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El primer ministro tunecino desoye a su formación por la presión popular

Decenas de miles de personas asistieron a los funerales del opositor Chukri Belaid, tiroteado el miércoles. La marea humana se transformó en una expresión de cólera contra el poder islamista en Túnez, durante la jornada de huelga general. La presión popular ha hecho que el primer ministro, Jebali Hemadi, se enfrente a su partido y mantenga su idea de formar un gobierno «tecnócrata» y convocar elecciones.

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GARA | TÚNEZ

Los llantos y lágrimas y gritos de cólera durante el funeral del líder opositor Chukri Belaid se transformaron ayer en una manifestación popular contra el Gobierno apoyado por los islamistas, al que acusan de la responsabilidad de esta muerte.

Desde el comienzo de la mañana, bajo una persistente lluvia, miles de tunecinos llegaron a despedir al opositor muerto el pasado miércoles, tiroteado frente a su casa. El féretro, envuelto en una bandera de Túnez fue transportado desde su domicilio a la Casa de la Cultura donde una multitud aún mayor esperaba para rendirle homenaje. En el muro blanco del centro cultural, un graffiti negro de un bigote y un lunar recordaba a Bel Aid.

«El pueblo quiere una nueva revolución», «Ganuchi asesino» -en referencia al líder del partido en el poder Ennahda-, «Ganuchi, coge tus perros y vete» se gritó durante el cortejo, que llegó al cementerio rodeado militares y sobrevolado por helicópteros.

El cuerpo del opositor fue enterrado entre gritos de «Ala es grande» y el himno nacional. En el exterior, la Policía disparó gases lacrimógenos para dispersar a jóvenes que incendiaron algunos vehículos. Los incidentes siguieron en el centro de Túnez, a la largo de la avenida Habib Bourguiba.

Huelga general

El Ministerio del Interior calculó que unas 40.000 personas asistieron a los funerales y hubo 132 detenidos.

El país quedó además paralizado por una huelga general convocada por el sindicato Unión General del Trabajo de Túnez (UGTT), que vació las calles e hizo que los transportes tuvieran una actividad mínima y los supermercados, tiendas y café permanecieran cerrados en varias ciudades, mientras el Ejército se desplazaba al centro de la capital. Los vuelos del aeropuerto de Túnez-Cartago se anularon.

Ante la presión popular, que reclama también la dimisión del Gobierno, el primer ministro tunecino, Hamadi Jebali, ignoró a su propio partido, Ennahda, y volvió a defender públicamente su propuesta de formar un Gobierno de tecnócratas y «apolítico». «Mantengo mi decisión de formar un gobierno de tecnócratas y no necesito el aval de la Asamblea Nacional Constituyente», declaró Jebali.

Gobierno casi preparado

Anunció además que «la composición de este gobierno está casi preparada». «Estoy convencido de que es la mejor solución para nuestra situación, pues está al servicio de Túnez y de todos los partidos (...) estoy convencido de que esta decisión evita más tensión», añadió en un discurso televisado al país al final de la jornada de huelga general.

Jebali reconoció que tomó esta decisión de manera individual sin consultarlo con su partido -mayoritario en el gobierno de coalición-, e insistió en que va a «continuar con la realización de esta iniciativa», cuya responsabilidad asume. Para ello, es consciente de que necesitará el apoyo fuera de su formación. «Cuento con que todos la apoyen por el interés y el bien del país y del pueblo», dijo Jebali, que declaró que algunos partidos, que no citó, están empezando a poner condiciones.

División en Ennahda

Esta postura supone enfrentarse a la dirección de su partido, que ha rechazado la posibilidad del gobierno tecnócrata. La víspera, el vicepresidente de Ennahda, Abdelhamid Jalasi, aseguró que este partido «no está de acuerdo con la postura tomada por el jefe del Gobierno».

En su alocución, el primer ministro pidió a la población que se manifieste de manera pacífica e insistió en que las elecciones deben celebrarse rápidamente y que su propuesta «ofrece a todos los partidos y al pueblo alcanzar rápidamente una solución de concordia, un gobierno independiente que trabaje para llevar a cabo los objetivos de la revolución».

De llegarse a formar, el nuevo equipo no necesitaría contar con el visto bueno de la Asamblea Nacional Constituyente, dominada por Ennahda, aunque la presidencia del Estado insistió en que cualquier cambio en el poder debe pasar por la Asamblea.

