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CRíTICA: «Haritzaren bihotza»

Aburrida y poco original fábula del cambio climático

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Mikel INSAUSTI

A estas alturas ya no se puede andar con paños calientes al juzgar nuestro cine de animación, porque cualquier pequeño estudio puede ser competitivo hoy en día gracias al ordenador. Así que no valen las viejas excusas, máxime cuando lo que más falla en el caso de «Haritzaren bihotza» es el guión y el diseño de personajes. Son apartados vitales donde la falta de originalidad resulta alarmante, por culpa de esa manía consistente en imitar a las grandes producciones de Hollywood. Personalmente, prefiero que se haga un producto más personal, sin que me importe tanto el acabado visual, siempre en relación con los medios existentes.

El argumento de «Haritzaren bihotza» se parece mucho al de «Campanilla: El secreto de las hadas». El humor es una pobre copia del de la franquicia «Ice Age», mientras que la relación entre humanos y dragones parece sacada del clásico de Disney «Pedro y el dragón Elliot». Los mitos medievales puestos en liza remiten a «Excalibur» y «El señor de los anillos», en lo que respecta a la espada y el anillo mágicos. Hay también un ejército de esqueletos inspirado en la técnica stop motion de Ray Harryhausen. El aeroplano en el que vuela de forma redundante el dragón volador es un prototipo de «Los Picapiedra» de Hanna-Barbera...

Se supone que «Haritzaren bihotza» es la tercera entrega de una saga creada por Angel Izquierdo, y que completan los títulos «Dragon Hill» y «El cubo mágico». Decepciona que en los diez años transcurridos entre el capítulo inicial y el que nos ocupa no haya sido capaz de darle un sello propio y distintivo a la serie. Siento no disponer de la perspectiva de las reacciones de los menores y los adultos acompañantes, debido a que fui el único asistente en la sesión dominical en horario infantil a la que acudí. Pero tengo la impresión de que el aburridísimo tratamiento se circunscribe a niveles de comprensión de muy corta edad, excluyendo al resto de niños y niñas, y no digamos ya a los mayores.

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