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SEGUNDA B Mendizorrotza

Poca historia en el campo, mucha distancia en la tabla

El Alavés se impuso con comodidad pero sin brillo a un rival que jugó en inferioridad durante más de una hora. El tercer triunfo consecutivo de los albiazules refuerza su liderato, con seis puntos de ventaja.

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ALAVÉS 2

TERUEL 0

GARA | GASTEIZ

Tercera victoria consecutiva para el Alavés, que parece haber recuperado definitivamente su ritmo de marcha más alto. Eso le permite no solo acercarse al play-off a pasos agigantados -solo le apartaría un batacazo mayúsculo e impensable-, sino consolidarse en el primer puesto, que defiende ahora con la mayor renta de la temporada. El buen momento de los albiazules coincide con los titubeos en las últimas semanas del Eibar -que visitará Mendizorrotza la próxima semana-, que se sitúa ya seis puntos por debajo.

El resultado y sus consecuencias fueron, posiblemente, lo mejor de una tarde que no pasará a la historia del fútbol y en la que los albiazules agradecieron la expulsión de un jugador rival antes de la media hora y un penalti a favor cuando el marcador aún no se había movido.

Lo cierto es que el Teruel miró desde el principio con arrojo la portería defendida por Iván Crespo, mientras el equipo de Natxo González optó por desgastar poco a poco a su oponente, que de entrada se mostró ordenado y muy seguro sobre el verde gasteiztarra. Y que tuvo que realizar un gran esfuerzo para defender a Bodo ante los continuos intentos de entrada por banda de su anfitrión. Sacó rédito a su trabajo y apenas pasó apuros en la primera mitad.

Con el choque de lo más apacible llegó la expulsión de Sidibe, rigurosa, que trastocó gravemente los planes de los maños para el resto de la tarde. El Teruel empezó a ceder metros y su técnico acabó por retocar el centro del campo para que el balón no se les escapara excesivamente deprisa. La maniobra se mostró muy efectiva y el equipo visitante volvió a estirarse, aunque sin crear demasiado peligro en la meta de Crespo.

Mejoría con premio

En la reanudación el Alavés saltó más decidido en busca del gol, jugando más arriba y pisando área con mayor regularidad. La recompensa fue inmediata porque no habían pasado diez minutos cuando los albiazules se encontraban con un dudoso penalti en un slalom en el interior del área de Jonan García. Borja Viguera puso su firma al penalti.

Con ventaja en el marcador, la posesión de los locales aumentó y empezaron a verse fisuras en la buena presión que el Teruel había realizado hasta entonces. Los hombres de Natxo González fueron encontrándose cada vez más cómodos, disfrutando prácticamente de toda la posesión, mientras los aragoneses fueron cediendo hasta tres cuartas partes de su terreno de juego. Con uno menos y el esfuerzo de la primera mitad, el cansancio se iba acumulando en las piernas y la única asipuración parecía limitarse a buscar una contra aislada que les permitiese, siquiera, llevarse un punto.

Sin embargo, fueron los locales los que aumentaron su renta con un centro de Óscar Rubio rematado por Guzmán, fruto del dominio constante. Embela buscó el imposible con la entrada de Mitogo, pero su equipo pareció más preocupado por que ese último cuarto de hora no acabara en goleada.

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