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el conflicto kurdo

Ira kurda tras la muerte de tres activistas en París

Disparos en la cabeza con armas automáticas percutidas con silenciador acabaron con la vida de Sakine Cansiz, Didan Dogan y Leyla Soylemez, activistas del PKK kurdo, en un centro cultural de París. Las sospechas se ciernen sobre el Estado turco y pueden tener como objetivo condicionar el proceso de negociación que parecía abrirse, además de poner en un brete a las autoridades francesas. La rabia kurda se hizo presente rápidamente en París y en otras ciudades como Marsella.

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Dabid LAZKANOITURBURU

Tres militantes kurdas fueron halladas en la madrugada de ayer muertas por disparos en la cabeza en el Centro de Información de Kurdistán en París.

Su presidenta, Fidan Dogan; Sakine Cansiz, una de las fundadoras del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), y la joven activista Leyla Soylemez fueron halladas muertas a la 1 de la madrugada en el local, situado en pleno centro de la capital francesa (el número 147 de la calle Lafayette del X distrito de París), y que disponía de acceso a través de un código digital y de alarma. Desde el mediodía del miércoles, un miembro del centro trataba de contactar con ellas. Llegados al lugar, sus compañeros vieron restos de sangre junto a la entrada a la primera planta y derribaron la puerta. Dos de las mujeres presentaban un disparo en la nuca; la tercera tenía sendos impactos en el vientre y en la frente.

La sección «antiterrorista» de la Policía, a la que ha sido encargada la investigación, situó a las 3 de la tarde del miércoles el momento del atentado, cuyos autores habrían utilizado armas con silenciador. El local no tenía identificación alguna.

Cientos de kurdos se concentraron ante el edificio agitando banderas kurdas y retratos del líder del PKK, Abdullah Oçalanm y corearon lemas como «¡Ellas no han muerto!», «¡Todos somos PKK!» y «¡Turquía asesina, Hollande cómplice!», en referencia al primer ministro francés. Los gritos y eslóganes redoblaron su intensidad cuando los cadáveres, envueltos en mantas azules, fueron sacados del inmueble. Una banderola prometía venganza en kurdo.

El ministro de Interior, Valls

Llegado al lugar, el ministro de Interior francés, Manuel Valls, no dudó en calificar el suceso de ejecución. «Es un hecho grave, de ahí mi presencia aquí», señaló, para mostrar su «determinación» para «arrojar toda la luz sobre este acto totalmente insoportable». El ministro, que departió con un portavoz del Centro de Información de Kurdis- tán, señaló que «eran muchos los que conocían a su presidenta», Fidan Dogan, una de las víctimas del atentado.

Reax Edip Gultekin, uno de los 150.000 kurdos que residen en el Estado francés, señaló que «es una verdadera tragedia para los kurdos. Después de tantos años siguen asesinándonos. Estas personas muertas eran refugiadas políticas», recordó.

El atentado mortal coincide con el diálogo entre una delegación de los servicios secretos turcos y Oçalan, encarcelado en la isla-prisión de Imrali. Varios medios turcos filtraron el martes un acuerdo marco para el repliegue de la guerrilla del PKK a cambio del reconocimiento de derechos a la población kurda en Turquía. Desde los montes Qandil, un portavoz del PKK, Roz Walat, aseguró que esperarán a que concluya la investigación policial francesa.

El Partido por la Paz y la Democracia (BDP), principal formación kurda, reclamó a París el esclarecimiento de estos hechos y apeló a protestar contra «esta masacre». Similar llamamiento fue realizado por las asociaciones kurdas en Europa.

El responsable de la Federación de Asociaciones Kurdas en el Estado francés aseguró que el atentado, en pleno diálogo para buscar una solución, «constituye una provocación».

«Ajuste de cuentas»

Desde Ankara, el vicepresidente del partido gubernamental AKP (islamista), Huseyn Celik, aseguró que «todo apunta a un ajuste de cuentas» en el seno del PKK. Aireó para ello supuestas «disensiones internas» en torno al proceso de diálogo en curso.

Un anónimo «especialista en el movimiento kurdo» consultado por AFP dio verosimilitud a esa hipótesis, pero añadió otras, como una acción del movimiento panturco de los Lobos Grises «o incluso un crimen o ajuste de cuentas personal».

Vigiladas por la Policía gala

Dorothée Schmid, directora del programa Turquía del Instituto francés de relaciones internacionales, confirmó que tanto Sakine Cansiz como Fidan Dogan estaban bajo vigilancia policial.

Dogan (32 años) era la representante en París del Congreso Nacional de Kurdistán y la voz de la diáspora kurda en Europa.

Cansiz (55 años) formó parte del grupo de jóvenes militantes de izquierda que creó el PKK en 1978 en Lice (Kurdistán Norte).

Fue inmediatamente detenida y encarcelada en Diyarbakir, donde sufrió salvajes torturas y no fue liberada hasta 1991 tras varios infructuosos procesos judiciales en su contra. Fuentes policiales la consideran muy cercana a Oçalan y al jefe militar del PKK, Murat Karayilan.

Refugiada en Alemania desde 1992-93, fue detenida en 2007 por la Policía en virtud de una orden de arresto internacional emitida por Ankara. Tras un mes en prisión fue excarcelada y se trasladó al Estado francés.

Leyla Soylemez era una joven activista kurda.

HOLLANDE

El presidente francés, François Hollande, calificó de «horribles» las muertes de las tres activistas kurdas. Añadió que le han afectado «directa y especialmente» porque conocía a una de las víctimas, presumiblemente a Fidan Dogan.

izquierda abertzale

En un comunicado en el que recuerda que «la lucha por los derechos de nuestros pueblos nos ha unido muchas veces», la izquierda abertzale mostró sus condolencias y toda su solidaridad con el pueblo kurdo, especialmente con la diáspora kurda.

ANKARA

El portavoz del Gobierno turco Bulent Arinç denunció «una ejecución extrajudicial deplorable» y se mostró «sinceramente consternado». El primer ministro, Recep Tayip Erdogan, insistió por contra en la hipótesis de un «ajuste de cuentas».

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