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Libia celebra el segundo aniversario de la revuelta con promesas de reformas

Libia celebró ayer el segundo aniversario de la revuelta popular que en 2011 derrocó al régimen de Muamar Gadafi, en un ambiente de tensión por temor a posibles actos de violencia en un país dominado por la inseguridad desde hace dos años y entre las promesas del poder, que admitió no haber cumplido con su deber, de acelerar las reformas, sobre todo en relación a la Constitución, la justicia y la reconciliación.

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GARA | BENGASI

Las autoridades libias prometieron a acelerar las reformas con motivo del segundo aniversario de la revuelta que derrocó el régimen de Muamar Gadafi, en cuya celebración no se produjeron incidentes pese a los temores por la inseguridad en la que se hundió el país tras la caída del coronel.

Desde el viernes, fuegos artificiales y canciones patrióticas marcaron las celebraciones, mientras aviones de combate y helicópteros militares sobrevolaban la capital. Anoche miles de personas se reunieron en Trípoli y Bengasi, cuna de la revuelta, en un ambiente festivo al son de canciones patrióticas y ondear de banderas libias postGadafi.

«Este es el pueblo libre de Libia. Nadie puede estropear nuestra celebración. ¿Dónde está Gadafi? ¿Dónde están sus esclavos? Que nos miren y se mueren de frustración», bromeó un joven.

La celebración se realizó en medio de grandes medidas de seguridad y en un ambiente de tensión, ya que las autoridades han advertido de nuevo sobre posibles intentos de los partidarios de Gadafi de aprovechar la oportunidad para «sembrar el caos».

Las fuerzas de seguridad, el Ejército y los antiguos rebeldes fueron movilizados en Trípoli y Bengasi, donde se multiplicaron los puestos de control.

El punto culminante de las celebraciones fue un acto oficial en la plaza Tahrir de Bengasi, donde Mohamed al-Megaryef, presidente de la Asamblea Nacional y máxima autoridad en el país, admitió que el país se enfrenta a muchos retos, sobre todo a la inseguridad a la que las nuevas autoridades no consiguen hacer frente. Reconoció que el nuevo régimen no ha cumplido con su deber, aunque lo achacó a que «partimos de cero».

«El caos de la seguridad tiene un enorme coste para el país», sobre todo porque impide el regreso de las compañías extranjeras que abandonaron de Libia durante la guerra, dijo Al-Megaryed ante cientos de personas.

Se comprometió a acelerar la redacción de la Constitución así como las reformas en los ámbitos de la justicia y de la reconciliación nacional. Y prometió también poner fin a la discriminación de varias regiones en Libia, en particular el este, y mejorar el nivel de vida de los habitantes. «Prometemos que se pondrá fin a la negligencia que siente Bengasi y presionaremos para que el Gobierno reparta la riqueza con equidad por todo el país», añadió, antes de prometer dinero para cada familia por este aniversario.

«El Gobierno no escatimará esfuerzos para consolidar la soberanía, la independencia y la estabilidad del país», declaró, por su parte, el primer ministro, Ali Zeidan, en un discurso en la televisión estatal, haciendo hincapié en que «todas las disposiciones se adoptarán en favor de una descentralización del poder».

En Bengasi, el ambiente festivo no impidió que espontáneos instaran a las nuevas autoridades a «corregir el proceso de la revolución» y reclamaran una mayor descentralización del poder.

Según los manifestantes, las nuevas autoridades no han avanzado en el cumplimiento de «los objetivos de la revolución». El nuevo régimen está tardando tarda según ellos en establecer la justicia, en reactivar la economía y en redactar una Constitución.

«No estoy aquí para celebrarlo. Una revolución se celebra cuando se cumplen sus objetivos. En Bengasi seguimos planteando demandas, pero no ocurre nada», se lamentó Mohammed al-Shokri.

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