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RUGIDOS ROJIBLANCOS

¿Cerrando el paréntesis abierto en Bucarest?

 

Gontzal FRESNO ASTORKI Socio y reponsable de www.aquihayzarpazo.com

Así, sí. El triunfo del Athletic, necesario tanto para coger aire con respecto a las posiciones complicadas de la tabla como para recuperar la autoestima, no pudo ser más contundente. En lo cuantitativo, goles y puntos, como en lo cualitativo, aspecto en el que se volvió a ver a aquel Athletic que se perdió el nueve de mayo.

El juego agresivo, rápido, contundente, ambicioso, volvió a caracterizar a los pupilos de Bielsa. Fue significativo que, para el minuto dos, De Marcos ya pudo adelantar a los locales, pero tanto Óscar como Susaeta siguen necesitando de demasiadas ocasiones para transformar un gol. Con todo, ayer ambos volvieron por sus fueros a protagonizar el dinamismo que les caracterizó el pasado año y que fue clave en convertir al equipo en una máquina de desmarques.

Por ahí ganó el Athletic el partido, a raíz de marcar un ritmo muy alto al encuentro y buscar una y otra vez las rupturas. Bien dirigidos por Herrera, con un sorprendente San José anclando el centro del campo, un Muniain que mostró señales de mejora y un magnífico Aduriz, un lujo de futbolista, por su tesón, su entrega, generosidad y acierto. No fue casual que Aritz participase en prácticamente todas las jugadas de peligro y en los goles, demostrando que la actitud en fútbol es tan importante o más que la aptitud.

Como una moto acabaron los rojiblancos, arrasando al Atlético a la contra, buscando los huecos, las diagonales, los desmarques, combinando el juego por banda con toques antológicos de Herrera o del propio San José. El segundo gol, por ejemplo, fue toda una demostración de que no se ha olvidado lo que tanto costó aprender. La forma de sacar el balón de Laporte, el pase de Herrera o el movimiento de Aduriz para hacerle hueco a un Susaeta por fin acertado.

Había pendientes demasiadas cosas. Cerrar el paréntesis que se abrió en Rumanía, centrarse en lo deportivo, aparcar lo no relacionado con lo que se ve en el campo, hacer piña entre quienes quieren seguir en el Athletic y pensar que aún es pronto para dejar de pelear por engancharse a los de arriba de la tabla. Valorando a los que están, pensando que el Athletic seguirá existiendo a pesar de las deserciones. Porque no deja de ser motivo de alegría que en el momento en que un central decide bajarse del proyecto surja de abajo una promesa como Laporte. Eso es el Athletic.

Tampoco es casual que el equipo rindiese el día que Bielsa decide, de nuevo, aplicar la cordura y retirar a De Marcos del lateral zurdo, por ejemplo, o resituar a Muniain en banda izquierda.

Aún es pronto para echar las campanas al vuelo, pero ha habido que esperar hasta finales de enero, desde mayo, para tener un motivo de alegría. Porque si los puntos eran necesarios, más aún lo era que el grupo diese muestras de que estaba futbolísticamente vivo. Y esta forma de ganar, desde luego, resulta más convincente y prometedora que la que se empleó para derrotar otrora a Celta o Mallorca.

Ahora espera el Valladolid. Otra prueba para calibrar si la recuperación es coyuntural o si, de una vez por todas, la caseta se ha conjurado para demostrar un mínimo de orgullo. Porque aún no se ha hecho nada. Y qué bien se está sin los `Fernandos'.

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