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DIAGONAL | Adrià Alemany, 2013/2/12

David contra Goliat en el debate sobre las hipotecas

Desde hace años la voz organizada de los afectados viene advirtiendo de las consecuencias de un procedimiento de ejecución hipotecaria que ya se ha llevado por delante a más de 400.000 familias. El marco legal que regula los impagos de hipotecas condena a familias insolventes a la exclusión social y las deja sin margen para rehacer sus vidas ni horizonte alguno de recuperación. Una advertencia que ha sido ignorada por los gobiernos de PP y PSOE. A través de la campaña Stop Desahucios, la sociedad civil ha liderado una denuncia que, poco a poco, ha acaparado la atención en los medios y condicionando la agenda política. (...)

Los suicidios de Granada y Barakaldo son tan solo la punta del iceberg. La gota que colma el vaso. La ciudadanía ve cómo el dinero que se sustrae de sanidad y educación se utiliza para rescatar entidades financieras que desahucian a familias con niños mientras continúan especulando y acumulando viviendas vacías. PP y PSOE, que hasta la fecha habían bloqueado en el Congreso las demandas de los afectados, se han visto obligados a organizar una cumbre de urgencia para abordar el tema. Puro teatro. Incapaces de alcanzar un acuerdo, el Consejo de Ministros ha aprobado una moratoria en los desahucios de dos años para colectivos de extrema vulnerabilidad. Un Real Decreto Ley que antes de ver la luz pública ha pasado el filtro de la patronal bancaria. La crítica al decreto es unánime. La moratoria excluye la inmensa mayoría de los casos y no modifica una coma del procedimiento actual, que condena a las familias a una deuda de por vida.

Sin embargo, sería un error que el árbol no nos dejase ver el bosque. La realidad es que Goliat empieza a tambalearse ante una presión social que no da tregua. La retroactividad de la dación en pago ya no es un tabú. La moratoria de los desahucios era impensable hace apenas un año e incluso la creación del banco malo abre un contexto de oportunidad para reconvertir el parque de viviendas en manos de los bancos en un parque de alquiler social. (...)

Si el Gobierno se obstina en no escuchar a la ciudadanía para plegarse de nuevo a los intereses de las entidades bancarias, se encontrará con que la práctica de la desobediencia civil se extienda a cada vez más ámbitos. Jueces, funcionarios de los juzgados, municipios rebeldes, cerrajeros y hasta algún sindicato de policía ya lo han insinuado. La PAH, con el incuestionable apoyo del 15M, ha conseguido lo más difícil: articular unas demandas en las que se reconoce el 99% y mostrar al rey desnudo. Hemos cambiado la lógica y el miedo está de su lado. Tenemos a Goliat contra las cuerdas con síntomas de fatiga. No le dejemos respirar.

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