El Gobierno de José Luis Bilbao ha logrado su objetivo, desviando la atención hacia Araba mientras aguarda a que el PP cumpla hoy en Gernika con su promesa de apoyar su proyecto de presupuestos. Los jeltzales se han empeñado en no mostrar ante la opinión pública que su fortaleza en Bizkaia no es tal y que necesita de apoyos para gobernar como el resto de diputaciones.

Ayer mismo era difícil arrancar declaraciones a los protagonistas del que puede considerarse un nuevo «cortejo» entre PNV y PP en Bizkaia, obligados al entendimiento para evitar cambios radicales en materias sensibles para ambas formaciones como es, por ejemplo, la fiscalidad. Si las reflexiones desde la bancada jelkide no eran públicas, las de los compañeros de Antonio Basagoiti eran tímidas, aunque dejaban claro que se abstendrán en la votación de las enmiendas a la totalidad de Bildu y PSE. Después, transaccionarán algunas enmiendas, con lo que el PP se dará por satisfecho, consciente de que José Luis Bilbao no cambiará el rumbo a su política de la última década.

Bildu está llamada a ser la protagonista desde la tribuna que ocupa la oposición ya que, además de su enmienda a la totalidad al proyecto de cuentas, la Mesa de la Cámara ha estimado que otras tres iniciativas de la coalición tienen el mismo rango que la anterior. Se trata de las que tienen que ver con el recorte salarial del complemento de dedicación de los puestos de alto nivel de la Diputación, el aumento de la financiación de los ayuntamientos vizcainos y la referida a la liquidación de Udalkutxa de 2012.

Una idea central expondrá la portavoz soberanista, Irune Soto, en el debate que se aventura acalorado: que las políticas sociales de los presupuestos «no plantean como prioridad el dar respuesta a la cruda realidad que viven miles de vizcainos y vizcainas en un momento en el que resultan más necesarias que nunca». A nadie se le escapa que el diputado general intentará desacreditar a la primera fuerza de la oposición, aunque la duda está en si este año volverá a mirar a Gipuzkoa para ello, obviando que el PNV ha estado más atento a lo que se cocinaba en Araba que a acercar posturas en Bizkaia.

Bildu considera que el PNV pretende dejar «desamparados» a miles de vizcainos, lo que achacan a «una decisión política inaceptable, injusta e irresponsable», abogando por una política fiscal en la que prime la progresividad al tiempo que se abandona la inversión millonaria en grandes infraestructuras deficitarias.

El PSE, por su parte, ha llegado a cifrar el recorte en el bienestar de los vizcainos con respecto a 2012, que cifra en 123 millones, los que ha limado el PNV de las cuentas. Su portavoz, Iñaki Egaña, entiende que «no hubiese tenido lugar de haberse presentado una reforma fiscal que hubiese paliado los recortes realizados».

Acuerdo en Gasteiz

Mientras, en Gasteiz, el alcalde, Javier Maroto, y el portavoz del grupo municipal del PNV, Gorka Urtaran, presentaron ayer su acuerdo presupuestario ante los medios de comunicación en un acto que tuvo lugar en la casa consistorial. Durante la comparecencia, el jeltzale negó la existencia de presiones externas y señaló que el acuerdo se ha fraguado en una negociación «honesta, [...] hecha en Vitoria para los vitorianos y vitorianas».

Pese a ello, Urtaran sí reconoció que, «indudablemente, el acuerdo en Gasteiz puede facilitar otros acuerdos en otras administraciones». Incluso, se mostró partidario de trasladar el pacto a otras instituciones. «Estamos obligados a entendernos», manifestó.