GARA > Idatzia > Kultura

CRíTICA ópera

La polémica no empañó las voces

p040_f02_90x52.jpg

Mikel CHAMIZO

Estas “Vísperas Sicilianas” en francés que la ABAO estrenó el sábado levantaron muchas interrogantes. La función del crítico es juzgar lo que fue, no lo que hubiera sido deseable, pero me pareció que la versión francesa de este título verdiano había sido introducida con calzador en una producción de Davide Livermore que respira italianismo por sus costuras, que toma como punto de partida un suceso traumático para el país transalpino como fue el asesinato del juez Giovanni Falcone en 1992 y que, además, fue pensada específicamente para la versión italiana de la ópera. ¿Por qué no ofrecer, entonces, esa versión italiana? En Bilbo se incluyó además la media hora de ballet que solo está en la versión francesa, con la particularidad de que no se bailó, un sinsentido que rompió el ritmo de la función. Además el vídeo que sustituyó a la danza, una sucesión de imágenes del 15-M, la huelga sanitaria, desahucios, etcétera, acompañadas de palabras como «solidaridad» o «justicia», debió de resultar insoportablemente ofensivo para cierto sector del público, que se puso a abuchear. Es una pena que esta inclusión innecesaria de la partitura del ballet y la floja solución escénica que se le brindó empañase la impresión general del trabajo de Livermore, que era notable y rico en significados, con escenas de gran intensidad dramática y transiciones muy bien resueltas, además de momentos de sarcástico sentido del humor que aligeraron un poco las cuatro horas y media de la función. Lo que sí se le puede objetar a Livermore es que la suya es una visión difícil de descifrar si uno no conoce suficientemente la obra y no ha leído previamente el planteamiento escénico que propone.

Al margen de la producción, la del sábado fue una noche de importante nivel canoro. El gran triunfador fue el tenor Gregory Kunde, que a sus 58 años conserva unos agudos magníficos y una línea de canto de sabiduría y elegancia únicas en el panorama internacional. Además tiene el don de que el resto de los cantantes se crecen cuando comparten escenario con él. Fue el caso de Stoyanov y Ulyanov, que rindieron de forma notable en sus pasajes a solo pero que construyeron momentos realmente vibrantes en sus escenas junto a Kunde. La grata sorpresa de la noche fue la soprano Haroutounian, sustituta de Tamara Wilson. Quizá sus registro medio y grave no son lo que se esperaría de una soprano lírica que se presenta como spinto, pero sus agudos fueron cristalinos y de un control técnico admirable. Sus “Ami…le coeur d’Hélène” y “La brise souffle au loin” fueron páginas estupendas. El Coro de la Ópera de Bilbao, que tenía un papel importante en esta ópera, no parece estar atravesando su mejor momento: desde su entrada en el primer acto quedaron en evidencia los desajustes y una sonoridad devaluada con respecto a temporadas anteriores. Mucho mejor estuvo en el foso la Orquesta de Euskadi, que tras algunos despistes iniciales en la obertura, dotó a la función de la solvencia expresiva e intensidad dramática que exigió el director John Mauceri.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo