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XIII Congreso de ELA

«El sindicalismo frente al capital es hoy más necesario que nunca»

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Valentín Bengoa
histórico militante de ELA a sus 89 años

Discreto y humilde. Así le califican sus compañeros de ELA. Valentín Bengoa es jesuita. A sus «casi 90 años» recibió un homenaje en el XIII Congreso. No quería ningún reconocimiento. En su ánimo estaba alargar su presencia y, ante la gratitud de la militancia de ELA, prometió «vivir hasta el próximo». Pero, esta vez, no se escapó.

¿Cómo ve en estos momentos el movimiento sindical ante la crisis?

En primer lugar, veo el sindicalismo más necesario que nunca, porque entiendo que se han propuesto como objetivo terminar con el sindicalismo; en segundo lugar, creo que es imprescindible; y en tercer lugar, porque en este momento ha aparecido claramente cuál es la entraña verdadera del sistema capitalista, es decir, del enemigo de la clase trabajadora. Habrá que hacer todas las acomodaciones que haya que hacer, pero el sindicalismo es más necesario que nunca.

¿A qué se refiere cuando dice lo de acomodaciones?

Acomodaciones o adaptaciones, vamos a decir. Al hecho de que ha cambiado la sociedad, ha cambiado el mundo del trabajo y, por lo tanto, habrá que hacer adaptaciones importantes, pero los trabajadores necesitarán más que nunca al sindicato. Porque el capital está más desnudo que nunca, y el sindicato siempre ha sido una organización de la clase trabajadora, de resistencia contra el capital. Por lo tanto, hay que resistir y renovarse más que nunca.

¿Cree que está planteada la ofensiva contra los sindicatos?

Sin duda. Ante la ofensiva del capital, de una forma u otra, lo que tiene que hacer el sindicalismo es hacer más sindicalismo. Y ante las crisis, ya se sabe siempre, hay que ir al origen, a las fuentes. Una cosa es el sindicalismo como algunos lo han concebido, es decir inscrito en el sistema, pero otra es el sindicalismo que le interesa a la clase trabajadora. Desde ahí debemos construir esa resistencia y transformación. Ambas son importantes, pero siempre debemos de estar al servicio del pueblo desde la clase trabajadora.

¿Hay alternativas políticas a este modelo capitalista que impera en Europa en estos momentos?

No hay alternativa política electoral. De momento, no la hay, es cierto. Por distintas razones y la primera de ellas porque en Europa ha habido una adaptación del sindicalismo, no a las necesidades de la clase trabajadora de la nueva sociedad, sino aceptando unas cuantas concesiones que el capitalismo ha hecho, por ejemplo, en materia del estado de bienestar. Dicho sea de paso, lo están fastidiando.

¿Esa es una mala estrategia?

Tienen que salirse de ahí cuanto antes. Otros dirán otra cosa, pero si queremos hacer un sindicalismo fuerte, no se puede seguir esa vía de aceptación del capital. Y ante eso, el sindicalismo debe revisar las ultimas fases de la construcción del Estado de Bienestar para ver si puede seguir así. No, evidentemente, desde la visión del capital, puesto que dirá siempre que no, sino desde la visión del propio trabajador, que lucha porque sea posible lo que históricamente a veces es imposible. Al sindicalismo le toca ahora abordar ese tema con más fuerza que nunca.

Desde su experiencia ¿a qué se debe que los políticos estén poniéndose al servicio de los capitalistas?

Porque es el poder imperante. Lo que he descubierto con mucha simpleza es que el capitalismo ha puesto al descubierto sus entrañas, sin corazón. He descubierto que no se puede crear una sociedad con unos dirigentes capitalistas sin corazón, porque lo tienen podrido.

Supongo que estará orgulloso de que el XIII Congreso le rinda un homenaje porque usted «ha sido imprescindible para que ELA sea el primer sindicato de Hego Euskal Herria».

¿Orgulloso? Me he opuesto todo lo posible. Les ofrecí, como transacción, que pensaba vivir hasta el próximo congreso y que entonces podrían hacerlo, pero no lo aceptaron (se ríe).

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