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«En el FAS queremos ver otro cine: hay otros modos de contar historias»

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Txaro Landa

Presidenta del Cineclub FAS

Txaro Landa es la primera mujer que preside el cineclub FAS en sus sesenta años de historia. El FAS es una asociación cultural sin ánimo de lucro de Bilbo, que inició sus actividades en 1953, lo que le convierte en el cineclub en funcionamiento más antiguo del Estado y el segundo de Europa. Con cerca de 150 socios y una asistencia media de 400 espectadores, está reconocido y consolidado en el ámbito cultural vasco.

Alvaro HILARIO | BILBO

Este año el cineclub FAS de Bilbo celebra su sesenta aniversario. El 8 de enero dio comienzo a la nueva programación y los actos dedicados a celebrar seis décadas dedicadas a la promoción del cine en su vertiente cultural. Su presidenta, Txaro Landa, la primera mujer que preside el cineclub en estos sesenta años, habla para GARA de la asociación y sus actividades.

¿Cómo y por qué nace el cineclub FAS?¿De dónde viene sunombre?

Surge a raíz de una encíclica de Pío XII («Miranda prorsus», 1957) que incita a las comunidades católicas a aprender a desenvolverse en el marco del lenguaje audiovisual. Empieza como una iniciativa de padres inquietos por la educación de sus hijos que son apoyados por el obispo Gurpegi. Fas y nefas son palabras griegas, términos filosóficos: lo correcto y lo incorrecto.

¿Cómo eran aquellas sesiones de los 50?

Las primeras sesiones iban acompañadas de guiones: hay una intención didáctica y pedagógica en las proyecciones del Fas. En una hoja se presentaba la película (ficha técnica) y unas pautas para seguir e interpretar la película, todo ello para comprender el fondo y la forma. Esas preguntas servían también para conducir el coloquio posterior a la película. Alguien se tomaba la molestia de recoger lo hablado en actas, lo que nos permite ver cómo han cambiado las ideas, el lenguaje, la forma de escribir.

Los cineclubes estuvieron muy extendidos durante una época que declina ya en los 90. ¿Por qué el Fas sobrevive?

Las cosas van cambiando; las discusiones también: las películas que se dan y sus contenidos, los momentos en que están hechas y se proyectan. Cuando no hay libertad la expresión es más difícil y los debates son más intincados, más crípticos. Son tiempos que conocemos por las actas. En los años 80, muerto Franco, el cine y estas actividades toman impulso, pero, más a delante, con otras posibilidades técnicas como el VHS o los DVD la gente tiene otras alternativas de ocio y se alejan de estas iniciativas. Yo puedo hablar por mí, de por qué seguimos en el Fas. Nos gusta el cine, nos gusta hablar y ese punto en común da paso a amistades; nosotros hablamos de cine, de historias; para nosotros el cine sirve para entender y contextualizar muchas cosas de la vida y la sociedad que nos toca vivir. Hay muchas propuestas interesantes, acercamiento a culturas y lugares diferentes, que con sus historias nos hacen viajar. Ver una película se complementa con el espectador: cada uno la ve a su manera y hablar con la gente abre muchas posibilidades, abre otros mundos.

En Bilbo hay pocas salas de cine. El Fas es el único lugar donde aún se puede ver cine de autor, de cinematografías poco conocidas y en versión original.

Cada director cuenta su historia y lo hace partiendo de su cultura, su lenguaje, su idioma. Los actores tienen también una forma de trabajar y el idioma acompaña a la persona, cada idioma tiene su forma de expresión. Todo esto se pierde con el doblaje. Hay directores que insisten mucho en el trabajo actoral, de recrear personas sentimientos y en cada idioma esto se plasma de muy diferentes modos. Las películas dobladas pierden mucho. Hay que tener en cuenta que el doblaje solo se da en el Estado español,es una obsesión franquista y la artesanía de un tiempo se ha perdido.

¿Cómo deciden qué películas proyectar?

Estamos condicionados por el dinero. Damos películas en versión original pero subtituladas y en los catálogos de las distribuidoras no siempre está todo lo que quisiéramos ver. También vemos que los filmes no se hayan quedado viejos -hay clásicos que pierden fuerza, sentido-; buscamos algo clásico con una mirada contemporánea y, si es posible, que haya una temática común; intentamos conjugar todo esto. Asimismo, buscamos cinematografías poco conocidas: el año pasado, por ejemplo, tuvimos un ciclo de cine filipino. Hay que tener en cuenta que estamos muy acostumbrados al cine de EEUU y no tenemos sensibilidad para otras culturas. Nosotros, en el Fas, queremos ver otras cosas. Hay otra forma de hacer cine, de contar historias más allá de la hegemonía cultural estadounidense.

A los coloquios asisten profesionales del cine, algunos bilbainos, asiduos del Fas.

Esto es un motivo de satisfacción, evidentemente. Además, hay guionistas y directores que vienen a las proyecciones, pero esa inquietud ha desaparecido entre la gente joven. Urbizu, Álex de la Iglesia, Pablo Berger, Jorge Gerrikaetxebarria, Mikel Rueda son algunos de los que han presentado aquí sus trabajos; son también (o han sido) socios o espectadores asiduos a nuestras proyecciones. Hoy, esta inquietud ha desaparecido entre los jóvenes. Queremos que venga gente nueva, savia nueva.

 
DECLIVE

«En los años 80 estas actividades toman impulso, pero, más adelante, con el VHS o los DVD la gente tiene otras alternativas de ocio y se aleja de estas iniciativas»

NACIMIENTO

«Surge a raíz de una encíclica de Pío XII (`Miranda prorsus', 1957) que incita a los católicos a aprender a desenvolverse en el marco del lenguaje audiovisual»

VERSIÓN ORIGINAL

«Cada director cuenta su historia partiendo de su cultura, su idioma. El idioma acompaña a la persona, cada idioma tiene su forma de expresión»

DE BILBO

«Urbizu, Álex de la Iglesia, Pablo Berger, Gerrikaetxebarria, Mikel Rueda han presentado aquí sus trabajos; son también (o han sido) socios o espectadores»

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