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Gloria REKARTE Expresa

Patinazo colosal

Sin parar en riesgos, «El País» se lanzó a combatir la opacidad de las autoridades venezolanas con la transparencia que emanaba de la fotografía entregada a una agencia de su confianza por la hermana en España de la enfermera cubana que -por descontado, poniendo en riesgo su vida- la había realizado. Aun reconociendo que la cosa estaba flojilla, vaga y difusa, se avino a publicar en web y papel la prueba documental: Chávez entubado, incubado y muriente. Titular y portada.

Media hora más tarde, «El País» asumía que lo que tan ufano había publicado no era más que una mísera captura de un viejo vídeo colgado en la red, que ni el enfermo era Chávez ni la foto era foto, y deshonrosamente timado y con el trasero al aire, la descolgaba de la web y se afanaba en la odisea de detener la distribución del periódico. Y en la de pedir disculpas sacudiéndose responsabilidades, dieran a quien dieran.

Puede parece que a «El País» se la jugaron sus fuentes, o las fuentes de sus fuentes. Pero no. Su manifiesta debilidad por todo lo que huela a «disidencia» -que es condición reservada a los enemigos de los gobiernos de Cuba y Venezuela-, sumado a la picaresca -que es condición universal- y el afán de satisfacer y secundar los anhelos de los enemigos de Chávez, han sido los méritos propios que han hecho que «El País» ocupe tribuna en la historia de los mayores y más graves patinazos periodísticos.

Dicen que de los escarmentados nacen los avisados. Dicen. Pero si acaso vieran publicada una foto de Chávez en una urna luciendo, además de buen color, impecable uniforme de gala y banda presidencial, sepan que no, que no hay constancia de que los médicos cubanos sean unos cracks congelando presidentes.