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Joseba Gezuraga Juntero de Bildu en Bizkaia

Promoción económica en Bizkaia, a examen

Afirma el autor que se venden «grandes ideas, infraestructuras y proyectos» -como la Supersur o el Guggenheim en Urdaibai- para salvar la situación económica, pero a su juicio, el examen de los datos y partidas de promoción económica revela la existencia de una política incongruente y dañina, especialmente para las zonas más degradadas de Bizkaia.

El área de la promoción económica y el empleo es un departamento estratégico y vital para establecer unas bases sólidas que nos permitan alcanzar la competitividad de nuestro tejido empresarial. Por ello, y ante la actual crisis sistémica, resulta indispensable que las instituciones no recorten su presupuesto. No obstante, los primeros avances presupuestarios apuntan a todo lo contrario.

El Gobierno Vasco, las diputaciones, las mancomunidades, además de otros agentes sociales, están ejerciendo competencias en materia de promoción económica y empleo sin coordinación alguna. Así, la implicación de todas estas instituciones supone que las políticas de impulso económico y empleo y formación alcancen el 48% del valor total de las duplicidades calculadas por el Gobierno Vasco, esto es, casi la mitad de los 400 millones de euros totales, lo que conlleva la consiguiente pérdida de competitividad como país.

No obstante, las políticas de promoción económica y empleo ya han sido consideradas «superfluas» por parte de las formaciones más conservadoras. Así, el PP de Bizkaia planteó durante varios ejercicios la supresión de los departamentos de Innovación y de Empleo de la Diputación Foral de Bizkaia (DFB).

El PP en Madrid y el PNV de Bizkaia anunciaban normas y leyes de apoyo a emprendedores, cuando en realidad se trataba de modificaciones fiscales para mejorar los resultados de las grandes empresas, con escasas medidas de apoyo a las pequeñas empresas o autónomos.

Así, la DFB procedió a unificar los departamentos de Promoción Económica y de Empleo, además abrió en 2009 un proceso de fusión de varias de sus sociedades, invirtiendo casi dos años en la unificación de las mismas. Dos años perdidos en medio de la crisis económica más fuerte que hayamos conocido; mientras la deslocalización se materializaba en numerosas zonas de Bizkaia y la caída del empleo comenzaba a ser preocupante, la Diputación se ocupaba de su propia estructuración.

El Diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, proclamaba solemnemente: «Entraremos más tarde y saldremos más rápido», y entraba en una carrera de anuncios de grandes proyectos estratégicos: Habidite, el Plan Foral de Vivienda, la ampliación del Parque Tecnológico a la Margen Izquierda, el BEC y sobre todo las grandes infraestructuras como motor del desarrollo económico, particularmente la Supersur. Algunos de estos proyectos se encuentran en los tribunales por supuestas irregularidades, otros no se han desarrollado y los que se han cumplido resultan deficitarios.

Asimismo, para «salvar» la grave situación económica de algunas comarcas de Bizkaia, se planteaban grandes ideas como el Guggenheim en Urdaibai. «Tenemos 100 millones y los vamos a invertir en este proyecto, aunque sea sin el apoyo del Gobierno Vasco», anunciaba solemnemente el diputado general, Sr. Bilbao, en el pleno de Juntas en Gernika.

Entre la confrontación y el desencuentro han transcurrido los últimos años. Cada administración, de espaldas al resto, compitiendo unas con otras, olvidándose del interés del ciudadano y sin una política de empleo y promoción económica planificada y coordinada. Dicho esto, quisiera centrarme en el ámbito de la Diputación de Bizkaia y su política de promoción económica.

Se puede aseverar que 2012 ha sido un año más de objetivos que de realidades, en el que Diputación ha ido presentando las inversiones que prevé realizar durante esta legislatura en estas materias, dedicando más esfuerzos a publicitar estos planes plurianuales que a abordar junto a otros agentes la urgente lucha por la recuperación económica.

Y en cuanto a las partidas presupuestadas para 2013 en materia de promoción económica, los datos no son nada halagüeños: el presupuesto total, sin el capítulo 1 de personal, para el año 2012 fue de 79 millones; con la supresión de las ayudas al deporte profesional ya anunciadas, la cifra presentada para 2013 es de 72 millones.

Una cifra que resulta engañosa, ya que de estos 72 millones de euros, el BEC se lleva 12, con lo que en realidad serían 60 millones. Es decir, solo el BEC iguala a los programas de Promoción Empresarial o de Empleo (11'5 y 14 millones de euros). El BEC se come literalmente un sexto del presupuesto del departamento y, para hacernos una idea, podemos señalar que lo invertido anualmente en la adquisición de acciones del BEC supone tanto como la aportación de la Diputación para el Campus Tecnológico de Bizkaia en la zona de Basurto y San Mamés.

Este lastre, la nula gestión del BEC, condiciona el resto del presupuesto departamental. Así, el desarrollo del territorio, comarcas en declive y otras azotadas por los ERE y el cierre o la marcha e empresas ve reducido su presupuesto de 600.000 a 100.000 euros, cuando hace un año el Departamento publicitó como gran novedad esta partida dirigida a promover iniciativas y proyectos en comarcas golpeadas por el paro y la reconversión industrial, aunque se consignaron solo 600.000 euros.

¿Pero cómo se entiende ahora que de un ejercicio para otro (con una situación económica y de desempleo agravada) se minore dicha partida hasta dejarla en la sexta parte de lo consignado en 2012? Resulta contradictorio, incongruente y, lo que es más grave, repercute negativamente en la recuperación económica de zonas especialmente degradadas de nuestro territorio.

Desde Bildu consideramos imperioso reforzar la promoción de iniciativas y proyectos en las comarcas para generar empleo, elevando dicha partida, máxime cuando el fomento de estas iniciativas viene siendo una asignatura pendiente en determinadas comarcas degradadas (Margen Izquierda, Busturialdea...). Es el momento de abordar en serio la elaboración de planes socioeconómicos integrales para las comarcas con la participación de empresas, sindicatos y otros agentes sociales.

Otros programas como el Plan de Apoyo a Autónomos pasan de 1.120.000 euros a 255.000 euros, mientras que el empleo juvenil o «Bizkaia Xede», para la vuelta de trabajadores con alta calificación, sufren descensos significativos. La partida de convenios con Viveros para la Creación de Empresas cae a la mitad y otras partidas importantes de Innovación desaparecen, aunque se anuncia un nuevo fondo de cuatro millones de euros para el impulso de la innovación, si bien no se hace ninguna referencia a ello en la memoria, ni se concreta el carácter interinstitucional de dicho fondo ni los proyectos que se pretenden impulsar. El fomento del turismo se mantiene.

Finalmente, asociaciones muy populares pero especialmente desatendidas como el sector de la artesanía vuelven a ser relegadas a partidas irrisorias, lo que entorpece y dificulta su participación en las ferias que se celebran en nuestro país.

En definitiva, el PNV se erige como un alumno aplicado de las políticas de austeridad más severas, recortando partidas de promoción económica y empleo que resultan indispensables para la creación de puestos de trabajo de calidad. Resulta especialmente significativo que la Diputación haga dejación absoluta de las comarcas de Bizkaia mostrando su escaso interés por la cohesión del territorio y condicionando su recuperación económica. Desde Bildu apostamos por otro modelo, un modelo de crecimiento cohesionado que repercuta en el bienestar de las personas y no en el beneficio de unos pocos. En definitiva, una política de promoción económica y empleo con los recursos necesarios para establecer unas garantías reales de competitividad y bienestar social.

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