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El navarro, ante su peor temporada

El polígrafo de Iker Muniain

Blanco de unas desaforadas críticas que no perdonan el bajón de un jugador de solo 20 años que acumula ya 158 partidos en la élite.

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Joseba VIVANCO

Iker Muniain es el fiel reflejo de la temporada pasada y la actual del Athletic. Nadie como él encarna la transformación que han sufrido en carnes propias jugadores y equipo. De ser incluido entre los 40 candidatos al Golden Boy -mejor jugador europeo sub´21- en 2011, a ver cómo desde algunas atalayas periodísticas se da carpetazo a una carrera futbolística aun en ciernes sin el menor rubor.

Que su temporada actual está lejos de lo que de él se espera, nadie lo duda. Que no termina de coger la óptima forma, tampoco. Que su carácter enrabietado ha estado a punto de costarle más de un disgusto sobre el césped y que la grada de San Mamés cada vez tolera menos esos ramalazos, tres cuartos de lo mismo. Que para muchos encarna esa imagen de `millonario prematuro' que cuestionó Bielsa, ningún reproche. Que debe madurar como persona, hasta sus propios progenitores asentirían. Que todo eso y más va en el sueldo, por qué no.

Todo ello tan cierto como que estamos ante un jugador recién veinteañero, que suma ya su cuarta temporada al máximo nivel, que viene de una pretemporada anómala JJOO incluidos, y que todo futbolista tiene `derecho' a atravesar una mala racha. Si encima esa baja forma de juego y probablemente emocional viene acompañada de otro tanto por parte del equipo... blanco y en botella.

El inglés Michael Owen -exLiverpool, Madrid, Newcastle, United y ahora en las filas del Stoke-, apodado The Golden Boy, debutó con 18 años con el primer equipo de los Reds. A los 21 recibió el Balón de Oro, el mismo que Messi acaba de ganar por cuarta vez. El jugador, a sus ahora 33 años, reflexionaba hace poco sobre su carrera y reconocía que había comenzado a jugar demasiado joven y que por ello había sufrido un desgaste excesivo que le ha marcado la parte final de su carrera.

Owen, Etxeberia, Guerrero...

Owen, al cumplir los 24 años, sumaba la nada desdeñable cifra de 316 partidos en la élite del fútbol. Iker Muniain debutó en partido oficial en julio de 2009 a la edad de 16 años. Después de cuatro temporadas en el primer equipo ha disputado 158 partidos, es decir, que si sigue a ese ritmo de encuentros, cuando tenga 24 años sumaría una cifra parecida a la del reconocido jugador inglés.

Pero tampoco hay que irse tan lejos para comparar el `desgaste' que acumula ya Muniain en piernas y cabeza. Un ejemplo de precocidaz es el de Joseba Etxeberria. El Gallo debutó dos días antes de soplar las 18 velas. Cumplida su cuarta temporada como rojiblanco, el de Elgoibar había jugado en 164 encuentros, es decir, solo seis más que Muniain y al navarro le falta medio curso por disputar.

Otro ejemplo. El recordado Julen Guerrero hizo su aparición oficial en el primer equipo de los leones con 18 años ya cumplidos. Al acabar su cuarta campaña en el club había disputado 149 partidos, frente a esos 158 que ya lleva Muniain. Datos y comparativas que no deberían obviarse en el debate en torno al momento actual de juego que atraviesa el de la Txantrea.

Un estado de forma que viene precedido, tampoco hay que olvidarlo, de una temporada exigente hasta el extremo, en el que el jugador tomó parte en la barbaridad de 58 encuentros, a lo que hubo de sumar su presencia en los JJOO de Londres, lo que ha influido -como se ha visto en él y en otros jugadores que no dispusieron de las debidas vacaciones ni la correcta pretemporada- en el transcurso de la presente campaña.

Tener que desenvolverse en la zona central del campo por obligación en lugar de en banda también lo habrá notado su cuentakilómetros particular y su necesidad de adaptación. Todo cuenta, todo suma.

Sus números este curso evidencian el bache que atreviesa. Hace un año, al acabar la primera vuelta liguera, era el segundo jugador con más minutos tras Iraizoz; hoy, es sexto. Para más inri, suma 1.191 minutos, es decir, todo lo jugado en Liga, sin haber marcado un solo gol; su único tanto lo anotó a primeros de agosto ante el Slaven. La campaña anterior hizo 9 (solo dos en Liga), 5 en la precedente y 6 en la de su debut. Tampoco Iker es un goleador, como refleja que su promedio de gol por remates es de solo 0,13, curiosamente el mismo que Susaeta (en 242 partidos) o De Marcos (en 128).

