello no es responsabilidad exclusiva de los dos sucesivos gobiernos sino que, en nuestra opinión, afecta también a los respectivos grupos de oposición.

Lo cierto es que, con una perspectiva de cinco años y medio, las políticas económicas de nuestra comunidad autónoma han sido exactamente las contrarias a las que nuestra situación y posibilidades reales requerían. Bien puede decirse que han sido claves para el agravamiento de la crisis y que, tanto por su desenfoque estratégico como por sus resultados, bien podemos calificarlas como políticas «pro-crisis».

Euskadi está cada vez peor porque, aunque partíamos de una excelente posición relativa en el año 2007, no hemos hecho prácticamente nada para utilizar ese mejor posicionamiento con el fin de defender nuestro tejido productivo.

Euskadi está cada vez peor porque no hemos sabido aprovechar que nos encontrábamos en una situación privilegiada dentro de Occidente en cuanto a endeudamiento público y privado, que nos permitía posicionarnos estratégicamente dando un salto cualitativo en nuestra capacidad competitiva.

Euskadi está cada vez peor porque no hemos sabido gestionar nuestro sistema financiero, que -al contrario que el español- no necesitaba una reestructuración sino, al revés, necesitaba que nuestro país se volcara en su defensa de su patrimonio acumulado durante generaciones, para asegurar su mantenimiento y canalización como un instrumento esencial de nuestras políticas de defensa del tejido productivo. Necesitábamos defenderlo y no reestructurarlo.

La economía vasca está cada vez peor porque algunas de nuestras entidades financieras se han comportado con nuestras empresas como si estuvieran en los países periféricos hiper-endeudados, y no es así.

La economía vasca está cada vez peor porque las políticas bancarias aplicadas desde el Estado han tratado a nuestro sistema financiero, sin ningún fundamento, como si nuestra estructura económica y nuestro endeudamiento fuesen equivalentes a los de otras comunidades autónomas, poniendo en riesgo la supervivencia de nuestra economía.

La economía vasca está cada vez peor porque, en lugar de centrar los esfuerzos de nuestras entidades financieras en trabajar codo con codo con nuestras pymes, hemos permitido que durante estos años dediquen su tiempo, su esfuerzo y nuestro dinero a ruinosas «inversiones» estratégicas en entidades financieras insolventes.

La economía vasca está cada vez peor porque, finalmente, tenemos nuestro sistema financiero pendiente de un hilo por habernos dejado arrastrar sin ninguna razón por el derrumbe del sistema financiero español.

La economía vasca está cada vez peor porque deberíamos haber aprovechado estos cinco años para dar un salto cuantitativo en nuestro esfuerzo en investigación tecnológica y no lo hemos hecho. En lugar de ello, nos hemos considerado satisfechos con el mero mantenimiento de los niveles de esfuerzo de los años anteriores.

La economía vasca está cada vez peor porque deberíamos haber aprovechado estos cinco años para abordar las imprescindibles reformas de nuestros sistemas educativo y de investigación, y no lo hemos hecho.

La economía vasca está cada vez peor porque hemos desaprovechado los mejores años de la crisis y, a partir de ahora, el progresivo deterioro de nuestras cuentas públicas va a hacer cada vez más difícil abordar los retos estratégicos que deberíamos haber abordado durante los últimos cinco años.

La economía vasca está cada vez peor porque, en lugar de concentrar nuestros esfuerzos en un gran salto adelante en formación y tecnología, como nuestro posicionamiento relativo nos permitía, hemos dedicado los esfuerzos de nuestros responsables políticos y de nuestra sociedad a absurdos debates sobre reformas laborales, recortes de prestaciones, reforma financiera, austeridad y rescates que en ningún momento deberían haberse constituido en el centro de atención de nuestras políticas sociales y económicas durante estos años. Y porque, en lugar de ello, deberíamos llevar años debatiendo sobre investigación, educación, formación profesional y universidad.

La economía vasca está cada vez peor porque, en definitiva, cualquier observador externo suficientemente informado quedaría sorprendido ante una muestra tan clara de cómo políticas económicas desenfocadas aplicadas en el peor momento pueden hacer tanto daño al tejido económico de un país en tan poco tiempo.

Ciertamente, la economía vasca está cada vez peor pero, ¿es que acaso podía ser de otra forma, después de cinco años de políticas pro-crisis?

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