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Un supuesto caso de espionaje masivo sacude la política catalana

La grabación de una reunión entre la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, y la exnovia del hijo mayor de Jordi Pujol, Victoria Álvarez, por encargo del PSC ha destapado una supuesta trama de espionaje dentro de la clase política catalana, que amenaza con convertirse en un particular «Watergate».

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Beñat ZALDUA | BARCELONA

Alos casos de corrupción que, igual que en el Estado español, amenazan con llevarse por delante a parte de la clase política tradicional, en Catalunya se les ha sumado en los últimos días un supuesto caso de espionaje entre partidos que ni los escritores de novelas policíacas osarían imaginar. Todo estalló el pasado lunes, cuando el diario «El Mundo» afirmó que la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, se reunió en julio de 2010 con Victoria Álvarez, la exnovia de Jordi Pujol Ferrusola, el hijo mayor del expresident Jordi Pujol, para explicarle que realizó varios viajes con su expareja a Andorra cargando grandes sumas de dinero en billetes de 500 euros. Pero el plato fuerte de la noticia no era ese, sino la afirmación de que el PSC contrató a una agencia de detectives privados para grabar aquella reunión.

Desde entonces, la magnitud del supuesto caso de espionaje no ha hecho más que aumentar. El ex secretario de organización del PSC y ahora diputado en el Congreso, José Zaragoza, a quien las informaciones apuntaban como responsable de encargar la grabación, ha negado cualquier tipo de espionaje a otros partidos, pero ha admitido contactos y contrataciones varias con Método 3, la agencia de detectives que habría grabado la conversación entre Sánchez-Camacho y Álvarez en el restaurante barcelonés La Camarga. Además, los medios de comunicación no han tardado en hacerse eco de una coincidencia: la detective de la agencia Elisenda Villena, que ha reconocido haber recibido encargos de seguridad por parte de los socialistas catalanes, es la hermana de la asesora jurídica del PSC, Anna Villena.

Pero mientras unos ponían el foco en el PSC, otros destacaban que la misma agencia había sido contratada por otros partidos políticos, incluido el PP, que recurrió a sus servicios para demostrar que un militante de ERC habría amenazado de muerte al líder de los populares catalanes en Barcelona y hermano del actual ministro de Interior, Alberto Fernández Díaz. Diversas informaciones también han apuntado a diferentes encargos de otras formaciones, todavía sin pruebas contrastables.

Espionaje generalizado

Pero el juego de detectives no parece quedarse entre el PP y PSC. «La Vanguardia» abrió el periódico del jueves con el titular «Políticos de distintos partidos fueron espiados en Catalunya». Citando fuentes policiales, el diario catalán aseguraba que Método 3 «ha desarrollado no una sino varias operaciones de espionaje en el restaurante La Camarga y en otro conocido local que como el anterior suelen ser frecuentados por dirigentes políticos y directivos empresariales».

Ahondando en el caso, varios medios publicaron ayer que la Policía española ya está estudiando el caso y que el fiscal jefe de Catalunya se está planteando abrir una investigación general para tratar de esclarecer el alcance del espionaje. Citando siempre fuentes policiales cercanas a la investigación, «El País» aseguró que un expolicía y antiguo trabajador de Método 3 habría entregado a la Policía los archivos de audio de la reunión de Sánchez-Camacho, «así como decenas de informes sensibles que manejaba la agencia de detectives privados y que incluyen investigaciones a responsables políticos, empresarios, jueces y fiscales». Recurriendo a fuentes similares, «La Vanguardia» aseguró que «la red de escuchas, grabaciones secretas e informes realizó más de 500 dossieres sobre dirigentes de partidos catalanes, empresarios, personalidades y destacados miembros de la sociedad civil». Añadió además que «estos informes fueron encargados y pagados por un gran abanico de formaciones políticas».

Si bien los casos de corrupción generan el rechazo y la indignación de la sociedad, este supuesto caso de espionaje ha dejado estupefacta a la sociedad catalana, en la que apenas se han generado reacciones, a la espera de sacar algo en claro de estas informaciones. Mientras tanto, nadie habla de los billetes de 500 ni de que, precisamente, esta fuese una de las informaciones con las que el propio diario «El Mundo» se convirtió en el centro de la última campaña electoral catalana.

Los partidos, entre la estupefacción y la negación

Como no podía ser de otra manera, los partidos políticos no han tardado en reaccionar ante un caso en el que podrían llegar a estar implicadas numerosas formaciones. Desde el PSC niegan cualquier encargo de espionaje a Método 3 y, aunque han admitido tratos con la agencia, su secretario general, Pere Navarro, aseguró ayer que «sean del partido que sean», los encargados del espionaje deben dimitir. Navarro también afirmó creer a José Zaragoza, al que han apuntado como responsable del encargo, cuando afirma no tener nada que ver con la trama. De hecho, Zaragoza ha anunciado que se querellará contra la publicación que informó del caso, igual que, por su lado, la líder del PP, Alicia Sánchez-Camacho, ya ha denunciado a Método 3 por haberla espiado. Por su parte, y en contra de lo publicado por algunos medios ayer, Convergéncia aseguró que «nunca han contratado los servicios de ninguna empresa, ni directa ni indirectamente». B.Z.

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