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El fraude con la carne de caballo apunta ahora al riesgo sanitario

El escándalo europeo del etiquetado de platos preparados con carne de caballo como carne de vacuno se extiende por Europa y adquiere ahora una dimensión sanitaria, tras los análisis en Gran Bretaña que apuntan a una posible contaminación con un antiinflamatorio. Un informe del Parlamento británico alertó de que el alcance de la contaminación con carne de caballo puede ser «asombroso» y a «escala masiva».

GARA | BRUSELAS

El escándalo de la carne de caballo que ha aparecido en platos preparados vendida como carne de vacuno va más allá del fraude del etiquetaje al que apuntaba en un principio la Comisión Europea, que excluía el riesgo sanitario. Las autoridades británicas anunciaron que varias carcasas de caballos matados en Gran Bretaña y enviados al Estado francés contenían trazas de fenilbutazona, un analgésico prohibido en la alimentación, y que «pueden haber entrado en la cadena alimentaria».

Los resultados de análisis a 206 muestras de carne equina detectaron este medicamento en ocho de ellas, de las que seis se enviaron al Estado francés. La Agencia de Seguridad Alimentaria indicó que trabajaría con las autoridades francesas para intentar encontrarlo.

Según el Ministerio británico de Sanidad, este medicamento utilizado en caballos también se prescribe a «algunos pacientes con una forma severa de artritis» y la carne que lo contiene tiene un «muy bajo riesgo para la salud humana». «En los niveles en los que se ha encontrado, una persona debería comer entre 500 y 600 hamburguesas cada día, compuestas en un 100% por carne de caballo, para aproximarse a la dosis diaria límite para el hombre», aseguró.

La aparición del analgésico se añade al caso de la carne de caballo detectada en productos Findus bajo etiquetado de carne de vacuno, que afecta ya a varios países europeos. Ayer se extendió a Alemania, donde los supermercados Real reconocieron que pruebas en lasañas congeladas de una de sus marcas revelaron la presencia de carne de caballo no indicada en la etiqueta. En este caso no hay riesgo para la salud, aunque los productos han sido retirados.

Campaña de análisis de la UE

En todo caso, la Unión Europa ha decido iniciar una campaña de análisis de ADN en todos los Estados miembros y confiar a Europol la coordinación de las investigaciones judiciales. Tras una reunión de crisis el miércoles entre los siete países afectados hasta ese día -Estado francés, Gran Bretaña, Rumanía, Suecia, Luxemburgo, Polonia y Holanda- el comisario europeo de Salud y Política de Consumo,Tonio Borg, anunció que además de 2.500 test de ADN, se llevarán a cabo casi 4.000 controles en mataderos para detectar la posible presencia de fenilbutazone. Sin embargo, no se realizarán sobre alimentos preparados, sino solo sobre carne de caballo sin procesar. Según la Comisión Europea, «nada impide a los Estados miembros ir más allá» y llevar a cabo esos análisis.

El primer país europeo que detectó ADN de caballo en hamburguesas etiquetadas como vacuno fue Irlanda. Más tarde, el fabricante Findus señaló que algunas lasañas de ternera, suministradas por la compañía francesa Spanghero, propiedad de la vasca Lurberri, contenían carne de caballo procedente de Rumanía pero que había pasado por varias empresas intermediarias más. Así, había sido negociada por comerciantes en Chipre y Holanda antes de ser adquirida por Spanghero y ser elaborada por Comegel, de Luxemburgo.

Y el fraude se extiende por Europa, porque ya han aparecido trazas de carne de caballo en Noruega y Suiza.

«Fraude a escala masiva»

Un informe de la comisión de Alimentación del Parlamento británico alertó ayer de que el alcance del fraude con carne de caballo etiquetada como vacuno puede resultar «asombroso» y ser «a escala masiva».

«Los consumidores británicos han sido engañados cínica y sistemáticamente por la industria alimentaria para elevar sus beneficios», afirmó el estudio de la comisión.

La diputada laborista Kerry McCarthy mostró su preocupación porque los productos contaminados que han salido hasta ahora a la luz no sean más que la «punta del iceberg» de una práctica habitual en la industria.

Las autoridades del condado de Staffordhshrie han retirado cualquier producto elaborado con carne de ternera de los comedores escolares como medida de precaución. Un supermercado chipriota destruyó 16 toneladas de carne picada aunque no se ha detectado presencia de carne de caballo.

Funcionarios británicos y franceses han llegado hablar de «una conspiración criminal internacional», organizada por mafias para conseguir vender caballos por vacunos

Las primeras miradas se dirigieron a mataderos rumanos. Se trataría de aprovechar el desplome de los precios de la carne equina en Rumanía, pero su Gobierno reaccionó con enfado por las sospechas. Uno de los mataderos dudosos está vinculado al viceministro rumano de Agricultura, propietario de un emporio cárnico. El ministro, Daniel Constantin, subrayó que ningún estado europeo había señalado con el dedo a Rumanía en la reunión de Bruselas. «Es imposible que el fraude haya sido cometido en nuestro territorio y por las dos sociedades que han distribuido la carne de caballo en la UE», aseguró.

750 toneladas

El escándalo europeo de la carne de caballo falsamente etiquetada afectó a 750 toneladas que sirvieron para fabricar más de 4,5 millones de platos fraudulentamente vendidos en 13 países europeos, según la agencia francesa antifraudes.

europol

La agencia europea de Policía (Europol) coordinará las investigaciones en marcha en distintos países de la UE para aclarar el origen del fraude de la carne de caballo. Europol afirmó que «es crucial que todos los Estados miembros implicados entreguen la información necesaria».

Londres detiene a tres personas y París acusa a la empresa Spanghero

Agentes de Policía que investigan el escándalo por la carne de caballo etiquetada como vacuna detuvieron a tres personas en Gran Bretaña por un supuesto delito contra la Ley de Fraude. Los agentes arrestaron a dos hombres en la compañía Farmbox Meats Ltd, situada en Llandre, en Gales. Una tercera persona fue detenida en el matadero Peter Boddy Licensed, en Todmorden, Yorkshire. Las dos empresas en las que trabajan los tres detenidos han negado cualquier irregularidad, pero la Agencia de Calidad Alimentaria de Gran Bretaña mantiene suspendidas las actividades en ambas compañías. Además, el Gobierno francés acusó la empresa Spanghero, propiedad de la compañía vasca Lurberri, y suministradora de Findus. «Spanghero sabía que etiquetaba como vacuno la carne de caballo» o «al menos hay una sospecha fuerte», declaró el ministro francés de Consumo, Benoît Hamon, al presentar los resultados de la primera investigación. Hamon explicó que Spanghero había importado la carne desde Holanda y que, cuando lo hizo, se precisaba que era de origen rumano y que se trataba de caballo. También dijo que el grupo francés Comegel, que elaboró platos preparados para varias marcas, debería haberse dado cuenta de que la carne de Spanghero, tanto por el color como por el olor, no se correspondía con el vacuno marcado en las etiquetas. El Gobierno francés suspendió la actividad de Spanghero y tras un análisis posterior decidirá si la retirada de la autorización sanitaria es definitiva. La empresa aseguró que actúo de buena fe y que la investigación «aclarará eventuales errores». GARA

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