La división en el partido gobernante añade otro ingrediente a la crisis política y social que vive Túnez. Las movilizaciones por la muerte del Belaid son las mayores desde 2011 y se producen en un tenso contexto de económico y social en el que la miseria y el paro avivan las protestas, de la misma forma que lo hicieron al dar comienzo a la revuelta hace tres años.

Por otra parte, la embajada francesa anunció el cierre de las escuelas francesas durante dos días. También las universidades tunecinas cerraron hasta el lunes.

Una rama de la Liga de Protección de la Revolución, milicia islamista acusada de acciones violentas, anunció su disolución en la ciudad de Siliana, tras «una reunión de urgencia después de consultas con las fuerzas políticas y la sociedad civil».

La milicia indicó que adoptó la decisión «en el interés de nuestra región y nuestro país, donde la disolución de las Ligas se ha convertido en una reivindicación nacional».

policía en coma

Un policía se encontraba ayer en coma tras recibir una paliza por parte de manifestantes en Gafsa, en el centro del país. El miércoles murió un otro policía apedreado en las primeras protestas por la muerte del líder opositor.

UGTT, un sindicato que tardó en sumarse a la revuelta contra Ben Alí

La Unión General del Trabajo de Túnez (UGTT), que convocó ayer la tercera huelga general en su historia para denunciar la muerte de un líder opositor, fue fundada en 1946 por Farhat Hached, líder nacionalista, cuya muerte en 1952 se atribuyó a una organización paramilitar bajo protección del Estado francés, y era el único sindicato hasta la revuelta de 2011. Afirma tener medio millón de afiliados y siempre ha sido un movimiento muy politizado que incluso participó en el gobierno tras la independencia de 1956, antes de oponerse al presidente de la República, Habib Bourguiba. Bajo el régimen de Ben Alí (1987-2011) fue la única fuerza de implantación nacional junto al partido en el poder (RCD). Siguió entonces una política de consenso y llegó a dedicar elogios al presidente derrocado.

La dirección de la UGTT tardó en sumarse al levantamiento popular contra Ben Alí, mientras sus bases participaban en la revuelta. Desde la victoria islamista de Ennahda en las elecciones del 23 de octubre 2011, la UGTT mantiene tensas relaciones con el poder, que se transformaron en conflicto abierto cuando las milicias gubernamentales atacaron la sede del sindicato en la capital. Convocó entonces una huelga general, antes de echarse atrás por la estabilidad del país. No obstante, ha seguido participando en movilizaciones por conflictos sociales que desde verano se han agudizado por el paro y la miseria. A lo largo de su historia ha organizado dos huelgas generales: en 1978, cuya represión provocó docenas de muertos y un paro de dos horas el 14 de enero de 2011, el día que cayó Ben Alí. GARA

Las protestas en Egipto derivan de nuevo en cargas policiales junto al palacio presidencial

La jornada de protestas convocada ayer en Egipto por formaciones opositoras como «Viernes de la dignidad» acabó de nuevo en cargas policiales en torno al palacio presidencial. La oposición reclama un gobierno de unidad nacional, una revisión de la Constitución redactada por una comisión dominada por islamistas y garantías de la independencia del poder judicial. Al son de tambores y con banderas egipcias, miles de personas partieron de varios barrios de El Cairo hacia la plaza Tahrir y hacia el palacio presidencial gritando lemas como «El pueblo quiere la caída del régimen», y otros contra el presidente, Mohamed Morsi y los Hermanos Musulmanes o tachando al Ministerio del Interior de «matón». Al anochecer las protestas se endurecieron y la Policía cargó con gases lacrimógenos en torno al palacio presidencial, mientras grupos de manifestantes lanzaban cócteles molotov. También se produjeron enfrentamientos en varias ciudades de la provincia de Gharbiya, en el delta del Nilo, donde se registraron 28 heridos. En Alejandría cinco personas también resultaron heridas. Estas manifestaciones se producen tras varios sucesos ligados a la brutalidad policial, así como después de conocerse dos edictos religiosos (fatuas) que llaman a matar a líderes de la oposición. GARA

aviso jihadista

El principal grupo jihadista tunecino, Ansar Al Sharia, pidió a los islamistas que pongan fin a sus divisiones para evitar «una guerra civil». «Hacer más concesiones, soltar lastre en este momento crucial no puede conducir más que al suicidio político», advirtió su líder, Abu Iyadh -acusado de estar detrás del ataque a la embajada de EEUU en setiembre-, a la dirección de Ennahda.

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