Como tampoco destaca por ser un rematador, sobre todo este curso. En 17 partidos en los que ha participado ha chutado 12 veces y solo cuatro entre los tres palos, un porcentaje alejado del de sus años precedentes. Y como al igual que todo el equipo no atraviesa su mejor momento, los rifi-rafes del vestuario son más propensos a airearse. Además, Iker tiene que soportar que su pésimo golpeo del balón, sea para disparar a gol o pasar al compañero, esté también en el ojo de las críticas.

Su rabia mal encauzada

Críticas que igualmente ha venido recibiendo su facilidad para encararse con los rivales o jugarse a veces la expulsión por reacciones al calor del partido. Algunos de esos arrebatos exasperan ya a La Catedral. Un genio que lleva en su ADN, capaz de hacer que se revuelva contra un contrario o capaz de echarse al equipo encima como lo hizo en el segundo tiempo de la final de Bucarest, donde fue el único en ganarse el aplauso de la afición.

«No hay nadie perfecto, ni lo va a haber», zanjaba en noviembre el presidente Josu Urrutia el debate sobre el comportamiento del navarro. «Alguien que está inquieto o ansioso por buscar su mejor momento puede equivocarse en una acción. Pero yo me quedaría con la edad que tiene, que no se esconde, que no se rinde, que lo intenta y que vuelve a remangarse cuando falla. Demuestra mucho carácter», le arropó su `presi'.

También habló en parecidos términos su entrenador, Marcelo Bielsa, días después. «Se trata de un jugador muy ligado a sus impulsos, a las emociones, que encuentra mucha energía en los aspectos del juego que tienen que ver con la emotividad». Y justificó con su barroco lenguaje: «Probablemente haya sufrido los alcances de los momentos negativos que estamos pasando de forma más acentuada que otros compañeros».

Muniain, que nunca en cuatro años con el Athletic ha sido expulsado, suma esta temporada ocho cartulinas amarillas, una cifra alta -11 la temporada pasada y 6 la anterior-, que ilustra seguramente esa rabia interior mal encauzada de este curso. Sin embargo, el jugador también se ha moderado en este aspecto y prueba de ello no solo son acciones puntuales como en el partido ante el Rayo -donde cruzaba su mano con el rival ante algún lance o hasta se interesó por una dura entrada hecha al joven Lass-, sino que su última amonestación en Liga data del 11 de noviembre ante el Sevilla; desde entonces, solo suma una, la que vio en diciembre ante el Eibar en la frustante eliminación copera que seguro al navarro le llevó los demonios.

Genio y figura, como tantos jugadores únicos, así es Iker Muniain. Criticado duramente por su afición esta temporada, dilapidado por cierta prensa, el futbolista inexperto que cada vez que abría la boca en sala de prensa subía el pan, o era la campaña pasada el recurso chistoso de los `puntopelotas' y 'futboleros' nocturnos, debe dejar a un lado el `Cola Cao' y los sándwiches de `Nocilla', y hablar ahora sobre el terreno de juego. En diciembre compareció ante los periodistas y dijo estar preparado para «tirar del carro». Toca hacer, no hablar, que diría su compañero Aduriz, que de genio sobre el verde sabe un rato.

El seleccionador español sub´21, Julen Lotepegi, se refería al navarro no hace mucho en unas declaraciones al ``Mundo Deportivo''. Con buen tino y sabiduría futbolística, afirmaba: «En toda la evolución de un futbolista hay momentos más complicados y otros más sencillos, como pasa en los equipos. También forma parte de la formación de un jugador saber superar los momentos duros y tener la mentalidad de seguir creciendo centrándose en jugar». Es lo que le toca ahora a Iker, apretar los dientes y crecer, sin olvidar, como acertadamente apreciaba el técnico guipuzcoano, que el navarro «tiene mucho fútbol dentro. Seguro que lo va a seguir ofreciendo. ¡Que a nadie se le olvide que tiene 20 años!».

Susaeta: «Nos ha hecho mucho daño». Markel Susaeta cree que las tres derrotas seguidas que ha sufrido le han hecho al Athletic «mucho daño». El de Eibar compareció ayer tras el entrenamiento matutino y reconoció que «no está jugando bien ni a su mejor nivel y es obvio que el nivel de cada uno no es el del año pasado». Sobre Bielsa, el rojiblanco destacó que «estamos todos con él, como siempre. Es un hombre muy trabajador que esta haciendo todo lo posible para sacar esto adelante y estamos convencidos de que esto irá a mejor».

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