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Dos poderosos «think tank» instan a Merkel a consolidar el papel de Alemania en América Latina

Dos «think tank» aconsejaron a la canciller, Angela Merkel, que aprovechara la cumbre CELAC-UE para reorganizar la política con América Latina e intervenir indirectamente en Venezuela y Cuba. Las propuestas acaban con el papel privilegiado del Estado español en la gestión de la política de la UE con su excolonias.

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Ingo NIEBEL

Este fin de semana se ha celebrado por primera vez una cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea. A la CELAC pertenecen todos los estados de las dos Américas menos Estados Unidos y Canadá. La UE ya lleva años queriendo ampliar su posición en aquellos lares para reducir la influencia de EEUU y la expansión de China, Rusia e Irán en la región. A Bruselas le hubiera gustado firmar un Tratado de Libre Comercio con MERCOSUR, pero justamente su propia política agraria ha sido el mayor obstáculo para lograr este objetivo. Una posición privilegiada en el diseño de las relaciones entre la UE y América Latina correspondía al Estado español.

De esta forma, Bruselas recompensaba políticamente a Felipe González cuando tuvo que desmantelar la industria pesada y la flota pesquera después del ingreso del Estado español en la Comunidad Económica Europea y en la OTAN. Pero la fundación Konrad-Adenauer-Stiftung (KAS), «fábrica pensadora» de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), ha dejado de respetar este acuerdo.

En un reciente análisis geopolítico sobre las futuras relaciones con la CELAC, la KAS recomendó al Gobierno alemán «adoptar un papel de liderazgo dentro de la UE para ampliar la colaboración con América Latina».

Después de haber perdido su imagen de supuesto motor económico de la UE y de quedar en evidencia su soledad al ser el único estado que se opuso a la elección del ministro de Finanzas holandés, Jeroen Dijsselbloem, como presidente del Eurogrupo, el Estado español está a punto de ser aislado también en otro ámbito estratégico de su política exterior y económica.

En los días previos a la cita en Santiago de Chile, la KAS hizo ver a la canciller alemana, Angela Merkel, la importancia de esta cumbre para diseñar de nuevo las relaciones de Alemania y de la UE con América Latina.

El autor del estudio, Maik Zarandi, parte de la base de que el continente de Simón Bolívar está divido en tres grupos: un polo, totalmente opuesto a las ideas neoliberales de la CDU y de la KAS, lo componen los estados miembro del ALBA. Su influencia en la región, especialmente la de Venezuela y Cuba, la considera como un riesgo. En el otro extremo ubica a aquellos estados que han firmado un Tratado de Libre Comercio con la UE o EEUU. Y entre ambos polos se hallarían como poderes emergentes Brasil y, en menor medida, México, países con los que Alemania ha mantenido tradicionalmente muy buenos contactos, al igual que con Colombia, Chile, Guatemala y con Argentina.

Brasil y México, claves

El colaborador de la KAS sostiene que «la nueva comunidad surgida en América Latina en los inicios de un proceso de desarrollo que, por muchos aspectos, aún está abierto». Por eso, el Gobierno alemán debería aprovechar «este momento histórico para colocar las relaciones con América Latina en un nivel cualitativamente nuevo».

Zarandi recomienda que «ante todo, Alemania y la UE deberían intentar atar más Brasil a Europa» y recordarle a este estado la responsabilidad que tiene «para el futuro desarrollo de la CELAC como un socio global» de la UE. Para ello, Berlín debería aprovechar que en 2013 se celebrará en Alemania el «Año de Brasil».

Al igual que la KAS, la Fundación Ciencia y Política (SWP), el «think tank» del Gobierno alemán, pone especial énfasis en esta potencia sudamericana, pero también lo hace en México. En su análisis sobre el contexto geopolítico latinoamericano, el director de la SWP, Günther Maihold, pronostica «una América Latina sin Chávez», lo que, en su opinión, abriría «nuevos márgenes de maniobra para la política alemana hacia América Latina». Maihold, que actualmente imparte clases en la Cátedra de Guillermo y Alejandro de Humboldt del Colegio de México, sugiere que Alemania y la UE -en este orden- deberían utilizar las buenas relaciones con Brasil y México para apoyar «la promoción de la democracia, la (re)construcción de las instituciones y el asesoramiento de ordenamiento político» en Venezuela y Cuba. El catedrático considera que, de esa forma, las naciones brasileña y azteca no intervendrán en los dos estados fundadores del ALBA «para evitar la inestabilidad política».

El Estado alemán no puede intervenir directamente en la isla porque La Habana no permite la presencia en su territorio de fundaciones como la KAS. En Venezuela, operan en tierra quemada porque la influencia de sus socios -las élites de antes-, ha quedado marginada por el avance de la Revolución Bolivariana, tal y como lo reconoce el propio Zarandi en su análisis.

A tenor de los últimos acontecimientos, parece claro que tras la casi solitaria intervención militar de París en Mali, la soledad de Madrid en el Eurogrupo y el anuncio de Londrés de que podría abandonar la UE, la nueva contraseña común parece ser la de «uno contra todos y cada uno por su lado».

 

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