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23º Mundial masculino (1/8 de final)

Los octavos se cierran sin emoción

La segunda jornada de octavos se saldó con cuatro partidos resueltos con mucha ventaja. España fue superior a Serbia; Hungria aprovechó los errores polacos; y Eslovenia y Croacia no tuvieron rival.

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Juan Carlos ELORZA

De las 14 selecciones europeas que acudieron al Mundial solo Montenegro se quedó fuera de los octavos de final, y las tres representantes del resto del mundo que llegaron a los cruces acabaron su recorrido aquí, sin opciones las dos africanas Túnez y Egipto ante Dinamarca y Eslovenia, y con regusto amargo la Brasil de Jordi Ribera, que acarició la sorpresa ante Rusia. Europa volverá a copar el reparto de medallas, como en las 22 ediciones anteriores desde 1938.

Lo peor de ayer fue que faltó emoción en todos los partidos, que se decidieron mucho antes de llegar al tramo final. Las selecciones que se clasificaban pudieron reservar fuerzas, y las perdedoras acabaron bajando los brazos, desesperadas por su mal día en unos casos, o por su clara inferioridad en otros.

Los cuartos de final están servidos, con un partido que destaca poderosamente, el Francia-Croacia, dos de los aspirantes más claros a jugar la final, fijos ambos en casi todos los podios de los campeonatos internacionales de la última década. Esta vez, uno de ellos se quedará fuera de la lucha por las medallas.

SERBIA-ESPAÑA (31-20). A la hora de la verdad la selección española compareció mucho mejor mentalizada y Serbia demasiado fallona. España sacó muchos beneficios de sus puntos fuertes, porque las constantes pérdidas de balón serbias -21 en total, por 8 de su rival- le permitieron correr al contraataque -8 goles, 6 de ellos en la primera parte, por ninguno de Serbia en todo el partido-, y en el ataque organizado acertó a explotar lo que mejor se le da, las fintas-penetraciones de su primera línea -con mención especial para Sarmiento, que marcó cinco goles en la primera mitad-, y la conexión con Julen Aginagalde, que es muy bueno y además ayer no estuvo bien defendido por los serbios.

En este escenario, España cobró ventaja enseguida y, antes de cumplirse el cuarto de hora de juego, la descalificación directa de Virán Morros por una falta sobre Zelenovic (quizá un castigo excesivo, pero la pareja arbitral mantuvo el mismo criterio en una acción idéntica de Marsenic en la segunda parte, también descalificado), lejos de suponer un problema se convirtió en un revulsivo, y en inferioridad Rivera y Tomás ampliaron la ventaja con dos goles al contraataque (4-9). España se creció en defensa y en ataque, mientras Serbia se fue diluyendo e incluso pareció que bajaba los brazos en cuanto el encuentro se le puso cuesta arriba.

Su único recurso eran los lanzamientos de su primera línea, y de los 12 goles de la primera mitad 9 procedían de sus laterales y centrales (3 de Menadic, y 2 de Ilic, Vujin y Sesum), que creaban problemas a la barrera española y a Sterbik, pero los errores en los pases se sucedían, los exteriores españoles se mostraban muy atentos en salir a cortar los pases, y luego en los contraataques no perdonaban.

Con 12-20 al descanso, la segunda parte no sirvió para nada. Y eso que España se atascó y solo pudo meter 3 goles en los siguientes 15 minutos, pero Serbia no reaccionaba, hasta que 3 goles seguidos de Rocas (7 de 7, 3 de ellos de contraataque, MVP del partido) devolvían la normalidad al rumbo del encuentro, y España se metía en cuartos con más facilidad de la esperada.

ESLOVENIA-EGIPTO (31-26). A 20 minutos del final Eslovenia ganaba por 9 (25-16). Su seleccionador no dudó en repartir minutos para reservar fuerzas, y hasta 12 jugadores marcaron algún gol, mientras Egipto mantenía el tipo con los 10 tantos del lateral derecho Mostafa. Un parcial de 0-6 (25-22) animó un poco el tramo final, pero Eslovenia recuperó su ventaja y encaró sin problemas los últimos minutos.

CROACIA-BIELORRUSIA (33-24). El partido no pasará a la historia del campeonato. Rozaba lo imposible que los bielorrusos pudieran vencer pero, por si acaso, a los 15 minutos Croacia ya ganaba por 10-4, y al descanso por 21-9. El máximo goleador del campeonato, Rutenka, acusaba los esfuerzos realizados para llegar hasta aquí y solo podía mantenerse 20 minutos en cancha, en los que añadió 4 goles a su cuenta anotadora. Goluza sentó a sus titulares en cuando el resultado estuvo encarrilado, de forma que Vori solo jugó 8 minutos, Kopljar 18, Duvnjak 16, Cupic 14... pensando en un choque de cuartos de final ante Francia en el que cualquier reserva física será necesaria.

HUNGRÍA-POLONIA (27-19). Durante los primeros 30 minutos hubo partido. El choque que se presentaba como el más igualado de la jornada respondía al guión, con Csaszar al mando de las operaciones en Hungría y Polonia haciendo la goma durante la primera mitad, cediendo terreno, remontando y manteniendo la igualdad en 30 minutos con pocos goles que finalizaron con 10-9 al descanso.

La tónica se mantuvo en los diez primeros minutos de la reanudación, hasta que Polonia empezó a encadenar errores en su ataque, que finalizaban con malas selecciones de lanzamiento o pérdidas de posesión, se acrecentó la figura del portero húngaro Mikler (MVP del partido) y Hungría aprovechó para matar el partido al contraataque. Un parcial de 4-0 que llevaba el marcador al 17-11 significaba el principio del fin de la resistencia polaca.

Sus ataques seguían sin encontrar el ritmo, la ventaja se estabilizaba en 5-6 goles, y la desesperación fue cundiendo en la selección polaca. Con 23-18 y 7 minutos para el final pareció que ya daban por perdido el partido, en una jornada nefasta (46% de acierto en el remate por el 58% húngaro, y gran diferencia también en el rendimiento en ambas porterías), y un parcial de 4-0 finiquitó el choque.

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