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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Peloteo empalagoso

Ayer era día de peloteo para los guardianes mediáticos de las instituciones más representativas del actual Estado español.

«Abc» titulaba en primera con la «advertencia del Rey en la Pascua Militar»: «La crisis pone en riesgo la seguridad de España», por lo que «Don Juan Carlos instó a los militares a `contribuir, con más ahínco si cabe, a la tarea de sacar adelante esta gran Nación'». Contribución indispensable a lo largo de la historia de esa «gran nación». Y habiendo adelantado la importancia del Ejército, en su editorial, titulado «La defensa, inversión imprescindible», afirmaba que «La sociedad española exige mucho a los Ejércitos. Por tanto, deben disponer de los recursos indispensables para mantener un nivel de excelencia». Quienes aplauden con las orejas la política de austeridad de Rajoy, le dicen que no se le ocurra meter la tijera en el gasto militar, sino todo lo contrario. Al igual que Gabriel Albiac, que decía que «Sólo las armas pueden poner freno a las armas» y, dado que «Estamos en el juego. De la guerra», se precisa «un ejército milimétricamente tecnificado» para hacer frente al «nuevo horizonte bélico. Y un ejército así es caro». Pues que lo pague él.

«La Razón» inclinaba un poco más la cerviz en su titular de portada: «El ejemplo del Rey y del Ejército». Y también dedicaba su editorial a reverenciar al Ejército español, asegurando que, a pesar de la reducción de su presupuesto en los últimos cinco años, «esta carencia, debida a la larga y profunda crisis económica, no ha mermado el desempeño de nuestros militares en las múltiples misiones que tienen encomendadas». Venga ya, mérito es el de las que, a pesar de la crisis y los gobiernos, muchas de ellas en paro, son capaces de alimentar y sacar adelante a sus familias.

En el mismo diario, y llevando el peloteo al límite de lo repelente, Carmen Gurruchaga aseguraba que el rey español «tiene enorme interés en trabajar día a día y en demostrar a los españoles que sigue siendo el mismo de siempre, desde que tras la muerte de Franco tuvo un papel fundamental durante la Transición para que volviera la democracia a su país». Da la impresión de que ni ella misma se lo cree y por eso se ve obligada a repetirlo constantemente. Después decía que el monarca «También desea, obviamente, enmendar los pequeños estores (sic) que en el pasado reciente haya podido cometer y que en ningún caso pueden enturbiar su figura». Cierto, no hacía falta enturbiarla.

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