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Las influyentes tribus suníes de Samarra se suman a la revuelta contra Bagdad

Las poderosas tribus de Samarra se han sumado a la protesta de la minoría suní de Irak contra el Gobierno chií de Bagdad. Alineadas en su día con Saddam Hussein, la deriva del país, acentuada tras el final de la ocupación, les ha animado a sumarse a las manifestaciones.

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Guillaume DECAMME | SAMARRA

Todo tiene un aire a los viejos tiempos de Saddam Hussein, con ancianos líderes tribales tomando un café. Pero ocurre que desde hace dos semanas las tribus suníes acampan en Samarra para protestar por las «injusticias» del poder chií de Bagdad.

Discretas en el inicio del movimiento de protesta que sacude Irak desde finales de ciciembre, estas tribus, cuya influencia es considerable, se han sumado a la acampaña de la plaza al-Haq (plaza del Derecho). Desafiando al frío reinante en esta ciudad situada a 120 kilómetros al norte de Bagdad, miles de manifestantes -todos hombres- duermen cada noche en tiendas.

Cada tarde, los oradores se suceden en el micro para reclamar la salida del primer ministro, Nuri al-Maliki e insisten en los llamamientos de las tribus suníes de al-Anbar (oeste), que juzgan que el hombre fuerte de Bagdad les ha insultado. «El Gobierno de Bagdad no debería excluirnos ni marginarnos. Nos niegan el trabajo, nuestros derechos son negados. El Gobierno no investiga sobre nuestros familiares desaparecidos y quiere que nos callemos», se indigna el jeque Talal Jalid al-Saaui.

Bandera de la era Saddam

Banderas iraquíes, una de ellas de la época de Saddam Hussein, ondean al viento. La jornada transcurre al ritmo de las llamadas a la oración de la mezquita al-Razzaq y de la llegada de camiones cargados de víveres.

«Somos novatos en esto de las manifestaciones», se excusa Naji Abbas al-Mizan, portavoz del campamento. El jefe de la tribu al-Achraaf de Samarra, jeque Haythem al-Haddad, cuya cabeza está cubierta por la tradicional kufiya roja y blanca, sondea a la multitud congregada. «Todas las tribus de Samarra están aquí. Son 25 tribus y tienen alianzas con otras 15», se felicita.

El movimiento de protesta estalló a finales de diciembre tras la detención de nueve escoltas del ministro de Finanzas Rifaa al-Issawi, iraquí suní. Las tribuas denuncian secuestros y atentados cotidianos. Ayer mismo se celebraron los funerales por Aifan Saadune al-Issawi, diputado suní que se significó en la lucha contra Al Qaeda en las milicias al Sawa en Falujah.

Ahmez Haza, un joven acampado en la protesta, denuncia que «al-Maliki tiene sus milicias, pequeños ejércitos a su disposición y mata a la gente». Estudiante de farmacia en Jarkov, Ucrania, ha vuelto a su país «para estar al lado de mis hermanos y luchar contra la injusticia». Pese a todo, los manifestantes se niegan a caer en el confesionalismo y rechazan responsabilizar a los chiíes por su suerte. «Pedimos a nuestros hermanos chiíes del sur que se sumen a la protesta porque somos un solo pueblo y queremos preservar la unidad nacional. Todos estamos unidos por la sangre y por los lazos del islam», destaca Abu Tarik.

El Gobierno ha respondido con amenazas y con la excarcelación de 335 inocentes.

Ataques en un área reivindicada por los kurdos

Al menos 24 personas murieron en tres atentados contra sedes de partidos kurdos en Kirkuk y en Tuz Jurmatu, enclaves poblados por kurdos, árabes y turcomanos y que forman parte de un territorio que reivindican tanto el Gobierno central como los dirigentes de Kurdistán Sur.

Zonas históricamente kurdas y arabizadas en un proceso colonial llevado a cabo por el desaparecido régimen de Saddam Hussein, el diferendo por estas zonas es, a largo plazo, la mayor amenaza para la estabilidad del país.

En Kirkuk, al menos 19 personas murieron y 190 resultaron heridas en sendos atentados perpetrados por conductores suicidas ante la sede del PDK, del presidente kurdo Massud Barzani, y contra un responsable local del partido, Mohamed Kamal.

Más al sur, en Tuz Jurmatu, cinco civiles murieron y 40 resultaron heridos en otro atentado suicida cerca de los locales de la UPK, del presidente de Irak Jalal Talabani.

El Estado Islámico de Irak, alineado con Al Qaeda, tiene a los kurdos como el segundo objetivo de sus ataques tras la mayoría chií iraquí.

Seis personas murieron en Bagdad y otras tres en Baiji, Tikrit y Hawija. GARA

EXCARCELACIONES

El viceprimer ministro iraquí, Hussein Chahristani, anunció la puesta en libertad de 70 prisioneros y aseguró que Bagdad continuará excarcelando más en respuesta a una reivindicación de los manifestantes.

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