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Mikel Etxaburu Miembro de la izquierda abertzale de Bizkaia

¿Qué cuentas no le salen en Bizkaia?

LLevamos tiempo sufriendo las políticas del señor Bilbao. Llevamos tiempo viendo cómo el dinero de todos se evapora en grandes infraestructuras que tras llenar portadas y producir grandes titulares pasan directamente a convertirse en sacos sin fondo donde seguir tirando el dinero

Ha llegado enero, 2013, y no hay debate presupuestario en Bizkaia, al menos no hay un debate público serio y basado en las necesidades de los vizcainos y vizcainas. José Luis Bilbao lo mantiene secuestrado. Por primera vez empezamos el año sin presupuestos y con dos enmiendas a la totalidad sobre la mesa, una de EH Bildu y otra del PSE, y nada más y nada menos que 205 parciales.

José Luis Bilbao presentó sus presupuestos públicamente en una semana que llenó de grandes titulares. El 14 de noviembre presentó a bombo y platillo el nuevo impuesto de patrimonio; «pagará más el que más tiene (...)», «más progresivo y progresista (...)», «hemos pasado a Gipuzkoa por la izquierda (...)». Al día siguiente nos sorprendió con la presentación pública de los presupuestos para el 2013, centrando toda la atención en la retirada de las ayudas al deporte de élite. El Athletic, Euskaltel y Bilbao Basket se quedaban sin partida presupuestaria, todo lo demás, cómo proponía repartir el dinero de los ciudadanos, quedó en un segundo plano.

El 28 de noviembre dio a conocer no una, ni dos, ni tres... sesenta y cinco medidas para luchar contra el fraude fiscal, iniciativa cuya necesidad había negado hasta la fecha por activa y por pasiva. Esas medidas fiscales tienen como objetivo que «no defrauden quienes ahora lo hacen». Fraude que, al parecer, hasta ese día no existía para Bilbao, aunque desde Bildu se le hubiera exigido durante tiempo la adopción de medidas en este sentido.

Bizkaia, el único territorio histórico gobernado por el PNV, no cuenta aún con presupuestos, la Diputación no ha convocado el pleno para debatir las enmiendas a la totalidad, y aunque era vox populi que dicho debate se realizaría el 28 de diciembre, en el último momento, como si de una inocentada sin gracia se tratase, el PNV decidió posponerlo sin fecha y sin explicaciones, en el contexto de una situación económica de grandes necesidades.

El PNV alardea, una y otra vez, de su gran capacidad de gestión, de su gran disposición para llegar a acuerdos, de su eficacia para sumar voluntades, pero en esta ocasión las cuentas no le salen.

La posición del PNV con respecto a los presupuestos de Bizkaia ha sido clara desde el primer instante. En ningún momento ha tenido voluntad de negociar los presupuestos con nadie, no ha hecho el mínimo esfuerzo por aunar voluntades, no le ha interesado hablar de los presupuestos de Bizkaia, de cómo hacer frente de una manera eficaz a las necesidades de las y los vizcainos. Su plan era otro y lo creía tener todo atado y bien atado.

Confiaba en que absteniéndose en Araba no interferiría para que el PP sacara sus presupuestos adelante y, a cambio, con la abstención del PP, en Bizkaia haría valer sus propias cuentas. Era una jugada redonda, se aprobaban los presupuestos de Araba sin tener que hacerse una foto de familia con el PP, el de Mariano Rajoy y Carlos Urquijo.

Se lo ha jugado todo a una única carta, a agotar el tiempo y a confiar en el cambio de cromos, en el «yo te apruebo los tuyos si tú me apruebas los míos»; los de Araba por los de Bizkaia. Pero las cosas se torcieron en Araba y ahora las cuentas no le salen. Solo hay una salida, ganar tiempo y volver a echar cuentas... ¿de los presupuestos? No, de cómo volver a hacer un cambio de cromos, un «tú me apruebas aquí para que yo te apruebe allá».

Los presupuestos de la Diputación son algo muy serio como para andar con estos jueguecitos de estrategias parti- distas. Es algo muy serio como para andar con un cambio de cromos a espaldas de la gente y más en la actual coyuntura política.

El PNV nos presentó unos presupuestos que mantienen la misma tendencia de los últimos años. No varían los proyectos, no varían las apuestas estratégicas, no varía el fondo ni la forma y, por tanto, como es lógico y sabido, no variará el resultado. Y el resultado no es maravilloso ni ilusionante, no está lleno de brotes verdes y de ofertas de empleo bien remuneradas que quedan sin cubrir por falta de parados... Lamentablemente hoy en día eso no ocurre, ni en Sabin Etxea, ni mucho menos, en Bizkaia.

Llevamos tiempo sufriendo las políticas del señor Bilbao. Llevamos tiempo viendo cómo el dinero de todos se evapora, desaparece en grandes infraestructuras que tras llenar portadas y producir grandes titulares pasan directamente a convertirse en sacos sin fondo donde seguir tirando el dinero.

A nadie en su sano juicio se le ocurriría guardar su dinero en un bolsillo agujereado. No hay que ser un experto economista para llegar a esa conclusión.

No se entiende que la Diputación, sin coser el bolsillo, vuelva a meter doce millones de euros en el BEC, no se entiende que tras asumir que el bolsillo de la Supersur tiene un agujero más grande que el túnel de Malmasin, vuelva a hipotecarnos en esa infraestructura. Tal vez a los gestores de la Diputación no les importe porque no es su dinero el que meten una y otra vez en bolsillos agujereados, sino el de todos. No es una cuestión menor, ya que estamos hablando de dónde desaparece el dinero y esto está totalmente unido a otra cuestión fundamental; dónde no se invierte, porque, según José Luis Bilbao, no hay dinero.

No se hacen políticas pensando en la ciudadanía y es un error pensar que en Bizkaia «la cosa» va, que la economía funciona y que esto es un pequeño bache y que si cerramos los ojos y contamos hasta veinte, cuando volvamos a abrirlos «la cosa» irá mejor. La crisis es una realidad, el número de parados y paradas, de desahucios, de empresas en ERE va en aumento, las condiciones de los y las trabajadoras cada vez son más precarias y los recortes no son algo pasajero. Esto no es una tormenta de verano, no es un fenómeno meteorológico que hay que asumir, esta crisis la han generado unos pocos y esos mismos están tomando decisiones para que la paguemos a escote.

Y no sólo eso, la crisis sistémica que han cuajado durante décadas y las medidas que toman con la escusa de paliarla, se ha convertido en una gran fábrica muy productiva, una fábrica que crea día a día parados, que vulnera derechos y que deja en la calle y condena a vivir por debajo del umbral de la pobreza a miles de bizkaitarras.

Y en esta situación es lamentable que desde la Diputación de Bizkaia se hurte el debate, se ningunee a todo el mundo y se intente ganar tiempo, salsear y, seguramente, cerrar un acuerdo presupuestario sin entrar en el fondo de la cuestión; los presupuestos de Bizkaia. Simplemente están jugando nuevamente con un cambio de cro- mos, esta vez, seguramente, con la estabilidad en el Gobierno Vasco como cuestión de fondo. Es lamentable e irresponsable hacerlo y es igualmente lamentable e irresponsable que alguien entre en este juego. Los y las vizcainas no nos lo merecemos.

La cuestión es, por tanto, qué cuentas no le salen, las de Bizkaia o las de los despachos, esas que hacen a espaldas de la gente y que luego las pagamos entre todos. Mucho nos tememos que si en Bizkaia no tenemos aún presupuestos es porque al PNV no le salen ni las unas ni las otras.

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