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Xabier Silveira Bertsolari(a)

Cuando nadie entiende nada

Los medios de comunicación, todos sin excepción, no venden noticias, venden opinión. Lo que dicen que sucede no está pasando. Aunque jamás se diera el hecho, lo hacemos verdad cuando lo aceptamos

En esta eterna espera, desidia y pereza, mirando a ver si acaba esta y comienza la cuarta gran guerra, parece que la tercera ni siquiera lo sea. La gente pasea distante entre fosas comunes construidas en enormes nichos verticales, apático como quien dice «a mí me gusta ver zombis, pero solo en la tele». Como quien mira al espejo y no es capaz de reconocerse. Malos tiempos para quien augura un cambio de era, para quien adelanta la masiva y universal toma de conciencia entre las clases hambrientas; a saber, el noventa por ciento de los habitantes del planeta.

Qué tiempos aquellos en los que el hambre agudizaba el ingenio. Ahora la máxima es otra, la siguiente: Explota, roba, tortura, que la tele todo lo arregla.

Permitidme un inciso, ahora sigo, pero ¿y los presos?

Sigamos, como si nada. La tele manda, la radio ayuda, por eso en los pocos países donde no decide todo el ala oeste de la Casa Blanca las cuelgan en los cables de la luz que atraviesan las calles que rodean la kashba. Ellos, extremistas. Nosotros, civilizados. Con el resto de especies animales es idéntica la catalogación. Los hay salvajes y domesticados. No negaré que algún loco que otro pueda ver esto como una mera forma de no llamarlos a unos libres y al resto sometidos. Como digo, algún loco.

Pero para loco quien por primera vez decidió actuar tras planear la reacción que provocaría su acción y así poder tener preparada ya la respuesta siguiente. Saber jugar al ajedrez no sirve para mucho más que para jugar al ajedrez, dijo Andoni Egaña, y con los bertsos pasa igual, aunque se imponga a los niños en horas lectivas. Lo que sí que sirve para ambas disciplinas es entender la vida, la evolución de las gentes y la ebullición de sus mentes. Pillar onda de lo que se cuece, para ser exactos. A todo esto, ¿sabe alguien algo de los presos?

Ser consciente del momento no supone tener un cerebro capaz de recibir la información que los ojos u oídos le envían. Al contrario, si la mente no es capaz de decir a los ojos u oídos qué están viendo y qué están escuchando, apaga y vayámonos.

Ejemplo: La lista esta del PSOE que va como que es de Jarrai, porque no es del partido, sino de las Juventudes Socialistas y solo gana 4.000 al mes, La Talegón, la del discurso que sacudió conciencias, dicen, en la internacional socialista. Pues menos una joven indignada con sus jefes, en ese discurso pensado para las cámaras, hay de todo. Nada se ve dependiendo de cómo se mira, solo se ve si se mira para ver. Y de no hacerse así, pasa un oso polar ante el culo que contemplamos y ni si quiera percibimos el pez que se revuelve en su boca.

Los medios de comunicación, todos sin excepción, no venden noticias, venden opinión. Lo que dicen que sucede no está pasando. Aunque jamás se diera el hecho, lo hacemos verdad cuando lo aceptamos. Como cuando lo españoles creen que la revolución ya está en marcha al poner al Follonero o al Gran Wyoming. Por cierto, ¿alguien ha oído algo de los presos?

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