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Israel ataca a Siria: más gasolina a un fuego sin control de consecuencias impredecibles

Técnicamente, Siria e Israel están en estado de guerra desde la creación del Estado israelí en 1948. La ocupación de los altos del Golán sirios en 1967 añadió nuevos agravios. Bombardeos aéreos sobre campos de entrenamiento de la resistencia palestina a las afueras de Damasco en 2003, destrucción de instalaciones nucleares sirias en 2007... no faltan precedentes al ataque que ayer destruyó el Centro de Estudios e Investigaciones de Siria, según la versión de Damasco o, haciendo caso a lo filtrado por EEUU, un convoy del Ejército sirio con equipos de defensa antiaérea para Hizbulah, en Líbano. Sea como fuera, este ataque vierte más gasolina sobre un fuego descontrolado, que puede tener consecuencias impredecibles.

Quizá Siria no responda dentro de las fronteras israelíes, pero el atentado en Bulgaria contra un autobús de turistas israelíes del pasado mes de julio da pistas de cuál puede ser la respuesta. Por otra parte, si Hizbulah adquiere armamento que cambie el juego de la impunidad aérea israelí en Líbano, y si su arsenal le permite un nuevo equilibrio de disuasión, otra guerra se presenta amenazante en el horizonte. Con Irán de por medio y un Al-Assad con poco que perder.

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