Osasuna se despidió de la Copa en octavos tras caer eliminado ante el Valencia en una eliminatoria que quedó decidida con el 0-2 de la ida. Una desventaja difícil de superar, por mucho que los rojillos fueran superiores anoche en Mestalla ante un equipo local que, eso sí, pareció jugar siempre a medio gas.

Una eliminación que, en cualquier caso, no debiera hacer perder ni un segundo de su tiempo a la familia osasunista, centrada desde ya en ese objetivo común de lograr la permanencia en Primera División. El partido del sábado contra el Real Madrid, aunque difícil, es la mejor ocasión para enderezar el irregular camino liguero del equipo.

Mendilibar apostó ayer por un once rocoso, con Lolo y Timor en el doble pivote y Oier adelantado a la media punta. Un once bastante defensivo para un equipo que necesitaba remontar un resultado adverso. No obstante, el dominio de los rojillos en la primera parte del choque fue casi absoluto.

Presionando muy bien desde arriba, Osasuna jugó prácticamente toda la primera mitad en campo contrario, sin crear apenas ocasiones de gol en la primera media hora pero forzando cinco saques de esquina a favor en apenas 23 minutos de juego.

Pero justo cuando los navarros comenzaban a soltarse la melena, tras un buen disparo de Lolo que se marchó fuera por poco, llegó el primer gol valencianista. Tino Costa lanzaba con mucha potencia una falta directa muy lejana que pilló totalmente despistado a Andrés.

Lo cierto es que el gol no cambiaba en exceso la situación de Osasuna, que estaba obligado a buscar la portería contraria desde el primer minuto. Y así lo hizo, con la suerte de que el gol del empate, obra de un activo Joseba Llorente, llegó muy pronto. El de Hondarribia remataba desde fuera del área un buen pase en largo de Nano.

Los rojillos se vinieron arriba en esos últimos minutos de la primera parte, gozando de varias ocasiones, como un disparo de Arribas desde lejos o una nueva acción de Llorente dentro del área. El empate se antojaba un resultado injusto para los méritos de unos y otros.

El segundo tiempo comenzó tal y como acabó el primero, con buenas ocasiones para Osasuna. Nada más reanudarse el encuentro Guaita tuvo que lucirse primero para despejar un cabezazo de Rami que se colaba en propia puerta, mientras que Llorente mandaba fuera un cabezazo que todo el campo pensó iba a colarse en las mallas.

Diez minutos después, fue otra vez el propio delantero guipuzcoano el que remató de cabeza, esta vez a portería, pero Guaita volvió a dejar claro que ayer no pensaba dar ni una sola facilidad a los rivales.

Ernesto Valverde reaccionó dando entrada a Banega y Soldado, dos cambios que mejoraron mucho al Valencia, y a partir de ese momento los locales se impusieron. El juego de Osasuna fue menguando y, tras varias opciones para sentenciar, fue Soldado, quién si no, el que dio la puntilla a los navarros.